David ha vencido a Goliat. L’Oréal ha sido condenado esta semana a pagar 81 millones de euros al tipo de cambio actual (91 millones de dólares) a una start up de Santa Bárbara (Estados Unidos) a la que robó sus secretos industriales. En concreto, la del producto estrella de la compañía de nuevo cuño. El decolorante de pelo que más se usa en Hollywood y que tiene entre sus acérrimas usuarias a Kim Kardashian, Jennifer Lawrence, Rachel McAdams o Taylor Swift, entre otros.
Olaplex es el nombre de la compañía que ha conseguido doblar el pulso al gigante francés en los tribunales de California, en una corte de la localidad de Wilmington para ser más concretos. También tiene una historia empresarial épica detrás. Nació en un garaje de la localidad costera como un experimento de dos químicos de polímeros que querían dar con productos de belleza innovadores.
Fórmula de tres pasos
Durante esta investigación casera dieron con una fórmula de tres pasos que protege el cabello durante los tratamientos de blanqueamiento, una decoloración agresiva que hasta la fecha iba asociada a un daño capilar destacado. El éxito en las ventas que ha conseguido es la muestra más evidente de que los propietarios alcanzaron su hito fundacional.
El choque con L’Oréal se remonta a 2015. Ambas empresas iniciaron conversaciones para valorar una fusión por adquisición que nunca se llegó a concretar. La abogada de Olaplex defendió ante el jurado que el “robo corporativo” tuvo lugar en este periodo de tiempo, tal y como recoge la prensa local.
Relató que el gigante internacional tomó prestado un producto que está patentado: el ingrediente activo llamado Bis-aminopropil Diglicol dimaleato que protege el cabello. Algo que el equipo legal de la multinacional ha negado de frente al explicar que el desarrollo de su producto se inició un año antes. Aunque el tribunal no les ha dado la razón.
Inicio de las ventas
El decolorante de Olaplex lanzado a mercado en junio de 2014. En su primer semestre de comercialización la compañía recibió más de 20.000 pedidos y se decidió dar un paso más allá.
Fue entonces cuando se suscribió el primer acuerdo con una subsidiaria de L’Oréal, la distribuidora mayorista Salon Centric. Es la red más importante de venta directa en peluquerías y centros de belleza de EEUU y le permitió llegar a una cartera de clientes de 100.000 personas a mediados de 2015. O lo que es lo mismo, superar los 12,5 millones de euros en ventas (14 millones de dólares).
Aproximación de L’Oréal
Esta vorágine de crecimiento propició que la multinacional de origen galo pusiera en su radar a Olaplex. Primero, con el fichaje de los empleados que consideraba que participaron en el desarrollo de este producto estrella, según el relato de la letrada. Después, con la oferta de compra.
El juez que ha llevado el caso considera probado que durante la due diligence la firma internacional tuvo acceso a información confidencial de su rival. La tecnología que usaba, la química que estaba detrás de sus productos, las patentes y su exitosa estrategia de marketing por redes sociales. En septiembre de 2015 las negociaciones se rompieron y L’Oréal copió el producto estrella de su rival.
Pugna judicial
El pulso judicial en EEUU no es el única que mantienen ambas compañías. Olaplex ya recurrió a los tribunales de Reino Unido a finales de 2016 por infracción de patente. La justicia le ha dado hace poco la razón, aunque L’Oréal anunció que pensaba presentar un recurso y desde el mercado se piensa que mantendrá el litigio vivo.
La prohibición de usar la decoloración en tres pasos sería fatal para la multinacional. Tal y como ha publicado Bloomberg, esta división supone el 12% de las ventas de la compañía y le genera unos 3.300 millones de euros en ventas (3.700 millones de dólares). Es un sistema que se comercializa bajo las marcas Matrix, Redken o L’Oréal Profesional, las de mayor prestigio del grupo. La batalla judicial entre ambas marcas promete nuevas entregas.