La cooperativa aceitera Dcoop, encabezada por Antonio Luque, ha ascendido en muy poco tiempo al liderazgo del sector en España. Pero algunas de las prácticas empresariales que lleva a cabo la entidad están provocando ríos de tinta impresa.
El aceite acapara el grueso del negocio, con unas ventas de 715 millones de euros. Dcoop no es solo un refinador. También está presente en otros muchos negocios, como la aceituna de mesa, el vino, la ganadería, los frutos secos, los cereales y los suministros.
Venta a pérdida
En el mundo de la aceituna, de gran impacto en Andalucía, se viene denunciando unas formas de Dcoop cuanto menos cuestionables. Quizás la acusación más llamativa sea que vende su aceite a unos precios tan bajos que solamente pueden acarrearle pérdidas. Ejercita una suerte de dumping, destinado al doble objetivo de expulsar a sus competidores y hacerse con la mayor parte del pastel.
Lo más sorprendente es que Dcoop se viene aprovechando de sus propios cooperativistas, a los cuales exprime a fondo.
Cooperativistas financiadores
En el último ejercicio, la deuda total de Dcoop se disparó de 331 a 385 millones. De los 54 millones de mayor deuda contraída, 50 corresponden a los socios cooperativistas. Es decir, son éstos los que están financiando las actividades de la cooperativa.
Una vez allegados los fondos, Dcoop los utiliza para costear sus filiales Mercaóleo y la norteamericana Pompeian. El año pasado aumentó su participación en esta última del 20% al 50%. Entre ambas, deben a Dcoop 75,2 millones de euros. La cantidad se reparte --curiosamente-- justo por mitad: 37,6 millones tanto una como otra.
Productos de la marca Pompeian, propiedad de Dcoop al 50%
Financiación encubierta
Dcoop vendió el año pasado a Pompeian mercancía por valor de 71 millones, de los que quedan pendientes los 37,6 millones citados. De ello se puede colegir que el grupo norteamericano paga a Dcoop a más de 180 días y como Pompeian cobra de sus clientes a corto plazo, sus gastos financieros son irrisorios. Es decir, todo lo que Pompeian se ahorra en costes financieros, lo están sufragando los cooperativistas de Dcoop.
Además, las ventas del grupo estadounidense se cifraron el año pasado en 81 millones, por lo que queda claro que el grueso de éstas las han financiado los cooperativistas de Dcoop.
Beneficios hinchados
Otro capítulo que despierta sospechas es el de los resultados económicos que obtiene la cooperativa. No parece sino que están sometidos a finos trabajos de ingeniería contable. Asegura que el año pasado ganó 3,7 millones netos después del impuesto de sociedades. A dicho beneficio se llega tras contabilizar 445.000 euros de subvenciones agrícolas, amén de 1,1 millones de subvenciones a su inmovilizado material. Todo ello se inyecta directamente a la cuenta de resultados.
Si se tienen en cuenta los tejemanejes con Mercaóleo y Pompeian y las financiaciones subterráneas a cargo de los cooperativistas, que le suponen unos menores gastos financieros de 2 millones, lo que en realidad ocurre es que Dcoop está rozando las pérdidas.