En España hablar de alimentación vegana es tanto como hablar de Flax & Kale. El crecimiento de este grupo señero del plant-based, cuyo origen se remonta a los fogones de un pequeño restaurante leridano, se debe a Jordi Barri. El heredero del comedor vegetariano fundado en 1979 por Teresa Carles y Ramon Barri --tristemente fallecido hace cuatro meses-- se ha inspirado en el recetario familiar para erigir una de las marcas de la industria con mejores perspectivas de crecimiento.
Para lograrlo se ha ido más allá de lo casero. Una de las decisiones estratégicas de Barri cuando tomó las riendas del negocio, que en 2014 se remozó en una cadena de restauración y alimentación saludable, fue poner la ciencia al servicio de la comida. La empresa dispone de un gran centro de producción e investigación a las afueras de Lleida bajo la atenta dirección de su madre. Se trata de un laboratorio de 6.500 metros dedicado a ensayar creaciones culinarias.
Objetivo kombucha
Entre estas, sobresale la kombucha saborizada, que se ha convertido en el flag product del grupo, pese a que el catálogo de Flax & Kale se completa con platos preparados y proteínas de base vegetal en forma de queso y carne. Pero la compañía ha apostado fuerte por esta bebida fermentada, que ha relanzado como un tónico capaz de sustituir otros caldos festivos.
En noviembre de 2022, Flax & Kale levantó 22 millones de euros para intensificar sus ventas de kombucha así como para internacionalizarla en Europa. Según datos facilitados recientemente por la empresa, esta receta oriental ha experimentado un aumento del 101% en el último año solo en España, registrando una facturación aproximada de 19 millones de euros.
Adicto a Instagram
Y aquí se vuelve a lo personal. Gracias al carácter de Barri la propuesta ha dado con una fórmula ganadora. Quienes conocen el sector destacan las dotes comunicativas del ejecutivo, que rezuma una mezcla de entusiasmo y frescura de la que no siempre puede presumir aún esta industria.
En lo personal, Barri destaca por su actividad en redes sociales, especialmente Instagram. No se corta un pelo a la hora de mostrar su vida en esta plataforma y hace gala de los lujos en los que le gusta invertir. Cuenta con casi 35.000 seguidores con los que comparte tanto la actividad de la compañía como retales de su día a día. Desde que consume un menú de su firma hasta que viaja a Los Ángeles y San Diego por Semana Santa o su pasión por el ciclismo, actividad que él mismo reconoce que ha aparcado "por lesiones o por responsabilidades personales" en los "últimos meses". Incluso llegó a postear una visita a la tienda Hublot en la Milla de Oro de Barcelona.
El apoyo de su hermana
Con Barri, el veganismo no sólo va de ética y nutrición, sino también de placer y salud. En las presentaciones comerciales y las puestas de largo en congresos especializados ha sabido imprimir este marchamo para expandir el caladero de clientes más allá de los convencidos. Hay que decir que en la trastienda del proyecto también se halla su hermana Mar Barri, quien ocupa un rol capital en el grupo como responsable de calidad y sostenibilidad.
Del restaurante al súper
Este espíritu antidoctrinario se inspira en el legado familiar. Lo ha contado su madre: cuando fundaron el restaurante Paradís, el alma mater de Barri, lo hicieron por apego a un estilo de vida contracultural. Pero "no era militante ni buscaba adoctrinar", señaló en una entrevista en El Mundo. De esta tradición ha bebido el directivo para trasladar el proyecto empresarial de la mesa de los comensales a los lineales de los súpers y más allá.
En los últimos años, Flax & Kale ha llevado a cabo una estrategia de diversificación de sus canales comerciales para entrar en el sector horeca (hoteles, restaurantes, cafeterías) y en el retail. Tras una primera fase más hogareña, capitaneada durante 30 años por sus padres, Barri lidera ahora una nueva etapa enfocada al gran consumo. Un veganismo para todos cuya expansión acaba de empezar.