Bankia aportará a Caixabank 190 millones en activos tóxicos inesperados

Este es el motivo principal por el que las cuentas que Bankia ha presentado este jueves reflejan un incremento de algo más de un 10% en el volumen de adjudicados, hasta 2.079 millones de euros.

Víctima del coronavirus

Una partida con la que Bankia había sido especialmente cuidadosa, hasta el punto de convertirla en uno de los objetivos fijados den su plan estratégico a tres años que concluyó precisamente al cierre de 2020, una vez que dejó definido su futuro tras acordar la fusión con Caixabank.

Sin embargo, la estrategia de la entidad con los activos tóxicos provenientes del inmobiliario ha sido una de las víctimas de la crisis del coronavirus, que paralizó varias operaciones de venta de carteras que, en su día, Bankia había clasificado como activos no corrientes de disponibles para la venta.

Reclasificación

De esta forma, la normativa contable permitió al banco no apuntarse estas carteras en el balance mientras procedía a colocarlas en el mercado. Sin embargo, la irrupción del Covid-19 echó por tierra las operaciones que Bankia tenía en marcha para sacar definitivamente los activos tóxicos de su cartera.

Esta circunstancia ha roto una tendencia a la baja en el volumen de adjudicados, que ha cerrado el año con un incremento del 10%, hecho que no ha pasado desapercibido para los analistas que siguen el valor.

Misión postpuesta

A preguntas de éstos en la presentación de resultados anuales de Bankia, el consejo delegado, José Sevilla, ha confirmado que el motivo del incremento se debe a que la entidad ha tenido que reclasificar los activos de las citadas carteras porque no han podido ser colocadas en el mercado.

Sevilla ha confirmado que la entidad ha optado por abandonar el propósito de colocar estos activos en el mercado hasta no haber completado desde el punto de vista mercantil la fusión con Caixabank, de forma que será ya la nueva entidad la que proceda a intentarlo de nuevo.

Organigrama, punto delicado

La operación mantiene el calendario previsto cuando los consejos de administración de ambos bancos la aprobaron, por lo que debería hacerse efectiva antes de que finalice el primer trimestre del año. Para entonces deberían estar completados los trámites burocráticos relacionados con las diferentes autorizaciones, entre ellas las del Ministerio de Asuntos Económicos y de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Lo que sí depende de las entidades es el cierre del organigrama definitivo del banco resultante, trabajo en el que las respectivas cúpulas directivas están actualmente voladas, una vez que han procedido al cierre del ejercicio 2020. El presidente de Bankia ha admitido que se trata de un extremo delicado, por lo que ha rehusado a realizar más comentarios al respecto hasta que el trabajo no esté resuelto. Una labor que debe concluirse en apenas unas semanas.