“Welcome, mister chairman”: la gobernanza anglosajona se hace fuerte en el Ibex
Las grandes cotizadas españolas hacen converger su gobernanza con el modelo anglosajón basado en una presidencia no ejecutiva y los poderes en manos del consejero delegado
21 marzo, 2022 00:00El modelo anglosajón de gobernanza de las empresas cotizadas gana peso a pasos agigantados en España. Las recomendaciones revisadas de los supervisores y la presión de los grandes fondos e inversores institucionales accionistas hacen que, de forma progresiva, las empresas adopten el esquema de una presidencia no ejecutiva para dejar los principales poderes en el consejero delegado.
Algunas de las juntas de accionistas que se celebrarán durante las próximas semanas incluyen en sus respectivos órdenes del día cambios en este sentido, aprobados previamente por los consejos; los anunciados en las últimas fechas afectan a compañías como Enagás, Inmobiliaria Colonial e Inditex.
Proceso imparable
Otras empresas que forman parte del índice selectivo mantendrán la presidencia ejecutiva pero llevarán a cabo modificaciones para propiciar un reparto más equilibrado de poderes. Son los casos de Santander y de ACS, que recuperará la figura del consejero delegado después de que el cargo haya permanecido desierto algo más de un año.
“Cada vez lo demandan más los fondos internacionales; será un proceso que lleve su tiempo pero es imparable”, señalan desde el departamento de relaciones con inversores de una de las empresas del Ibex 35.
Aprovechar transiciones
Los expertos en gobierno corporativo apuntan que el auge de los criterios medioambientales y de sostenibilidad, que cada vez se tienen más en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión, ha venido acompañado de una nueva vuelta de tuerca en lo tocante a la estructura de mando de las compañías.
Precisamente, uno de los últimos casos se ha dado en una cotizada en la que los accionistas institucionales cuentan con un papel determinante, dado que el capital flotante se sitúa en torno al 90%. Se trata de Enagás, que aprovechará el relevo en el puesto de consejero delegado que Arturo Gonzalo tomará de Marcelino Oreja para adoptar su gobernanza al modelo anglosajón y dejar a su presidente, Antonio Llardén, como ‘chairman’, es decir, presidente no ejecutivo.
Mayoría de independientes
En el gestor del sistema gasista español, la influencia del Gobierno es más que evidente, dado que el Estado es uno de los dos accionistas de referencia de la empresa (junto al fundador y accionista mayoritario de Inditex, Amancio Ortega), aunque tan sólo mantiene un 5% a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Sin prisa pero sin pausa, Moncloa ha ido modificando el consejo, que aún conservaba numerosos vestigios de la época de los gobiernos del PP. Ya lo hizo con las incorporaciones de los exministros José Blanco y José Montilla (éste último también antiguo presidente de la Generalitat) y ahora con la salida del consejero delegado, que también es de la órbita de los populares.
Experiencia y conocimientos
Una circunstancia que ha sido aprovechada para introducir los citados cambios en el esquema de mando de Enagás, en el que, además, Llardén responde de forma fiel al perfil del ‘chairman’ de las compañías anglosajonas: una persona con experiencia y conocimientos del sector, cuya presencia y aportaciones en el consejo se consideran activos de relevancia, por más que ya no cuente con labores ejecutivas.
Un caso similar fue el que se dio hace meses en Indra, también bajo la influencia del Estado merced a una participación pública del 18%. El relevo de Fernando Abril-Martorell por Marc Murtra en la presidencia llevó aparejada la pérdida del poder ejecutivo de este cargo, una medida impulsada en gran medida por los consejeros independientes de la compañía tecnológica.
“El papel del presidente no ejecutivo es más relevante de lo que parece, al menos en el modelo anglosajón, en el que se da una importancia capital a la imagen representativa de la empresa. Debe ser el encargado de moverse en determinados ámbitos, socioeconómicos y políticos; y, en determinados momentos, incluso hacer labor de lobby”, indican las citadas fuentes.
En una palabra, intangibles que allanen el camino para la hoja de ruta de la compañía encargada al primer ejecutivo y al consejo de administración que lidera. “Por eso, el ‘chairman’ no debe ser ni mucho menos una figura decorativa sino alguien con prestigio y buen nombre, capaz de estar presente en ámbitos donde otros no serían ni recibidos por mucho poder ejecutivo que tuvieran”.
El prestigio de Brugera
Otro caso que se adapta como un guante a este perfil es el de Juan José Brugera, presidente de Colonial, que a partir del segundo trimestre dejará las funciones ejecutivas, según se encargó él mismo de anunciar al presentar los resultados anuales de la compañía.
Brugera es un referente no sólo del sector inmobiliario en toda Europa, dado el carácter internacional del negocio de la compañía, sino del ámbito empresarial. En especial, en Cataluña, donde ha ocupado cargos relevantes en la Cambra de Barcelona, además de haber sido presidente del Cercle d’Economia, uno de los principales lobbies corporativos.
Imperativos legales
Además, se da la circunstancia en este caso de que la medida llega en parte sobrevenida por verse obligado a dejar la presidencia ejecutiva de SFL, filial francesa de la socimi, al cumplir la edad de 75 años estipulada como límite en la legislación gala.
“Es un ejemplo de como, poco a poco, convergen los modelos de gobierno corporativo”, manifiesta un experto en la materia, que recuerda que Francia cuenta con el mayor peso en los ingresos de Colonial y que la compañía española llevó a cabo una operación importante el año pasado al tomar la totalidad del capital de SFL, que además convirtió a unas de las principales entidades financieras del país galo como Credit Agricole en socio de referencia.
El caso de la banca
En sectores como el financiero, la exigente regulación del Banco Central Europeo hace que las entidades introduzcan modificaciones para adaptar sus modelos de gobernanza a los requisitos del regulador. Ha sido el caso de Santander, en el que Ana Botín no ha dejado los poderes ejecutivos pero sí ha cedido parte a su consejero delegado, José Antonio Álvarez, que pasará a reportar directamente al consejo de administración.
Sin ir más lejos, el nuevo Caixabank, resultante de la fusión con Bankia, ha adoptado una especie de modelo híbrido en el que el presidente, José Ignacio Goirigolzarri, conserva poderes ejecutivos pero el grueso es asumido por el consejero delegado, Gonzalo Gortázar.
Banco Sabadell y Bankinter
En el caso de Banco Sabadell, la entidad aprovechó el pasado año los cambios en su puente de mando tras la jubilación de Jaume Guardiola como consejero delegado y convirtió a Josep Oliu en presidente no ejecutivo para dejar la totalidad de esas funciones en manos del CEO, César González-Bueno.
Un modelo que otras entidades del sector como Bankinter adoptaron hace ya unos cuantos años, cuando Pedro Guerrero pasó a asumir la figura de ‘chairman’, con María Dolores Dancausa como consejera delegada con todos los poderes.