Bodegas Bilbaínas dejó de ser una empresa vitivinícola cotizada el pasado 4 de julio. Carlyle controla desde entonces más del 98% de su propiedad gracias a la oferta pública de adquisición (OPA) que completó en abril y que mejoró con la compra de nuevos paquetes accionariales antes de las vacaciones. Una vez superado este proceso, el fondo de inversión ha abierto la etapa de reestructuración de la bodega riojana que forma parte del grupo Codorníu.
El primer paso en este sentido se dará el próximo 14 de noviembre, cuando se celebre la junta general de accionistas de la sociedad. Carlyle quería hacerse con el 100% de las acciones, pero el pool de minoritarios que se resiste a vender sus títulos obliga al grupo a cumplir con esta obligación legal, tal y como informan fuentes cercanas a la empresa.
Cambios en los estatutos
La reunión se centrará en gran medida en adaptar los estatutos de la nueva Bodegas Bilbaínas a su nueva forma de operar. Esto centrará gran parte del debate con los dueños de la bodega, que también deberán pronunciarse sobre el reparto de los dividendos a cuenta del resultado del ejercicio en curso para 2020.
También se deben aprobar las retribuciones que se reparte el consejo de administración y se anunciará el nombre de los administradores del grupo. No será un paso baladí, ya que una de las tareas pendientes de Carlyle en esta bodega del grupo Codorníu es renovar la cúpula directiva tal y como señalan otros interlocutores del grupo.
Adquisición de Codorníu
El grupo de cava y vino tranquilo está presidido por Alex Wagenberg, el director general de Carlyle Europa, desde que el fondo de inversión asumió una participación de control en el verano de 2018 por unos 390 millones de euros. La familia Raventós se mantiene en el consejo de administración de Codorníu, pero con tan sólo tres representantes como voz de los minoritarios --Alberto de Carandini, Marc Ferran y Rosa Maria Lamuela--. El resto de sillas lo ocupan directivos de la firma estadounidense.
Desde entonces se han dedicado a ordenar los activos de la firma, hecho que llevó primero a la OPA y luego a la exclusión de cotización a Bodegas Bilbaínas. Ya han empezado a soltar lastre con las inversiones menos atractivas, como en las marcas Cavas Rondel y Masía Bach cuyas propiedades inmobiliarias están a la venta. No se espera que este sea el camino de la bodega riojana, aunque se da por sentado que se aplicarán cambios para maximizar los beneficios.