¿Qué está pasando en el taxi de Barcelona? Es aún pronto para saberlo, pero los indicios son preocupantes: una guerra total está en ciernes. Un grupo de conductores maniobra para denunciar a la actual junta de Élite Taxi ante Hacienda y derribarla por una presunta mala gestión económica. Alberto Tito Álvarez, líder de la principal asociación del sector, alerta de "ataques de gente frustrada que está dirigida desde fuera". Lo hace desde el semiretiro, ya que esta semana dimitió como presidente de Élite.
Fuentes del sector que han pedido no ser identificadas han arremetido duramente contra el hasta ahora líder del taxi barcelonés y nacional. ¿Qué le afean? "Que haya dejado Élite Taxi para montarse un proyecto personal del que vivir", argumentan en conversación privada. Siempre según este grupo, Tito habría firmado una gestión "opaca" de las cuentas de Élite, con partidas que no se logran justificar íntegramente, como la cuota que se paga a la Plataforma Integral del Taxi (PIT) o el crowdfunding para comprar una licencia para el activista. Cargan asimismo contra la dupla Tito-Elpidio Silva. Aseguran que la macrodemanda que pilota el abogado y exjuez contra Uber y Cabify "se va a estrellar". ¿Cómo lo justifican? "Se ha admitido a trámite, pero se han rechazado las medidas cautelares contra los vehículos de alquiler con conductor (VTC) porque suponía una millonada en lucro cesante". Hay más. Sostienen que Silva y el conductor y activista "pretenden vivir de esto", por lo que "pedirán más dinero a medida que se recurra el archivo a instancias judiciales superiores".
Tito: "No hay cuotas y las cuentas son públicas"
En conversación con este medio, Alberto Tito Álvarez atribuyó las quejas a "un pequeño grupo de conductores que, además, está dirigido desde fuera". Recordó el líder del taxi que "Élite Taxi no cobra cuotas de socios y que las cuentas de la asociación son públicas". Insistió el conductor y activista social que "se ha dedicado desinteresadamente a la defensa del taxi durante años, igual que los compañeros de Élite, a los que da apoyo total". Según él, "es ahora que quiero ganarme el pan con ello, porque tengo que pagar gastos y alquiler como todo el mundo, que me atacan". Bajo su punto de vista, "cuando lo das todo, todo el mundo te apoya, pero cuando pides algo a cambio, salen todo tipo de personajes resentidos, dirigidos desde fuera y con voluntad destructiva". Ha alertado también quien capitaneara hasta cuatro huelgas de taxi en España en dos años que "me han atacado duramente, incluso a mi hijo, que sufre [síndrome de] Asperger".
En el capítulo de críticas, Álvarez insiste en que la junta de Élite Taxi se renovó a finales del pasado año. "Cuando se disuelve la junta a finales de 2018, ¿por qué no se presenta nadie? ¿Por qué no presentan su proyecto y lo someten a votación de los taxistas de Barcelona para que éstos avalen o rechacen sus ideas?", se pregunta. Él tiene clara la respuesta: "Porque es gente que busca solo hacer daño". Cualquiera que fueren sus calificativos, ¿hay posibilidad de diálogo o entente entre conductores? "No. No se puede hablar con quien no quiere", razona. Lo que es más: asegura el activista que está recopilando información para llevarla a los Mossos d'Esquadra por si hubiera mimbres para acciones por daño al honor.
El taxi de Barcelona, roto
Las acusaciones de unos y la defensa de otros se probarán, o no. Lo factual es que en plena ebullición de la actualidad en otros sectores, como el aeronáutico por la huelga indefinida en el aeropuerto de El Prat, o la inseguridad en Barcelona, el taxi catalán sufre un desgarro. El taxi de la Ciudad Condal está roto. No es una situación menor, habida cuenta de que desde la capital catalana salieron las principales iniciativas de defensa del sector. ¿Ejemplos? Las primeras protestas contra Uberpop en 2014, o las sucesivas huelgas para limitar el número de VTC en las calles de las ciudades españolas. Precisamente, el cisma entre las 10.500 licencias del taxi en Barcelona y su área metropolitana llega cuando el sector se está a punto de tensionar. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ya suspendió en julio la hora de precontratación de Cabify y otros operadores de VTC que ha impuesto el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Tras ello, entraron otra decena de recursos a la sala tercera, incluyendo las de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Autoridad Catalana de la Competencia (Acco). Una suspensión cautelar del reglamento podría levantar al taxi en armas, provocando huelgas en Barcelona por tercer año consecutivo.
Si ello ocurriera, el taxi llegaría a un nuevo conflicto sin su líder y con fuertes luchas internas. Circulan entre los Whatsapp de los conductores de Barcelona montajes de vídeo y audio en los que se descalifican unos a otros. Las redes sociales son un hervidero de comentarios, acusaciones e insultos de perfiles anónimos y troles. No se ha librado aún ninguna batalla, pero la guerra en el taxi barcelonés ya ha empezado. Lo resume un conductor no alineado: "Es muy triste".