El enfriamiento de la economía global ya afecta de lleno a las empresas y a sus trabajadores. Entre enero y agosto de 2019 se registraron 5.897 empleados afectados por un expediente de regulación de empleo (ERE) en Cataluña, lo que supone el 42,72% más que el año pasado en las mismas fechas. En el conjunto de España la situación no difiere y el repunte alcanza el 40%. No obstante, más allá de la incertidumbre, los expertos ven una coyuntura marcada por cambios en los modelos de producción y reestructuraciones internas.
Expediente de regulación de empleo (2019) en Cataluña
Durante los últimos meses, la economía ha registrado varios ERE que afectan de forma principal a la industria y el sector servicios. Entre las principales reducciones de plantilla se encuentran las de Banco Santander, que afecta a 3.223 trabajadores, Caixabank --que se desprenderá de otros 2.023--, Nissan --600--, General Cable --500--, Bimbo --290--, Solvia --151-- , Zurich --que acaba de rebajar la cifra a 155 salidas--, o Gallina Blanca, que terminará su relación con 70 empleados tras el cierre de la fábrica de Sant Joan Despí.
Industria y servicios, los más castigados
En lo que respecta a Cataluña, el número de ERE registrados hasta agosto --último mes con datos disponibles-- alcanza los 254, el 37% más, según el Observatorio de Trabajo y Modelo Productivo. Por sectores, la gran damnificada es la industria, que recoge el 57,98% de los trabajadores afectados, seguida de los servicios --35,17%-- y de la construcción --5,39%--.
A pesar de que los datos aún quedan lejos de los picos que se alcanzaron en 2009 y 2012, los años más agudos de la crisis, los sindicatos comienzan a armarse. “No somos agoreros, porque la economía está creciendo, pero fruto del contexto de incertidumbre económica y política la situación se está resintiendo”, afirma el secretario de Política Sectorial de CCOO en Cataluña, Carlos del Barrio.
Reestructuraciones preventivas
Uno de los principales temores de los sindicatos, como explica Del Barrio, es el de que las empresas aprovechen esta incertidumbre para “hacer reestructuraciones de forma preventiva”. Es la misma tesis que vislumbra el profesor de Derecho laboral de la UOC, Víctor Canalda: “En ciernes de una nueva crisis, hay empresas grandes que intentan ir un paso por delante para estar en una posición estratégica”.
“El mercado de trabajo se encuentra en un periodo de transición hacia una reorganización más eficiente”, continúa Canalda. Así, si al comienzo de la crisis la mayoría de los ERE se encuadraban dentro de medidas de flexibilidad interna de las empresas, como suspensiones de contratos y reducciones de jornada, en la actualidad la tendencia se reduce y el 40,94% suponen la extinción de la relación laboral.
España, banco de pruebas
Desde la patronal catalana Foment del Treball consideran que, por “lógica”, la tendencia continuará en incremento. Según el director de relaciones laborales y asuntos sociales de la institución, Javier Ibars, la incertidumbre genera falta de inversiones, que se unen a la supresión de medidas incentivadoras, la suspensión de contratos y la reducción de jornada.
Por su parte, desde CCOO apostillan en “la facilidad que dio la reforma laboral”, ya que “muchas empresas que tienen sede en Europa aprovechan España como banco de pruebas”.
La robotización pendiente
Otro punto del debate se centra en la eliminación de puestos de trabajo por la robotización. “A causa de la uberización, las plantillas se van aligerando”, apunta Canalda, quien opina que, aunque la causa económica siempre “será la reina” en un ERE, las motivaciones técnicas van a comenzar a tomar impulso.
Así, Canalda prevé que los servicios y la industria sean los sectores más lastrados por el auge de las tecnologías y los cambios que éstas acarrean. "El sector servicios, que siempre ha sido de trato humano, ahora se centra en automatizaciones y bots”, explica.
Más conflictividad
No obstante, Del Barrio considera que el modelo productivo español “no está basado en la alta tecnología, sino que compite en precio”, motivo por el que teme que la causa real se deba a reestructuraciones para aligerar las plantillas ante una posible nueva crisis.
En este contexto, Foment ha criticado el incremento de la conflictividad laboral en Cataluña, donde se registraron 68 huelgas hasta el mes de mayo, el 55% con respecto al año pasado. La mayoría de éstas, 27, atendieron a problemas relacionados con la organización del trabajo.