Cataluña recibe inversiones. ¿Insuficientes? Depende de cómo se utilicen. Los agentes económicos, como la patronal Foment del Treball, señalan que la situación no es mala. El problema es si el crecimiento se mantendrá a medio plazo, si esa mejora se traduce en un PIB per cápita más alto y si, realmente, se aprovechan los recursos. Y eso ahora no sucede. La productividad del capital es inferior a la media europea, aunque algo superior a la media española. ¿Se puede conformar el tejido empresarial y la clase política con esa realidad?

El economista Modest Guinjoan, ponente de un informe del Ctesc sobre la economía catalana, señala que “esa falta de productividad respecto al factor trabajo y el factor capital es, realmente, uno de los puntos en el que se debería trabajar”. El Govern que preside Quim Torra es consciente de esa cuestión, pero sigue paralizado. Se trata, en realidad, de una carencia que se arrastra desde los últimos diez años.

Productividad por debajo de la media

El gobierno tripartito que presidió José Montilla intentó revertir la situación con un plan estratégico sobre la industria que prácticamente no se ha desarrollado. El Ctesc pide ahora que se tome en serio, que sigue siendo válido.

Porque ¿qué ha pasado? Cataluña, respecto a la productividad del capital, de los recursos que recibe como inversiones, es la quinta economía --de un total de 37 economías analizadas que corresponden a los países de la UE y de la OCDE-- que menos rédito extrae. En 2016, el último año analizado, esas rentas eran hasta un 16,5% inferiores a la media de esas 37 economías. Y el 9,2% menor si se compara con la media de los 28 países de la Unión Europea.

El mal de Cataluña, en cuanto a su estructura económica, es que crece con vigor en ciclos económicos expansivos a base de introducir más factor trabajo y más factor capital. Eso se traduce, al margen de ese argot economicista, en más trabajadores y más inversión, sin atender a la productividad, a la eficacia de los dos factores.

 

Por delante de México y Australia

La situación se entiende mejor, o se aprecian más las carencias, cuando se comprueba, como ha hecho el Ctesc, que la economía catalana en su conjunto “tiene una dotación de capital por habitante y una relación capital-trabajo relativamente elevadas, y que la sitúa en el grupo medio alto respecto a la dotación de capital en el conjunto de los países comparados”.

Esa relación, en cuanto a las inversiones, ha supuesto que Cataluña se haya deteriorado entre 2000 y 2016 en comparación a 26 de las 37 economías occidentales. Y ha mejorado respecto a 11 economías: Bulgaria, Estonia, Grecia, el conjunto de España, Croacia, Italia, Chipre, Portugal, Canadá, México y Australia. ¿Debe conformarse el empresariado, los sindicatos y el gobierno catalán con esa situación?

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès / CERCLE D'ECONOMIA

Energía y servicios

Todo depende de los sectores. Los economistas que han trabajado en el informe del Ctesc señalan que se debería “mimar la industria” asumiendo, además, que no es una garantía de futuro. El País Vasco lo ha hecho, se señala, y sin embargo “tiene dificultades para competir en un mundo globalizado”. Pero si se quiere intentar un crecimiento sostenido y que mejore la riqueza real de los catalanes, la industria no se puede dejar de lado. Es el sector más productivo, seguido de la construcción, aunque esta última actividad tenga grandes oscilaciones en función de si el ciclo es expansivo o depresivo.

 

Productividad del factor trabajo de Cataluña comparada desde 2000

La otra cara de la moneda la representa el sector energético y los servicios, con niveles de productividad muy inferiores a la media. Eso explica las diferencias con la Comunidad de Madrid, que ha alcanzado el PIB que representa Cataluña en el conjunto de la economía española: el 19,2%. Si en Cataluña los sectores intensivos en trabajo priman, como el comercio, el transporte o el turismo, en Madrid son principales los sectores que son intensivos en capital: las TIC, el sector inmobiliario o las finanzas, con todas sus variantes.

Un PIB per cápita menor que Madrid

¿Resultado de todo ello? El PIB per cápita de Madrid es un 35% superior a la media española, mientras Cataluña se sitúa ligeramente por encima de esa media, con un PIB per cápita pegado a la media española desde los años 80.

No es un problema de recursos, por tanto, como los trabajos a pie de obra demuestran, sino de la eficacia de esas inversiones. Pero para cambiar esa dinámica, es necesario una directriz política y empresarial. Foment del Treball señala que quiere dirigir ese proceso, y también el Círculo de Economía, como señaló su próximo presidente, Javier Faus, en la reunión del lobby empresarial en Sitges. Los mismos agentes económicos esperan que también lo haga el Govern de la Generalitat, cuya secretaria de Economía, Natàlia Mas, ha analizado en profundidad el trabajo del Ctesc. Y también el consejero de Economía, el republicano Pere Aragonès.