El presidente de CEOE, Antonio Garamendi, ha advertido este miércoles de que los efectos de la llamada fuga de empresas en Cataluña se notarán en el tiempo y en la pérdida de inversiones. Especialmente en áreas como los servicios centrales con menos refuerzos de actividad que aflorarán “quizá no ahora, pero sí a largo plazo”.
El líder empresarial ha mostrado su “profunda tristeza” por el hecho de que unas 5.000 compañías llevasen su sede social, e incluso fiscal en algunos casos, en los momentos de mayor tensión del proceso independentista. “Nos parece terriblemente injusto lo que les ocurre a las empresas en Cataluña”, ha señalado en un desayuno informativo organizado por Europa Press, “los empresarios catalanes no se lo merecen”.
Pérdida del peso en el PIB nacional
Garamendi señala que el daño que el contexto político ha generado sobre la economía autonómica ya se nota en la pérdida del liderazgo de la actividad que históricamente ejercía. Ha recordado que la economía catalana representaba el 20% del PIB del país antes del referéndum ilegal del 1-O. Dos años más tarde, el peso ronda el 19%.
Su discurso también ha servido para aplaudir al empresariado catalán, que ha tildado de “extraordinario”. El líder de CEOE ha manifestado que el conjunto de la patronal rechaza de frente “todo tipo de boicots y populismos baratos” que afecten a la actividad económica. Unas palabras que han coincidido en el tiempo con la demanda del exconsejero de Sanidad catalán huido de la justicia, Toni Comín, de que un millón de catalanes dejasen de ir a trabajar para paralizar la actividad de Cataluña y afectar al conjunto de España. Demanda que ha sido desautorizada poco después por la consejera de Empresa y Conocimiento, Àngels Chacón (JxCat), que ha recordado que este tipo de acciones dañan a todo el mundo.
Desaceleración
Garamendi ha elogiado la “valentía” de algunos empresarios catalanes que nunca se han mordido la lengua a lo largo del procés. Ha agradecido de forma especial la claredad de las declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, presente en la sesión y que ha sufrido en carnes propias los efectos del boicot de ciertos sectores independentistas en Freixenet. Empresa que, tal y como ha recordado el patrono, mantiene su sede en Cataluña.
En cuanto a la desaceleración económica que afecta a España, ha dejado claro que el “empresariado no puede hablar de crisis”. “Cuidado con ser catastrofistas, porque nuestros inversores son extranjeros”, ha advertido. “Mucho cuidado con poner mal a nuestro país porque no le haríamos ningún favor”.