Los ricos dueños de La Ricarda la venden. Una de las ramas de la familia Gomis, los acaudalados propietarios de la reserva natural situada junto al aeropuerto de El Prat, y que quedaría cubierta si se amplía, busca comprador. Se vende una de las haciendas del paraje natural pese a que los portavoces de la familia aseguraron por activa y por pasiva que no había "guerra" entre ellos, como avanzó este medio. Sí la hay o, al menos estrategias divergentes.
Unos quieren vender, y otros, no. Los primeros han sacado su propiedad al mercado. Se trata de una espectacular hacienda de 771 metros cuadrados en una parcela de 4,23 hectáreas con 10 habitaciones, 10 baños, seis plazas de garaje, piscina y embarcadero privado. Su venta la intermedia la agencia de alto standing Engel & Völkers.
En plena Ricarda
La propiedad, conocida como Torre del Llac, se sitúa en el Camí de l'Albufera, frente a la playa de El Prat de Llobregat (Barcelona). Sus dueños la quieren vender con el reclamo de "villa de inicios del siglo XX con mucha privacidad porque no hay vecinos en 5 kilómetros alrededor". En efecto, no hay vecinos --salvo otras fincas de los Gomis--, solo un aeropuerto que proyecta su ampliación junto a la mansión.
La torre es toda privada, como el camino que conduce a ella. Está "prácticamente intacta como en los inicios del siglo XX” y, lo más importante, aislada acústicamente por la cercanía del aeropuerto.
Edificio para el servicio
Como en tiempos pasados, la finca de La Ricarda que está en venta dispone de edificio anexo para el servicio. En planta hay "magníficos salones señoriales, lavabo de cortesía y gran cocina" y espacioso y señorial recibidor".
El casoplón dispone de las citadas 10 habitaciones, una de ellas con baño en suite, vestidor y acceso a una terraza. Desde esta plataforma se oteará a la piscina que tiene, también, vestuarios y una zona de cocktail. Detrás de la finca hay una zona de almacén.
Los ecologistas la defienden
La finca de La Ricarda en venta, una de las que pertenece al portafolio de la familia Gomis, dividida entre distintas ramas, es completamente privada. Pese a ello, los ecologistas defienden el paraje contra la ampliación de El Prat. Los ambientalistas han tejido una inusual alianza con la estirpe de la alta burguesía barcelonesa, que también se opone a la obra.
Los activistas por el clima sostienen pues que La Ricarda "es de todos" para oponerse a la ampliación de El Prat, pero no es así. Como la mansión en venta, se trata de una reserva natural privada que está en el bolsillo de distinguidas familias de la alta sociedad catalana.