La empresa de seguridad del Aeropuerto Josep Tarradellas-Barcelona El Prat ha reventado precios antes de la huelga de vigilantes por las condiciones laborales en los filtros de seguridad. El grupo holandés-israelí I-Sec ha presentado bajas de hasta el 10% para ganar más contratos de vigilancia en el hub aéreo de la Ciudad Condal pese al conflicto con los arcos detectores, que se sustanciará en una huelga indefinida a partir del 10 de agosto.
Fuentes conocedoras de la infraestructura apuntan a que I-Sec, adjudicataria de los filtros de El Prat, ha presentado ofertas "muy a la baja" para quedarse con los dos lotes de seguridad del concurso nacional que pilota el operador aeroportuario Aena: los lotes 4, del control de pasajeros, y 5, el control interno.
Según los mismos interlocutores, estas rebajas son del 10% en el lote 4 y del 4,40% en el 5. Proponen de este modo presupuestos muy inferiores a Trablisa-Visabren, su único rival, y se acercan a la adjudicación. La mallorquina ha bajado solo un 3,5% y un 0,32% sobre el presupuesto de licitación, que es de 148 millones en el contrato más lucrativo.
Silencio
A la espera de que se fallen el concurso público abierto, I-Sec se enfrenta a otro quebradero de cabeza: una huelga indefinida de vigilantes de seguridad. Como avanzó este medio, los cerca de 560 trabajadores de El Prat están llamados a dejar sus puestos de trabajo a partir del 10 de agosto en tres franjas horarias, las que coinciden con las horas de mayor tráfico aéreo.
La compañía no ha respondido sobre cuáles son sus planes para operar ante esta protesta. Por su parte, un portavoz de Aena, gestor del aeropuerto barcelonés, ha recordado que se trata de un conflicto externo, entre una empresa adjudicataria y sus trabajadores. La compañía, pues, no puede intervenir.
Implacable
El pulso entre I-Sec y los vigilantes llega envenenado a la huelga. La empresa anuló un beneficio laboral en abril: pasó de pagar las nóminas antes de final de mes a hacerlo durante los primeros cinco días. Lo hizo como represalia a las denuncias ante la Inspección de Trabajo que le había interpuesto el comité por la operativa de la compañía.
Según una misiva interna a la que ha accedido este medio, I-Sec modificó el pago de nóminas como respuesta a los escritos interpuestos ante la autoridad laboral. Las denuncias se referían a cuestiones que se reivindicarán durante la huelga. La compañía los encajó mal y eliminó un beneficio destinado a "trabajadores con hipotecas o pagos recurrentes a principio de mes: les obligó a tener suficiente dinero en la cuenta".
¿Quién es I-Sec?
La nueva protesta de los vigilantes de seguridad ha enredado a otra adjudicataria de Aena. En 2017, fue Eulen la que salió del aeropuerto de Barcelona por la puerta de atrás tras un conflicto en los arcos de seguridad. En 2019, fue Trablisa la que lidió con una protesta.
La próxima semana será I-Sec, una firma con sede en Países Bajos que en España comanda Ignacio Gracia, ex alto cargo de Real Madrid TV. La empresa de seguridad es filial del gigante ICTS International, un conglomerado especializado en servicios aeroportuarios que fundaron en 1982 miembros del Shin Bet, el servicio de inteligencia interno israelí, y exdirectivos de El Al, la aerolínea de bandera del estado del Oriente Próximo.
Equilibrio sindical
En el otro lado de la protesta, figuran los cinco sindicatos que la firman: CSIF, RoS, Ates, ADN Sindical y STS-C. Fuentes del sector recuerdan la "conflictividad" que han mostrado de forma histórica algunos miembros del comité, como la propia Genoveva Sierra (RoS), exactivista de Prou, la central que pilotó la huelga de vigilantes en 2017. Fue la protesta más caótica y terminó con la intervención de la Guardia Civil en los arcos detectores.
Algunas voces, pues, achacan la nueva movilización de 2023 a "más un pulso interno por la representación sindical que por una necesidad real de ir a la huelga". Otras voces sí avalan el conflicto y recuerdan la nula predisposición de I-Sec a negociar.
Impacto sobre el tráfico aéreo
En todos los escenarios se temen las consecuencias de los paros sobre los pasajeros. Cabe recordar que la movilización arrancará en pleno Puente de la Asunción, la enésima operación salida de verano en la cual El Prat llegará a los 1.000 vuelos al día o se quedará cerca de esta marca.
Si los arcos detectores no operan al 100%, podría haber colas e incluso la posible pérdida de vuelo, por lo que se pide calcular bien el tiempo de antelación con el que se llega al aeropuerto. También se apunta a una derivada política. El uso de algunos partidos nacionalistas de la huelga para lanzarse contra la gestión de Aena en plenas negociaciones para intentar desbloquear la investidura de Pedro Sánchez.
En este sentido, cabe recordar que las movilizaciones anteriores obligaron a tomar medidas drásticas. En 2017 y con un caos mayúsculo en los filtros, se militarizaron los arcos con la Guardia Civil y se impuso una mediación obligatoria que terminó en laudo. En 2019, Aena desplegó un plan de contingencia para evitar apiñamientos en los controles. Queda por ver el impacto que tendrá esta nueva protesta.