Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ve peligrar sus previsiones sobre el PIB por el segundo estado de alarma / EP

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ve peligrar sus previsiones sobre el PIB por el segundo estado de alarma / EP

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El nuevo estado de alarma sitúa al PIB en un escenario de caída del 12,6%

La situación derivada del toque de queda nocturno y de las restricciones autonómicas coincide con los supuestos menos optimistas planteados en su día por el Banco de España y la Airef

27 octubre, 2020 00:00

La medida aprobada por el Consejo de Ministros sobre un nuevo estado de alarma para tratar de contener la segunda oleada de coronavirus conduce a la economía española a una situación muy similar a la contemplada por organismos como el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) en los escenarios menos optimistas de sus previsiones, en los que se estima que el PIB caerá en un entorno del 12,5% este año.

Dadas las numerosas incertidumbres planteadas por una situación inédita en el último siglo como la pandemia del Covid-19, organismos como los citados y diversos servicios de estudios plantearon diversos escenarios para establecer sus predicciones macroeconómicas. Entre las variables más influyentes a la hora de decantarse por entornos más o menos pesimistas se encontraba la evolución de la situación sanitaria y su consiguiente impacto en la actividad económica.

Intensidad de los rebrotes

Ya antes del verano se contemplaba la llegada de una segunda oleada de contagios, aunque, por entonces, no se conocía cuál sería su intensidad. Sin ir más lejos, el Banco de España dibujó dos posibles escenarios en función básicamente de esta variable. De ellos, el menos optimista describe una situación que asemeja mucho a la actual, tanto por la intensidad de los rebrotes del coronavirus como por las medidas que se han tomado para tratar de frenar la expansión del virus.

“El escenario dos contempla una mayor intensidad de los nuevos brotes de la pandemia”, apunta el regulador bancario en su último boletín económico, correspondiente al tercer trimestre de 2020. Tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros del domingo para decretar un nuevo estado de alarma que entró en vigor esa misma tarde, el jefe del Ejecutivo admitió que la situación generada por esos rebrotes es “extrema”, de acuerdo con los haremos establecidos por la Unión Europea sobre la incidencia de las infecciones en la población.

Impacto en los servicios

En este punto, ese escenario dos previsto por el Banco de España apuntaba a la necesidad por parte de la Administración de decretar “limitaciones que, además de perjudicar con mayor intensidad a la actividad de las ramas de servicios en las que la interacción social desempeña un papel más importante, afectarán también de forma directa a otras ramas productivas”.

Precisamente, la adopción de la medida de establecer un nuevo estado de alarma en todo el país tiene que ver con la intención por parte de las Comunidades Autónomas de imponer fuertes restricciones en sus territorios sin el riesgo de que éstas sean tumbadas en los tribunales, como ha sucedido en casos muy llamativos. Llaman la atención especialmente los de la Comunidad de Madrid (que llevó al Gobierno central a imponer un estado de alarma exclusivo para esta región) y Castilla y León.

Lastre para el gasto familiar

Además, la medida lleva aparejada la del toque de queda nocturno, con un horario general de entre las 23 y las seis horas, lo que supondrá un nuevo golpe a los sectores de la hostelería y el turismo.

“El resultado es un impacto contractivo de la crisis sanitaria sobre la producción más agudo y persistente que el contemplado en el escenario uno, no solo por los efectos de las restricciones a la actividad, sino también por el mayor lastre que, para las decisiones de gasto de familias y empresas, supone el grado de incertidumbre más elevado acerca de la evolución de la pandemia”, concluía el Banco de España en su descripción de la realidad a la que hemos llegado.

Recuperación ralentizada

A efectos numéricos, la situación se traducía en una caída del 12,6% del PIB en 2020 y, lo que resulta más inquietante, una recuperación notablemente más moderada de la prevista en 2021. Concretamente, del 4,1%.

Estas cifras previstas por el regulador en un escenario que se asemeja en gran medida al actual contratan con las incluidas en el último cuadro macroeconómico aprobado por el Gobierno el pasado 13 de octubre, que fue remitido posteriormente a la Comisión Europea junto al Plan Presupuestario para 2021.

¿Exceso de optimismo?

De acuerdo con las estimaciones oficiales de Moncloa, la economía española caerá el 11,2% este año y crecerá el 7,2% en 2021, una cifra que podría llegar incluso al 9,8% si se cuenta con el efecto de los fondos de reconstrucción europeos que deberían empezar a llegar a partir del próximo ejercicio. El Gobierno ha incluído la primera partida, valorada en 27.000 millones, en los Presupuestos Generales del Estado.

En el documento elaborado por la Airef sobre estas previsiones, el organismo independiente avalaba las cifras pero advertía de que el cumplimiento de las estimaciones depende en gran medida de que se den una serie de circunstancias favorables. Entre ellas, una positiva evolución de la pandemia.

Condiciones que no se cumplen

En este punto, el organismo que preside Cristina Herrero asegura que “las previsiones macroeconómicas del Gobierno suponen que los rebrotes se mantienen controlados y concentrados, sin dar lugar a medidas de confinamiento estrictas”.

Tras la declaración del estado de alarma, con el citado toque de queda aparejado, varios gobiernos autonómicos, como los de Aragón, Euskadi, Asturias y La Rioja, han decretado el cierre perimetral de sus territorios. Las previsiones de la Airef contemplan un desplome de la economía española del 12,4% en el escenario adverso.

La advertencia del BBVA

Además, la pasada semanas, días antes de que se decretara el estado de alarma de nuevo, el servicio de estudios del BBVA ya alertaba sobre los efectos negativos que se estaban apreciando en la economía por culpa de la intensidad de la segunda oleada del virus y las medidas restrictivas que los diferentes gobiernos autonómicos habían tomado.

Así, la entidad señaló que la intensidad prevista para la recuperación en el último tramo de 2020 se estaba apagando de forma notable, hasta el punto de que redujo del 6% al 2% sus estimaciones de crecimiento para el cuarto trimestre y también revisó a la baja sus previsiones para el conjunto de 2021, desde el 7% inicial hasta el 6%. Esta última cifra incluía ya el impacto de los fondos europeos que, en el caso de que no llegaran finalmente o lo hicieran en una cuantía menor a la prevista, podrían hacer que la estimación se redujera incluso hasta el 5%.