A pesar de su elevada deuda y de estar inmersa en un contencioso judicial por el control del grupo, Celsa prevé cerrar el año con beneficios. La dirección de la acerera estima que logrará unos beneficios brutos (Ebitda) de 350 millones de euros en España en 2023, el 13% menos que en el ejercicio anterior.
Lo ha revelado Xavier Puig, director financiero de Celsa España, en la primera jornada de declaraciones de los testigos en el juicio de la compañía en la Ciudad de la Justicia de Barcelona. Ha reconocido que la cantidad que se va a ganar este año es "inferior" a la de 2022, cuando obtuvo un Ebitda de 404 millones de euros.
"Circunstancias excepcionales"
Sin embargo, Puig ha puntualizado que el descenso en la rentabilidad se debe a que en 2022 "han habido circunstancias excepcionales que no se van a mantener". Por ello prevé un resultado más parecido al de 2021, cuando el Ebitda se situó en los 356 millones.
El directivo también ha asegurado que este aumento del resultado bruto del año pasado "se ha traducido en una mejora de caja". Sobre su solvencia y pago a proveedores, ha subrayado que la compañía abona sus facturas con un periodo medio de entre 65 y 70 días, "en la línea del plazo medio en el sector".
Garantiza la solvencia
Puig también ha relatado las negociaciones que se llevaron a cabo entre la dirección y los fondos de inversión acreedores en el marco del rescate de la SEPI. Ha asegurado que la oferta de los fondos "ponía en jaque la viabilidad de la propia compañía", ya que la deuda hubiese crecido más rápido que el negocio".
Ha reconocido que finalmente la dirección propuso un importe de deuda superior, pero ha incidido en que "también es cierto que este año se han producido muchos cambios en el flujo de caja de la empresa". Asimismo, ha afirmado que las previsiones del plan de negocio son razonables y que la empresa es solvente, ya que a pesar de que lleva "sin pagar" la deuda convertible de 2.000 millones de euros desde 2020, ha "ofrecido casi 2.000 millones en la última oferta".