La naturaleza se ha salido durante la pandemia, con unos mares imponentes de cereal. Hasta el punto de que la cosecha puede pulverizar los récords desde que existen registros. “Si no se tuerce”, como siempre temen los agricultores, se prevé un “cosechón” de 25 millones de toneladas de cereales, por encima de los anteriores años cosecha del siglo: 2013, 2016 y 2018,
La nueva marca, tras la desastrosa campaña pasada, se debe a un clima muy favorable, con lluvias abundantes y en el momento oportuno, acompañadas de temperaturas perfectas. “Junto al agua es fundamental que no haga mucho calor en abril y mayo”, explican técnicos de Cooperativas Agroalimentarias de España.
Cosechadoras a punto
Los factores climáticos han resultado óptimos esta temporada. Agricultores de las principales comunidades cerealistas explican que, además, una leve sequía en marzo ha permitido realizar todas las labores de abonado y tratamientos de forma impecable con semillas adecuadamente certificadas.
En Andalucía las cosechadoras y demás maquinaria para la agricultura se echarán al tajo la próxima semana. En Extremadura y la zona más temprana de Castilla-La Mancha lo harán en la primera semana de junio. Hacia mediados de mes saldrán en Aragón y Cataluña, y a finales en Castilla y León. “La única amenaza es algún golpe de calor que arrebate la mies y altere la conveniente forma de granar”, advierte Carlos Gómez, especialista de Asaja. Confía en que la subida de temperaturas sería contrarrestada por cierta humedad que todavía mantiene el suelo. Incluso le vendría bien para madurar.
Castilla desbordada
«La campaña de cereal va muy bien. Hace falta que se mantenga. Estamos satisfechos”, aseguró la pasada semana el consejero de Agricultura y Ganadería de Castilla y León, Jesús Julio Carnero. Esta comunidad, cerealista por excelencia, espera con prudencia obtener una producción al menos un 16% superior a la del año pasado.
El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, que publica informes sobre la cosecha de cereal en colaboración con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), va más allá. En su último boletín calcula que la producción de trigo y cebada superaría en un 42% la media histórica de los últimos 30 años. Las cifras más altas, también sobrepasadas, se alcanzaron en los años 2000 y 1988.
En Cataluña, las perspectivas también son excelentes. La Unió de Pagesos prevé un incremento con respecto a la campaña pasada del 34% en cebada, 24% en trigo y del 22% en colza y guisante seco.
Más conservador, el Ministerio de Agricultura calculó en marzo un aumento del 11,1% en cebada y un 7,6 en trigo. Parece que la pandemia ha dejado de lado nuevas prospectivas que tengan en cuenta el buen clima posterior.
Bajada en Europa
La bonanza en España, y los países mediterráneos, va pareja a la de Estados Unidos y Brasil. Contrasta con las previsiones menos prometedoras del resto de Europa. Las excesivas lluvias de otoño dificultaron las siembras en la zona central y nórdica del continente. La sequía y el calor lo han rematado.
Coreal, la Asociación Europea de Comerciantes de Cereales y Leguminosas, apuntaba en su primer pronóstico en febrero a una producción en 2020 de 302,7 millones de toneladas. Ha ido rebajando sus previsiones en más de dos millones por la menor producción de trigo, fundamentalmente en el Reino Unido. Los expertos apuntan que las cosechas inciertas a orillas del Mar Negro en Rusia y Ucrania tendrán su repercusión en este mercado a nivel mundial. No obstante, el Ministerio ruso de Agricultura mantiene el pronóstico de exportar la temporada que acaba en julio más de 45 millones de tonelada de cereales, incluyendo 36 millones de trigo.
Más cervezas, por favor
Pero el cosechón tiene sus nubarrones. La crisis del Covid-19 con la declaración del estado de alarma ha rebajado el consumo de pienso y harina, junto con el de carne. Lo constata el canal HORECA (Hoteles Restaurantes y Cafeterías), que destaca la caída del gasto en cerveza por el cierre de estos establecimientos.
Casi un tercio de las 600.000 toneladas de consumo anual de cebada han vuelto al mercado de piensos. La bajada ha hundido los precios, que se habían alzado con la llegada del coronavirus, y ha arrastrado al resto de los cereales. El panorama pinta mal para mantenerlos. Los técnicos consideran clave que se confirmen las producciones a la baja de la cosecha de cereales en Europa y que se active el turismo España. Los 85 millones de turistas de otros años, caña va caña viene, vendrían como agua de mayo.