La tasa de emancipación juvenil ha retrocedido hasta su nivel más bajo desde 2001. La proporción de jóvenes que pueden vivir fuera de casa de sus padres ha bajado al 17,3% en el segundo trimestre de 2020, según los datos presentados este jueves por el Observatorio de Emancipación Juvenil.
Los niveles de emancipación han descendido 1,4 puntos porcentuales a lo largo de un semestre marcado por la crisis y la pandemia. No se registraba una caída de esta magnitud desde hace más de tres décadas, en 1988.
Jóvenes catalanes
Cataluña es la comunidad que se aleja más de la media española y es donde más emancipados están los jóvenes, a pesar de que también es de los territorios donde el coste de la vivienda es más alto en relación a los ingresos. Esto se explica porque muchos optan por compartir piso, algo que en los últimos años ha pasado de ser “anecdótico” a ser la opción elegida por un 18% de los jóvenes a escala española.
La comunidad que solía disputar la primera plaza a Cataluña era Baleares, pero su nivel de emancipación se ha deteriorado y se sitúa ahora solo apenas por encima de la media española. Esta caída empezó allí ya en 2019, mientras que prácticamente en el resto de toda España el retroceso en la tasa se ha dado en el 2020.
En casa hasta los 30
La edad a la que los españoles se van de casa de sus padres se queda ahora en una media de 29 años y medio, más de diez años por encima de los datos de otros países europeos. Por ejemplo, en Suecia la media está incluso por debajo de los 18 años.
Otra conclusión del informe encargado por el Consejo de Juventud de España (CJE) es que teniendo en cuenta los ingresos de los jóvenes, si quisieran alquilar un piso sin gastar más del 30% de su sueldo en vivienda solo podrían optar a vivir en un hogar de unos 25 metros cuadrados. El estudio destaca que aunque el precio de la vivienda ha bajado desde la llegada del coronavirus, la gente joven sigue teniendo menos oportunidades de acceso a la vivienda.
Sube el paro
El coronavirus ha elevado el número de jóvenes parados casi hasta el millón, 980.000, con lo que la cifra de paro juvenil es del 30%. De ellos, el 26% antes trabajaba, una cifra que hasta ahora solía ser bastante menor.
El informe estadístico refleja que los jóvenes han sufrido más intensamente el aumento del paro y el impacto de los ERTE, que también les ha dejado con menos ingresos. Y han sido las mujeres jóvenes las más golpeadas por la agudización de la vulnerabilidad y la precariedad laboral en este grupo de edad. Ante esta situación, el CJE ha hecho un llamamiento a “hacer un pacto intergeneracional, apostar por la juventud, dotarles de formación y de empleos dignos”.