La Cambra de Comerç de Barcelona ha propuesto este martes un ambicioso plan de reconversión industrial para impulsar el Circuit de Catalunya. La institución presidida por Joan Canadell ha presentado su plan ante los consejeros de Territorio y Empresa, Damià Calvet y Ramón Tremosa --presidente también del Circuit--, así como de una representación de los municipios limítrofes al complejo automovilístico.
La propuesta de la entidad de dinamización empresarial local consiste en la transformación del entorno del Circuit en un "polo de desarrollo económico e industrial". Para Canadell, la infraestructura es "uno de los sucesos con más aportación económica a Cataluña y no siempre se habla con justicia de la importancia que tiene". Sin embargo, el portavoz no ha ahondado en la complicada situación financiera que arrastra el Circuit. Pese a que ostenta certámenes importantes como el Premio de Moto GP o el Campeonato de España de F1, la instalación lleva años sin arrojar beneficios. Una coyuntura sobre la cual todos los presentes han hecho mutis.
Canadell a Tremosa: "Aquí tienes a un aliado"
Además, el acto impulsado por la Cambra llega en un momento turbulento para el Circuit, apenas un mes después de que su presidenta, Maria Teixidor, presentase su dimisión. La salida de la empresaria coincidió con el ascenso de Tremosa al departamento de Empresa y la defenestración de Àngels Chacón, purgada por el expresident Torra en plena guerra entre ERC y JxCat.
Consciente de este problemático traspaso de carteras, Canadell ha querido echar un capote al flamente responsablde Empresa: "Celebramos que hayas asumido la dirección del Circuit y sabemos que tu primer objetivo es renovar el contrato del premio de Fórmula 1. Estamos convencidos que te saldrá bien y sepas que aquí tienes a un aliado". No será una tarea sencilla, ya que el capítulo económico es clave y alcanzar la viabilidad aún está en el aire.
Calvet no pone fechas
En cualquier caso, la Cambra pide a la Generalitat que consume el plan de desarrollo urbanístico (PDU) de los solares que rodean el complejo. Este proyecto, aprobado en 2016, sigue pendiente de ejecución cuatro años más tarde. El consejero Calvet ha rehusado durante el acto poner fecha a su desarrollo ni ha aceptado preguntas de la prensa.
En concreto, el PDU prevé la industrialización de 74,71 hectáreas alrededor del Circuit. Según un estudio elaborado por la entidad cameral, estas parcelas podrían acoger hasta 144 empresas que sumarían una facturación total de 970 millones de euros. La capacidad de empleo de este cluster alcanzaría los 6.000 puestos de trabajo y generaría un retorno económico para la comarca del Vallès Oriental de 430 millones. Todas estas estimaciones de impacto económico están realizadas hace cuatro años. No se han revisado para incorporar el impacto de la pandemia.
¿Un complejo en peligro?
Más allá de estas cifras, ni el presidente de la Cambra ni los consejeros han entrado a valorar la deuda crónica de la infraestructura. En 2018, la Generalitat tuvo que inyectar seis millones de euros para compensar las pérdidas de la infraestructura --que se suman a los 2,5 millones que aportó el Ayuntamiento de Barcelona--. Dos años antes, la cantidad que la Administración insufló al equipamiento ascendió a 7,5 millones.
De hecho, el alcalde de Montmeló, el socialista Pere Rodríguez, ha puesto el dedo en la llaga al incidir en la falta de recursos del circuito de carreras. “Hace falta la inversión del sector privado en el funcionamiento del Circuit", ha dicho Rodríguez. De lo contrario, la actividad corre el riesgo de paralizarse pese a la atracción de capital proyectada por la Cambra. La institución no ha aclarado de qué forma impactaría este cinturón industrial sobre las cuentas deficitarias del complejo.
La continuidad del Circuit lleva años en la cuerda floja desde que el consistorio barcelonés redujese sustancialmente su aportación anual. La alcaldesa, Ada Colau, justificó esta disminución por el escaso retorno económico sobre la capital catalana. El oneroso canon que abona la sociedad por acoger el premio de F1, sumado a la menguante cifra de asistentes (54.000 el año pasado), lastra la viabilidad de una instalación que el próximo año cumplirá treinta años de historia.