Más malestar empresarial por la gestión del Govern. El traslado el festivo del 6 de diciembre al próximo martes 8 de diciembre ha irritado a los comerciantes, sobre todo a aquellas pequeñas y medianas empresas que esperaban aprovechar el puente de la Constitución para mejorar su facturación.
En vez de permitir a los propietarios qué días abrir y qué días cerrar, la Generalitat se ha escudado en una petición del mundo municipal para reordenar las festividades sin contar con la participación de las patronales. Hasta 42 localidades han solicitado el cambio de fechas en la comunidad. Los festivos autorizados de la campaña de Navidad para estos municipios serán el 8, el 13 y el 20 de diciembre, y el 3 y el 10 de enero de 2021.
Una medida ineficaz
Estas alteraciones han dejado sin efecto las previsiones de turnos y horarios confeccionadas por las empresas. La imposibilidad de corregir las asignaciones de personal ha hecho que muchas de estas firmas pierdan la oportunidad de ganar otro día laborable. Las libranzas de parte de la plantilla y el escaso margen temporal han echado al traste dos fechas clave, el Día de la Constitución y la Purísima, para recuperar parte de la caja perdida durante los meses de reclusión.
El consejo asesor de Comercio, el órgano asesor en materia de comercio de la Generalitat, se pronunció a favor de esta modificación del calendario en la reunión extraordinaria celebrada esta semana, presidida por el consejero de Empresa Ramon Tremosa.
La inflexibilidad del Govern
A esta indignación se suma la inflexibilidad del gobierno autonómico a la hora de gestionar el plan de desescalada. Durante los últimos días, tanto Pimec como Foment del Treball han criticado la cerrazón de la Administración en la prohibición de apertura de los centros comerciales.
Aunque las organizaciones empresariales argumentan que estos recintos cuentan con amplias medidas de seguridad e higiene, la congelación de las restricciones dejará a los complejos fuera de juego durante varias semanas.