La inversión en oficinas de Barcelona supera la barrera de los 1.700 millones

Más allá de estos elementos, el mercado de oficinas de la ciudad "ha tenido un crecimiento exponencial" en los últimos años, según apunta Xavier Güell, director de la consultora CBRE en Barcelona. En 2021, el capital destinado a este tipo de activos "creció un 260% respecto al volumen de inversión de 2020".

Hasta 1.800 millones

El saldo continúa en valores positivos si se compara con la situación previa a la pandemia, con una subida del 10% de 2019 a 2021. El año pasado Barcelona registró 1.600 millones de euros invertidos en oficinas, lo que lo convierte en "el segundo mejor año de nuestra historia". El récord lo continúa ostentando el año 2007, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

¿Qué pasará en 2022? "Podemos estar en los 1.700 o 1.800 millones", prevé el consultor. Se basa en los buenos datos de contratación de oficinas, un indicador que suele avanzar la evolución del mercado, así como en las operaciones cerradas para el primer semestre y los contratos que ya se empiezan a preparar para la segunda mitad del año.

Un 24% más de actividad

Los datos de otra consultora inmobiliaria, Cushman & Wakefield, también corroboran una subida en la contratación de oficinas en Barcelona, que habría aumentado un 6,5% en comparación con el primer trimestre del año anterior. Pero además, constatan que las operaciones firmadas se han disparado un 24%, en parte gracias a la recuperación gradual del trabajo presencial.

Miquel Laborde, socio de Laborde Marcet, matiza que en estos momentos, "la inversión en oficinas no está en niveles altísimos", al menos no en todas las categorías. "A la oficina suelta le cuesta mucho. Los fondos buscan edificios de oficinas, pero oficinas individuales, no. Es lo más flojo que hay en el mercado ahora mismo", afirma.

Un refugio ante el riesgo

"Tenemos una operación de oficinas más grandes en curso", ejemplifica Marcet. En general, valora positivamente la evolución del mercado inmobiliario en la capital catalana, tanto con hoteles, como edificios de oficinas y locales comerciales; también con los edificios residenciales, aunque últimamente "cuesta más" por las restricciones regulatorias para los alquileres en Barcelona, Cataluña y España.

En cualquier caso, la inversión inmobiliaria en su conjunto vive un momento dulce en la Ciudad Condal, que capta capital temeroso de entrar en el mercado financiero, el bursátil o en activos de riesgo por su mayor volatilidad. Los inversores europeos que buscan un valor seguro para capear la guerra y las turbulencias económicas encuentran en el inmobiliario barcelonés un oasis algo más confiable, si bien es cierto que en el resto del mundo no lo tienen tan claro.