CaixaBank fía su plan a que los tipos suban al 0,7% y caiga la litigiosidad
Bajo la consideración de estas premisas, el beneficio se situaría en torno a los 2.750 millones en 2021, destinando al menos la mitad a retribuir a los accionistas
28 noviembre, 2018 00:00CaixaBank no ha querido pillarse los dedos con su nuevo plan estratégico 2019-2021, y ha mostrado todas las cautelas del mundo a la hora de cuantificar al detalle ni los beneficios que se podrían alcanzar al término del periodo, ni los dividendos que, como consecuencia de las ganancias, percibirían los accionistas.
“No podemos adelantar nada sobre los beneficios, aunque puedo decir que andarían en línea con lo que están marcando los analistas”, reiteraba Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad.
Unos 2.750 millones de beneficios en 2021
Una previsión, la de esos analistas, que se mueven en una horquilla de beneficios que estaría entre 2.700 y 2.800 millones, lo que significaría un aumento de al menos el 35% respecto a los algo más de 2.000 millones barajados al cierre del presente ejercicio.
A partir de aquí, tanto Gortázar como el presidente de la entidad, Jordi Gual, reiteraban a los periodistas en la ‘City’ londinense que la retribución a los accionistas seguiría situada por encima del 50% de esas ganancias. Sin más.
En este caso, la cautela de CaixaBank viene relacionada con las llamadas hechas en los últimos días, por parte del Banco de España, para que los pagos que realizan las empresas a los accionistas sean menos elevados.
La gran duda sobre los tipos
Al final, la base de todo plan estratégico de un banco se basa en el nivel que alcancen los tipos de interés. Y, en este sentido, la entidad financiera, con sede en Valencia desde hace un año tras el referéndum del 1-O, no quiere arriesgar lo más mínimo, sabedor de que todo puede pasar. Incluso, que los tipos se mantengan invariables durante todo el trienio.
“En este caso seguiríamos cubriendo los costes de capital y acometiendo las inversiones necesarias en la transformación de la entidad”, zanjaba Gortázar, quien también adelantaba la previsión de invertir 800 millones anuales en ese proceso imparable de digitalización.
Previsión de la evolución del interés
En esa evaluación de tipos, CaixaBank parte del actual 0,2% negativo del Euríbor a un año, que quedaría plano a final de 2019, que subiría hasta el 0,4% en 2020 y que, al final del periodo de vigencia del plan, en 2021, llegaría hasta el 0,7%. O más, a tenor de las palabras pronunciadas por Jordi Gual, quien se atrevía a apuntar “que serían algo superiores a lo que se está barajando”.
Además de los tipos, la entidad, como el resto de bancos, también se muestra muy prudente respecto a la alta litigiosidad que, como consecuencia de sentencias judiciales contrarias a sus intereses, podría mantenerse en los próximos años. “Es algo que el consejo ha tenido muy presente a la hora de elaborar el plan”, refería Gual. Y también Gortázar apuntaba que los costes y provisiones por esta circunstancia “continuarán en un futuro próximo”.
Romper el dique del crédito vivo negativo
De la ansiada subida de tipos dependerá que Caixabank pueda romper ese dique de contención que supone el mantenimiento del saldo vivo crediticio en terreno negativo. “La evolución del crédito vivo esta sujeta a un grado inusual de incertidumbre dada la volatilidad inducida por las ventas de cartera”, refleja la entidad en la presentación de su plan.
Sube la financiación al consumo y a las empresas, pero la producción de nuevas hipotecas sigue siendo insuficiente para compensar los vencimientos hipotecarios que se están produciendo, lastrando el balance de esa cartera crediticia, todavía en un 1,7% negativo. La previsión es que, si la situación se estabiliza y no surgen nuevos riesgos, ese saldo sea positivo en 1,2% en 2021.
En otro orden de cosas, y respecto a las participadas, Jordi Gual dejaba claro que no prevén grandes modificaciones en el futuro tras acordar la desinversión progresiva total en Repsol. Y que, respecto al 5% que mantienen en Telefónica no tienen pensado moverse. “Estamos cómodos. Se trata de una gran empresa, bien gestionada y con perspectivas de mejora”, sentenciaba el presidente de CaixaBank.