Los representantes de la ANC celebran en la Casa Llotja de Mar que el independentismo ha tomado la Cámara de Comercio de Barcelona / CG

Los representantes de la ANC celebran en la Casa Llotja de Mar que el independentismo ha tomado la Cámara de Comercio de Barcelona / CG

Business

El Gobierno catalán admite que necesita grandes empresas

El Ejecutivo de Quim Torra asume que Cataluña pierde competitividad y que una de las soluciones pasa por dimensionar el tamaño de las empresas, aunque apoye lo contrario

22 mayo, 2019 00:00

Revolución en la Cámara de Comercio de Barcelona. Las elecciones internas, con el impulso de la ANC, ha dejado en la sala de mandos a pequeñas y medianas empresas. El Govern de la Generalitat ha mostrado su apoyo, con un discurso que penaliza a las grandes empresas, al llamado establishment. Pero ¿qué ocurre? El Govern de Quim Torra ampara un informe del Consejo de Trabajo, Económico y Social de Cataluña (Ctesc), que preside el exconsejero de Trabajo, Lluís Franco, que defiende justo lo contrario: la necesidad de que las empresas adquieran un mayor tamaño, porque la pérdida de competitividad comienza a ser preocupante.

El informe ha tenido como ponente al economista Modest Guinjoan, coautor, junto a Xavier Cuadras, de un libro que es una referencia del independentismo: Sense Espanya-Balanc econòmic de la independència (Pòrtic). Y han participado miembros de los sindicatos, UGT y CCOO, así como de las patronales, Foment y Pimec, además de otros economistas, como Joan B. Casas. Una de las conclusiones rompe el tópico de los partidos independentistas, según el cual en Cataluña la economía va viento en popa: la productividad sólo ha crecido un 0,3% desde 2000. Otro dato muestra que, tras comparar la economía catalana con las economías de la Unión Europea y de la OCDE --unas 37 en total-- es la cuarta en la que ha crecido menos el PIB per cápita.

Ganar tamaño para ganar competitividad

¿Entonces, qué ocurre? Depende el modelo productivo de cada economía. En Cataluña, desde el 2000, el sector de la industria ha logrado mantenerse, con dificultades, y perdiendo peso, y ha ganado enteros el sector servicios, pero a costa de una menor competitividad. Uno de los problemas importantes es que esa productividad se gana invirtiendo en I+D+I, en innovación, en formación a los trabajadores. Y eso se produce con mayor facilidad si la empresa es de un tamaño robusto, si se lo puede permitir.

 

Productividad del factor trabajo de Cataluña comparada desde 2000

Productividad del factor trabajo de Cataluña comparada desde 2000

Comparativa del nivel de productividad conjunta de factores productivos de Cataluña a precios de 2010, en diferentes ámbitos (2000-2016) / Ctesc

El documento deja claras las cosas: “La productividad del trabajo en la gran empresa se mantiene a lo largo de los años 2001-2013 entre un 15% y un 26% por encima del conjunto de la muestra del tejido productivo catalán; la de la mediana empresa entre un 1% y un 5% por encima, la de la pequeña empresa entre un 13% y un 17% por debajo; y la productividad del trabajo de la microempresa entre un 24% y un 30% por debajo”.

El discurso contrario gana adeptos

En la Cámara de Comercio de Barcelona, las 31 empresas que consiguieron una silla, de las 40 en juego, emplean a un total de 240 personas, con la única excepción de Bon Preu, que cuenta con 7.400 asalariados y factura 1.347 millones de euros. El resto, el conjunto de empresas a las que dio apoyo la ANC, facturan un total de 46 millones.

Todos estos datos contrastan con lo que demanda la economía catalana, que ha ido perdiendo peso, aunque haya crecido en los últimos años algo por encima de la media española. Lo que cuenta es el factor trabajo que se necesita para poder crecer, y la productividad que se genera.

Eso ha ido en perjuicio de la renta per cápita. El PIB de Cataluña era el equivalente, en 1999, al 99% de la media de la zona euro. Pero en 2016, año final del estudio del Ctesc, ese porcentaje descendía hasta el 95,2%.

Àngels Chacon, consejera de Empresa y Conocimiento / EP

Àngels Chacon, consejera de Empresa y Conocimiento / EP

La consejera de Empresa, Àngels Chacón

Industria y más industria

Lo que la propia Generalitat se dice a sí misma, con el consenso de sindicatos y patronales, es que se debe poner las pilas, que debe activar los acuerdos estratégicos sobre la industria, que el diagnóstico se conoce, pero no se impulsa la política necesaria, porque el Gobierno catalán está paralizado desde los últimos años, sea por el proceso independentista o por la incapacidad de pensar a medio plazo.

El sistema productivo es clave para alzar el vuelo. Y, con ello, el tamaño de las empresas: “Mientras que durante los años de crecimiento la distribución de la actividad y los factores de producción entre dimensiones de las empresas se mantiene relativamente estable --con unos crecimientos de la actividad, ocupación y el capital similares entre los diferentes tamaños--, a partir de la crisis el tejido productivo de la muestra identifica un ajuste más intenso de los factores de producción y de la actividad en las dimensiones más pequeñas y una resiliencia más grande de la gran empresa ante el impacto de la crisis --que en 2013 pasa a generar el 48,7% de la actividad, y concentra el 53,7% de la capacidad productiva, así como el 42% de la ocupación”.

¿Un país paralizado?

¿Entonces, dónde está Cataluña? Respecto a la productividad, la comunidad se encuentra en la parte media-baja, y por debajo de la media europea. El crecimiento del sector servicios está bien y genera empleo, pero a costa de la productividad. Ese mayor peso ha implicado que Cataluña se posicione, respecto a la productividad del trabajo por debajo de las 22 economías más potentes, de las 37 analizadas, entre ellas todos los países de la Unión Europea. Y es que la industria tiene una productividad un 16% por encima de la media, mientras que la del sector servicios es de un 9% por debajo de la media.

¿Soluciones? El propio Govern de la Generalitat, que cobija al Ctesc, señala las recetas, que pasan principalmente por “potenciar políticas para mejorar la dimensión media empresarial”. También por “invertir en activos productivos intangibles (investigación e innovación tecnológica, propiedad intelectual) y en activos inmovilizados materiales relacionados directamente con el incremento de la productividad”.

El conjunto de medidas es largo, pero reiterado por otros organismos en los últimos años, como la propia Cámara de Comercio, o por Foment del Treball. Una idea que se repite es que se desarrolle “con más celeridad las medidas contenidas en el acuerdo tripartito del Pacto Nacional para la industria”. Todo eso se sabe, se tiene estudiado, pero ¿quién actúa?