Es el verano negro de Costa Cruceros. La naviera italiana fue una de las primeras golpeadas por el coronavirus, con la inmovilización de un buque en enero, ha tenido que enterrar la temporada de 2020 por miedo a rebrotes y, por ende, ha encajado una macrodemanda de 200 pasajeros descontentos.
Lo ha explicado a este medio Antonia Barba, abogada de los denunciantes. "Durante la pandemia interpusimos una demanda previa de conciliación con Costa. Se refiere a un crucero por los fiordos escandinavos de julio de 2019. El buque, el Costa Favolosa, sufrió una avería y los pasajeros perdieron tres de las cuatro excursiones. Quedaron confinados a bordo. Contando que los viajes por los fiordos son mucho más caros y el daño moral, estamos reclamado unos 200.000 euros a la compañía", ha avanzado la letrada.
Silencio de la naviera
Preguntada por la cuestión, Costa Cruceros ha preferido no contestar a las preguntas de este medio sobre la macrodemanda del Costa Favolosa. Lo factual es que si la compañía opta por no negociar con los 200 cruceristas, el caso acabará en la vía judicial, como otros interpuestos por el mismo bufete y que ha terminado ganando. De hecho, Barba García es un viejo conocido de la naviera que preside Michael Tamm: el bufete representa a familiares de familias que viajaban en el Costa Concordia, que se hundió parcialmente en 2012 ante la costa de Italia, provocando 30 fallecimientos.
Mientras se dilucida esta última reclamación, la compañía italiana ha lidiado con problemas más acuciantes. En enero de 2020 fue una de las primeras navieras con un buque interceptado y puesto en cuarentena por las autoridades porque una pasajera presentaba síntomas de coronavirus. Fue el 30 de enero en el puerto de Civitavecchia (Italia), cuando la pandemia apenas asomaba la cabeza en España. Días antes, el buque había recalado en Barcelona sin que la autoridad portuaria informara de ello y sin que, según los sindicatos, se tomaran suficientes medidas de protección.
La temporada, hundida
A este traspié se le unió el combate contra la fase virulenta de la pandemia. Como el resto de operadores, Costa Cruceros tuvo que cancelar su operativa el 13 de marzo. Anunció que dejaba de prestar servicio el 3 de abril, salvo para desembarcar a los pasajeros que estaban en ruta. En el ínterin, 168 turistas españoles quedaron confinados a bordo del Costa Deliziosa por las sospechas de que uno de los cruceristas tenía coronavirus. Francia negó una escala en Marsella y el buque, finalmente, llegó a Barcelona a finales de abril tras 15 semanas en alta mar.
En paralelo a ello, la actividad crucerista se redujo a cero. El mando único de lucha contra la crisis sanitaria prohibió la actividad el 13 de marzo mediante una disposición en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Ésta se fue prorrogando. La semana pasada, el Gobierno suspendió la llegada de buques a España de forma indefinida. Costa Cruceros, por su parte, anunció que enterraba el verano hasta el 15 de agosto de este año. Los itinerarios por el norte de Europa quedan cancelados por lo que resta de campaña estival. La matriz de la naviera, Carnival, ya preveyó un 2020 movido en Europa en sus resultados anuales. Está por ver cómo le afectará el descalabro a causa de la pandemia.