La familia Ben Nasser, propietaria del hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona, ha tramitado ya la venta de acciones del alojamiento y ha cerrado el preconcurso de acreedores antes de completar la venta del establecimiento, que encara la recta final entre el malestar de los 320 trabajadores que quedan en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Éstos exigen "celeridad" y "claridad" a los nuevos dueños, por cuanto llevan dos años sin trabajar.
Lo explican fuentes del sector hotelero, que indican que los Ben Nasser, por medio de la sociedad Barcelona Project's SA, han comunicado que los herederos del príncipe Turki ben Nasser han firmado el traspaso de acciones de la firma y han liquidado el preconcurso, lo que aleja al lujoso resort de la insolvencia, proceso al que se encaminaba el activo al no alargar el Ayuntamiento de Barcelona la concesión de uso del suelo, que vence en 2039.
La compra avanza, pero no se cierra
¿En qué estado está el Fairmont en estos momentos? El alojamiento se encuentra cerrado y la transmisión a los nuevos dueños --que salvo sorpresa serán el fondo de origen libanés Tyndaris, filial de Tyrus Capital, tenedor de parte de la deuda del activo--, en marcha. "La venta ha comenzado, pero no ha concluido", indican fuentes conocedoras.
Otras voces han precisado que la nueva propiedad del Fairmont ya está haciendo pasos para cerrar el traspaso, incluyendo reuniones con el Ayuntamiento de Barcelona y la necesaria auditoría para aflorar los activos y pasivos de la sociedad. Quedan flecos por cerrar en el gran cambio de manos hotelero del año.
La plantilla se desespera
Esa lentitud exaspera a la plantilla. De los cerca de 500 empleados que tenía el Fairmont antes del cierre del hotel, quedan unos 320 en ERTE. El resto se ha buscado otras soluciones laborales ante la falta de noticias sobre la reapertura del negocio. Los más de 300 empleados del resort del cinco estrellas gran lujo agotaron el ERTE en julio, pero la afectación y la prestación se han alargado hasta el 31 de diciembre.
La solución, temporal, no calma los ánimos de los trabajadores, que exigen "claridad" en la información y "celeridad" en completar la venta para poder reabrir el hotel. El acuerdo de ERTE contempla un plus de más de 300 euros para complementar lo que han perdido algunos de los asalariados para agotar las prestaciones. "Vivimos en la incertidumbre", se quejan.
Reapertura: ¿octubre?
Esa interinidad podría acabar pronto. Otras fuentes consultadas por este medio recalcan que los nuevos dueños del Fairmont Juan Carlos I "prometen reabrirlo en octubre". Para ello, no obstante, se imponen una fuerte renovación para reactivar un inmueble que lleva dos años cerrado acumulando polvo, con breves intentos de operarlo entre olas de la pandemia del coronavirus.
Insuflar vida al único hotel de lujo que permanece cerrado en la Barcelona turística implica más preliminares. Los nuevos propietarios del negocio deben lidiar con una mastodóntica deuda que se acerca a los 100 millones de euros, y que conllevará fuertes quitas a los acreedores. Y aclarar el papel del aún explotador, la cadena canadiense Fairmont.
Presión sobre Tyrus
Pero lo factual es que los compradores ya sabían el estado del activo. De hecho, cuando otro interesado anterior trató de cerrar la compra, ya quedó claro que se precisaría una auditoría de la deuda, como explicó este medio. Ahora, Tyndaris, filial de Tyrus Capital, a quien asesora el bufete de abogados Cuatrecasas, lidia con presión laboral y mediática para comunicar la buena nueva y completar la compra del hotel.
Máxime cuando el sector turístico ha vuelto a niveles de 2019 en la capital catalana tras la fase dura de la pandemia del coronavirus. El resto de rivales del Fairmont están posicionándose y facturando, mientras que el resort urbano yace sin vida en el extremo sur de la avenida Diagonal.
La operación del año
Asimismo, la lentitud en la venta del Fairmont Juan Carlos I frustra --por ahora-- la gran operación del año en la hotelería barcelonesa. Cuando se cierre la colocación, será la más cuantiosa del ejercicio, aunque palidecerá con la última gran venta del sector turístico en la Ciudad Condal, que fue el traspaso de la mayoría de la cadena Selenta Group a Brookfield Asset Management por cerca de 440 millones de euros en verano de 2021.
De hecho, el mercado inversor barcelonés se ha ralentizado tras un año en máximos. Por el momento, la operación más sonada fue la venta del Hotel 1882 a Union Investment por parte de UBS Asset Management. El intercambio llevó aparejado un dispendio de 75 millones en primavera.