La errática estrategia de Fairmont le ha llevado a quedarse sin hotel en España. Y no es algo que alegre al sector turístico, pues se recuerda que la marca es una de las "mejores" del grupo francés Accor. La cadena canadiense ha cedido la gestión del Juan Carlos I por orden judicial, como avanzó ayer este medio y, además, se quedará sin indemnización. Paga de este modo un precio alto por movimientos como el traslado de la sede del grupo a Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Lo explican fuentes del sector hotelero, que lamentan que "España se haya quedado sin un hotel Fairmont, una marca muy valiosa". De hecho, según algunos consultores del sector alojativo, la cadena aporta "mucho más valor que Meliá" por tamaño y reputación, y su pérdida supondría, pues, una mala noticia para Barcelona y el resto del país.
"Les penalizó ser una multinacional"
La capital catalana tiene ahora otro proyecto hotelero de mucho nivel para el Juan Carlos I: el que impulsan el inversor Tyrus Capital y Meliá Hotels International. Reabrirán el hotel de 430 habitaciones -una treintena de ellas, suites- con el nombre de Miranda de Pedralbes.
Pero es que pudo no haber sido así. Cuando Tyrus compró la deuda del resort urbano y se hizo con la propiedad, entró a negociar con Fairmont, que era el operador hasta aquel momento. Pero no hubo manera. "Las multinacionales tienen grandes ventajas comparado con los grupos nacionales, pero en este caso, ser grande les penalizó", explican fuentes conocedoras de las conversaciones.
El traslado de la sede de Accor castigó a Fairmont
Cabe recordar que la sociedad gestora del Juan Carlos I, Barcelona Project's SA, entró en preconcurso en marzo de 2021, tal como explicó Crónica Global. Cerrado desde un año antes por el Covid, y en pleno proceso de una complicada venta, el hotel necesitaba de tesorería. Finalmente, entró en concurso de acreedores en septiembre de 2022.
En aquel momento, los gestores "necesitaban una respuesta rápida, inversores que movilizaran rápido, pues los costes de mantener el hotel cerrado eran altísimos". En este escenario, comenzó la negociación con Fairmont, cuyo contrato se encontraba "en suspensión". No llegó a buen puerto.
Barcelona Project's y la cadena canadiense no se entendieron. "No ayudó que Accor, matriz de Fairmont, se trasladara a Dubái. Se necesitaba de interlocución rápida para cerrar cosas. Y no había nadie disponible". En paralelo, llegó la posibilidad de Meliá, que ha colaborado con Tyrus Capital en otros proyectos hoteleros. Y sí hubo acuerdo con el Juan Carlos I.
El recurso, camino difícil
El hotel reabrirá como Meliá Miranda de Pedralbes. Ayer, el juez de la sala de lo Mercantil número 11 de Barcelona, José María Fernández Seijo, validó que Fairmont no debe seguir como explotador. Y que no tiene derecho a ninguna indemnización, pues la situación de insolvencia hacía necesario resolver la situación para dejar paso a los nuevos gestores. La firma pedía 19 millones de euros por la rescisión de contrato. No los tendrá.
Es cierto que le queda a Fairmont una vía: un recurso a la Audiencia Provincial. Pero el segundo nivel judicial "difícilmente corregirá" una resolución durísima de la primera instancia. En paralelo, la canadiense también ha recurrido el convenio que ha permitido al hotel salir del concurso de acreedores. También se considera complejo que su queja prospere, precisan fuentes jurídicas. Hay un 70% del total de la masa de acreedores que han dado el visto bueno al plan para superar la insolvencia.
"Interpretación errónea"
En una nota emitida a última hora de la noche de ayer, Fairmont confirmó que llevará el pleito civil al segundo nivel judicial. La enseña arguye que la sentencia "hace una interpretación errónea" de la suspensión del contrato, que tuvo lugar "para proteger a los trabajadores y la integridad del mismo complejo. Tuvo que ponerse el contrato, subrayó, porque el propietario no pagaba los seguros obligatorios y no había compañía aseguradora que accediera a emitir nuevas pólizas".
La marca insiste en su "compromiso" con la capital catalana, que ha demostrado, dice, por medio de una gestión "exitosa". Una explotación que se inició en 2014, cuando tomó el hotel en situación de "bancarrota" y le inyectó 10 millones de euros solo de inicio.
Fin al calvario
Cualquiera sus argumentos, el juez desbrozó ayer las últimas ramas que obstaculizan la reapertura del hotel Juan Carlos I de Barcelona como el duodécimo cinco estrellas gran lujo de la capital catalana. Y no es uno cualquiera, pues lleva aparejados unos jardines, un spa y el Palau de Congressos de Catalunya. Sin perjuicio de que la torre central del alojamiento fue reformada en 2015 para la llegada de Fairmont. Ambas credenciales, el lujo y el espacio congresual, convencen al sector.
Con la chapa y pintura en marcha, y con un nuevo operador ilusionado con el proyecto, la capital catalana verá como su gran coloso en el extremo sur de la avenida Diagonal reabrirá. También significará un respiro para los más de 330 trabajadores, que llevan tres años encadenando expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE). La situación del establecimiento se ha despejado finalmente en los tribunales.