A Greta Thunberg se la conoce en todo el mundo porque a sus 16 años lleva más de un año y medio --toda una vida para ella-- comprometida con la lucha contra el cambio climático. En agosto de 2018 comenzó a manifestarse en solitario ante el Parlamento sueco con su famosa pancarta de “Huelga escolar por el clima” y desde entonces no ha parado. Ha pronunciado conferencias en los foros más importantes, como la COP24 de Polonia del año pasado, y se la espera este viernes en la COP25 de Madrid, aunque su comparecencia oficial está prevista para el día 10.

Greta es popular en todo el planeta, pero no tanto Beata, su hermana dos años menor. Si a la mayor le ha dado por la defensa a ultranza del planeta, su temperatura y su clima, a la pequeña le va más la lucha feminista. Eso y cantar, como a su madre, Malena Ernman, que representó a Suecia en Eurovisión 2009 y quedó en el puesto 21 de 25 participantes, el segundo peor resultado del país en el certamen.

Hiperactivismo

Los padres de estas dos chiquillas están sometidos sin duda al hiperactivismo de sus hijas, qué mejor palabra. El padre, Svante Thunberg, que es un actor de medio pelo, suele acompañar a Greta; mientras que la madre está más con Beata. Mejor para ella, porque Greta casi acaba con la carrera de mezzosoprano de su mamá al inculcarle que ella tampoco debía viajar en avión, con lo cual la mujer comenzó a perder conciertos y trabajo.

Svante, por su parte, es hijo de la actriz Mona Andersson y del prestigioso actor y director Olof Thunberg, a años luz de su hijo en su faceta de actor, ya que Svante apenas se ha prodigado en la interpretación y se ha dedicado más a su familia y a labores de manager de su esposa.

Beata en una ocasión que acompañó a Greta en su protesta ante el Parlamento sueco / INSTAGRAM

¿De dónde sacan el dinero?

Qué familia tan... especial. Ahora los cuatro son vegetarianos, por cierto. El mundo se pregunta de dónde saca el dinero para desplazarse por todo el mundo esta peculiar familia, que además se mueve en medios alternativos al coche o al avión, que se niega a tomar Greta porque contaminan. Incluso Greta ha rechazado premios con voluminosos montantes económicos. Pero este grupo familiar no tiene problemas de dinero, que es algo muy de activista, por otra parte. Hay pocos activistas pobres, y a esta familia Olof Thunberg les dejó varios panes debajo de los brazos.

Lo cierto es que Greta es la niña de su padre y Beata la de su madre. De hecho, la mayor se presenta como Greta Thunberg, pero la pequeña lo hace como Beata Ernman, el apellido de su madre, que además, obviamente, es mujer y esa es su lucha. El padre, Svante, se ocupaba de ambas cuando eran pequeñas y Malena estaba de gira y es quien más ha vivido la progresión de la mayor como activista climática, de todos conocida.

Los Thunberg en casa, o los Ernman, según qué hija lo diga: complicado lo tienen para pasear a los perros / INSTAGRAM

A la sombra de Greta

La hermana pequeña de Greta ha crecido a la sombra de ella, pero no quería ser menos en lo que a activismo se refiere. La mayor ya había acaparado el clima, así que ella tiró más por el feminismo y no interfieren la una en la causa de la otra, aunque simpatizan. Además tienen en común que las dos padecen dificultades psicológicas: Greta presenta Síndrome de Asperger, eso que ella llama un “súper poder” que le permite asimilar cosas que otros no pueden; trastorno obsesivo-compulsivo y mutismo selectivo. Beata, por su parte, sufre de TDAH con rasgos de Asperger, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de oposición desafiante, y también se considera una superheroína.

Beata quiere luchar por las mujeres, especialmente las más jóvenes, y lo hace con la ayuda de su madre, que sabe del difícil carácter de esta chica de 14 años, que a veces va de la euforia al pánico con excesiva facilidad.

Beata en una imagen que colgó en su Instagram

Cantante y bailarina

Si Greta se inició como activista oficialmente en verano de 2018, a los 15 años, Beata lo ha hecho antes con el feminismo, y a sus 14 primaveras ya se la reconoce en algunos foros como una combatiente por los derechos de las mujeres. La verdad es que le ha venido muy bien la popularidad de Greta para hacerse con la suya. Además del feminismo, a Beata le gusta cantar, bailar y la gimnasia, pero no el deporte, porque "los chicos siempre quieren ganar". Tiene cerca de 15.000 seguidores en Instagram y muchos pensaban que era mayor que su hermana, porque al menos así se lo parecía físicamente.

Beata desde muy pequeña comenzó a seguir a su madre y su carrera como cantante y a apasionarse por el canto y el baile, actuando incluso con Malena en algunos espectáculos. Su única canción, Bara Du Vill (Solo lo harás), que lanzó hace cuatro meses, ha sido reproducida más de 100.000 veces en Spotify.

Manías y fobias

La adolescente, según detalla Malena en la biografía familiar, Nuestra casa está ardiendo, tiene todo tipo de manías y fobias, especialmente hacia los chicos por el mero hecho de serlo. Por ejemplo, no juega a las cartas porque siempre el rey gana a la reina, y eso no lo considera justo.

Los Thunberg, o los Ernman, según qué hija lo diga, no son, desde luego, una familia convencional y sus detractores aseguran que les mueve lo económico. Aunque eso no es, al menos, lo que Greta y Beata promulgan por el mundo, cada una centrada en su asunto.