Es una corriente que defiende el liberalismo y que considera que vivimos los mejores tiempos de la historia. Es Steven Pinker y otros autores como Johan Norberg o Hans Rosling, autor de Factfulness (Deusto) el gran referente de esa idea que, partiendo de datos objetivos sobre mejora en la calidad de vida, sostienen que no debe haber motivo de queja. Y a ello se acoge Daniel Lacalle, un economista que no suele tener pelos en la lengua: “En 2019 la humanidad vivió el mejor año de la historia”.
Lo sostiene a partir de datos sobre el acceso a la educación, a la sanidad, a la incorporación de miles y miles de personas en el tramo de las llamadas clases medias, y en el acceso a bienes y servicios que podían parecer inasumibles hace unas décadas. “Alrededor de 10.000 personas en el rato que estamos ahora conversando entrarán a formar parte de la clase media, y eso es alucinante”, señala Lacallle, en una entrevista en el programa Converses de la Cadena Cope, con la presencia de Crónica Global.
¿Una religión?
¿Son datos que no pueden ser discutidos? Para autores como David Rieff, uno de los pensadores con mayor influencia en Estados Unidos, y que ha analizado el papel de las organizaciones no gubernamentales en distintos países en conflicto, cree que se trata de una “religión del progreso”, y que ese optimismo que representa Lacalle, pero que ha difundido Pinker con su defensa de los valores de la Ilustración, “es pura mística”.
Lacalle no considera que la economía se mueva a partir de recetas ideológicas, y que las respuestas sean diferentes en función de si uno se identifica como liberal o socialdemócrata. “Hay unos indicadores y unas formas de actuar, y depende de los objetivos que se quieran conseguir, pero siempre hay que analizar las posibles consecuencias de cada política”, señala.
El boomerang de la tasa google
Esa reflexión va destinada a la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de aplicar la llamada tasa google. “Yo me pregunto qué nivel de intervencionismo y de arrogancia tiene que tener el Gobierno, que dice o piensa: como hay elecciones en noviembre en Estados Unidos, si pierde Trump y las gana el Partido Demócrata no hará nada en contra y no nos atacará”, pero eso demuestra un gran desconocimiento del país”, al entender Lacalle que los demócratas no variarán en exceso esas políticas respecto a las grandes multinacionales norteamericanas.
¿Qué sucederá, en todo caso? “No puedes tener la idea de que vas a poner un impuesto diseñado maquiavélicamente y pensar que eso no tiene consecuencias, y si lanzas un boomerang te pueden devolver un camión, porque se trata de un boomerang que lanzas a la mayor economía del mundo desde la arrogancia y pensando que los demás son tontos”.
La economía zombie
Lacalle es economista, gestor de fondos de inversión, pero realizó una incursión en la política, de la mano del PP de Pablo Casado, aunque, previamente ya había coqueteado con Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid. En las elecciones generales del 28 de abril fue el número cuatro en la lista del PP por Madrid, pero abandonó el escaño al comprobar que muchos políticos populares, dedicados profesionalmente a la política, se habían quedado fuera. Colabora, sin embargo, como responsable del área económica en el partido.
Su idea, fiel a la corriente liberal, es que en los próximos años los bancos centrales seguirán inyectando mucho dinero en el sistema, y que eso tendrá consecuencias: “se ha generado una economía zombi que no permite a muchas empresas caer, cuando sus números aconsejarían cerrar. Es decir, en la medida en la que el sistema financiero trata de mantener las cosas a flote, se entra en un proceso similar al del Japón; no hay recesiones, pero se produce una especie de estancamiento, o crecimientos débiles, que no permiten desarrollar una economía”.
No habrá una 'brutal crisis'
En el caso de España el gran problema es para Lacalle la escasa productividad que genera el modelo económico español. Se trata de analizar la productividad “agregada”, desde la convicción de que la productividad en el sector privado “no ha sido mala”.
Pero, ¿cómo puede influir realmente la crisis del coronavirus? Aunque puede resultar un gran lastre para la economía mundial, Lacalle sostiene que “no comportará una brutal crisis económica o un gran problema sanitario global”, y que, tras un pico en el número de afectados, se producirá una cierta estabilización en breve.
Opción excluyente
Lacalle, en todo caso, no olvida su faceta más política, la que le ha llevado a secundar las posiciones del PP. Y uno de los problemas de la política española se centra en el llamado “diálogo” entre el Gobierno español y el Ejecutivo de la Generalitat. Sobre ese encuentro, celebrado la pasada semana en la Moncloa, Lacalle se pregunta para que debe servir el diálogo, “para qué y sobre todo con quién”.
Su posición es dura y clara: “Se está haciendo una opción excluyente, porque el objetivo parece ser que los ciudadanos de otras comunidades salgan perjudicados para alcanzar una supuesta solución, cuando, en el fondo, no lo podrá ser, ya que el verdadero objetivo de los interlocutores con los que estás hablando es la ruptura”.