Poco ha durado la paz en Grifols antes de volver a la pesadilla en la que se haya sumido de forma permanente desde la llegada de la pandemia. En apenas tres semanas, la cotización de la farmacéutica ha retrocedido todo el terreno recorrido desde el histórico relevo en la gobernanza a comienzos del pasado octubre, cuando Steve F. Mayer se convirtió en el primer presidente ejecutivo ajeno a la familia fundadora.
La revalorización de algo más del 60% que Grifols acumuló desde entonces se ha esfumado en poco menos de 20 sesiones; unos 2.300 millones de euros de capitalización se han evaporado desde que el pasado 21 de febrero la empresa anunció la temprana e inesperada salida de Mayer por motivos de salud y su relevo por Thomas Glanzmann.
Notable reacción
Se trata justamente del paradigma de vaivenes que suelen ser mal digeridos por el mercado y mucho más cuando se trata de una compañía que se encuentra en una delicada situación financiera, muy condicionada por un elevado apalancamiento y en un contexto de constantes subidas de tipos de interés que dispara los costes de la deuda.
A todo ello cabe añadir que los inversores habían recibido de muy buen grado la llegada de Mayer al primer puesto ejecutivo de Grifols, toda vez que el estadounidense, perfecto conocedor de la compañía tras más de diez años presente en su consejo de administración, se había puesto manos a la obra desde el primer minuto para revertir la situación y despejar el horizonte de la farmacéutica.
Plan de eficiencia
Lejos de proyectos de ampliaciones de capital milmillonarias fallidas y mensajes de tranquilidad al mercado que provocaban un efecto perverso, Mayer profundizó en un plan que proporcionara ahorros de forma recurrente, sin necesidad de encontrar fórmulas mágicas.
Poco antes de su repentina marcha, a comienzos de febrero, el consejo de Grifols aprobó un plan de eficiencia que le proporcionará ahorros de unos 400 millones de euros anuales y propiciará la salida de unos 2.300 trabajadores, la mayoría de ellos ubicados en EEUU, su principal mercado en el exterior.
Alzas del 35%
Era la primera decisión firme y de calado de la compañía para recuperar el tono financiero y poder avanzar, una vez superado lo peor del Covid-19 y con los inventarios y la producción de plasma en una situación muy parecida a la etapa anterior y fue recibida con euforia por los inversores.
En la siguiente sesión tras el anuncio, los títulos de Grifols se dispararon más de un 9%, aunque para entonces ya habían sembrado por el camino un avance superior al 35% en poco menos de cuatro meses, que situaba los títulos de la farmacéutica por encima de los 12 euros, algo que no se veía desde el pasado verano.
El más castigado del Continuo
Todo era parte del efecto de la llegada de Mayer al timón de mando. Un efecto que ha desaparecido de la misma forma que llegó, aunque mucho más rápidamente, como suele suceder en los mercados bursátiles.
Así, Grifols es el valor más castigado del último mes, no sólo del Ibex 35 sino de todo el Mercado Continuo, con un retroceso del 35%, que se extienden hasta el 42% si se tienen en cuenta los últimos 12 meses. A tres años, es el segundo título más depreciado de cuantos cotizan en bolsa, dado que ha perdido más de dos tercios de su capitalización.
La compra de Biotest
Si ha habido una empresa penalizada en los mercados por la pandemia, ésta ha sido la farmacéutica catalana. Desde el cierre de 2019, su capitalización se ha reducido más de un 71%, lo que en términos absolutos se traduce en cerca de 9.600 millones de euros.
Grifols concluyó el año previo a la irrupción del coronavirus en sus máximos históricos, con la acción por encima de la cota de 31 euros. El Covid-19 hizo estragos en los inventarios de plasma y, además, la compañía asumió la compra de la alemana Biotest, que incrementó de forma notable la deuda y el apalancamiento.
Dividendos en suspenso
Tras el cierre de la transacción, el consejo de Grifols se marcó como objetivo volver a la estabilidad financiera y reducir la ratio deuda/Ebitda por debajo de cuatro veces; hasta entonces, el reparto de dividendos quedaba en suspenso.
Los últimos resultados reflejan que esta variable aun se encuentra claramente por encima de 7 veces; en el lado positivo, las guías para 2023 empiezan a incluir efectos positivos del plan de eficiencia. Pero mientras Grifols prosigue en busca de la estabilidad, los mercados no le dan tregua.