OHL, el grupo de construcción fundado por Juan Miguel Villar Mir, sigue en caída libre. Este lunes perdía otro 14,31% y ya vale menos de 350 millones de euros. Y lo peor es que este descenso a los infiernos no parece tener fin.
El 71,5% perdido en lo que va de año podría no ser suficiente, a tenor de nuevas entradas de inversores bajistas que están entrando en posiciones cortas, como Marshall Wace, que ha recibido a préstamo el 2,24% del capital de OHL para buscar su caída.
El plan estratégico, papel mojado
Con este panorama, el plan estratégico 2018-2020 con el que, a finales de junio, llegaba al cargo de consejero delegado Juan Antonio Fernández Gallar se convierte prácticamente en papel mojado.
Un plan que contempla alcanzar en 2020 unos ingresos de unos 2.800 millones y un Ebitda de unos 140 millones. Además, busca recortar los costes estructurales del grupo en unos 100 millones en los próximos dos años.
Hoja de ruta insuficiente
Para lograr estos hitos, y tras la venta de la filial de Concesiones la hoja de ruta pasa por acometer nuevas desinversiones, como la filial checa ZPSV y el complejo turístico de Mayakobá, en México. Unos 300 millones que servirán para financiar los costes del Plan Global de Costes de Estructura que afrontará la empresa hasta 2020 y también a distintos proyectos fallidos que tiene en cartera.
También apuntaba la necesidad de lograr otros 150 millones con el complejo Canalejas, en Madrid, o el edificio Old War Offices, en Londres, así como otros 400 procedentes de indemnizaciones de distintos proyectos.
A los inversores no les vale nada
Pero nada parece valer a los inversores. Ni que la deuda neta se haya reducido a 558 millones de euros, ni que, aunque con cuentagotas, OHL se esté adjudicando nuevos contratos y que la cartera de negocio supere con creces los 6.000 millones. Al final, en el ánimo de los inversores están pesando más las pérdidas de obras internacionales fallidas y también dos noticias recientes que no vienen nada bien a OHL.
Como son el expediente sancionador contra varias constructoras españolas a, entre ellas OHL, abierto por la CNMC por amañar, presuntamente, su participación en licitaciones públicas para la construcción y rehabilitación de infraestructuras y edificios. Tampoco favorece la obligación a tributar por el 5% de los dividendos percibidos por las filiales extranjeras incluido en el proyecto de presupuestos 2019.
Minusvalías en desinversiones
En el ánimo de los inversores también se dejan sentir las minusvalías de las inversiones, como esos 36 millones reconocidos la semana pasada por la venta de los activos mexicanos del proyecto Mayakobá. Y, sobre todo, que OHL cierre la operación ya en el último trimestre del 2018, de manera que el impacto negativo no compute en el resultado del tercer trimestre.
Esa desconfianza hacia OHL también se relaciona con la puntualización realizada por Deloitte tras los 843 millones perdidos al cierre del primer semestre, en la que el auditor aludía al negativo fallo judicial que podría derivarse del litigio que mantiene la constructora con la Comunidad de Madrid, a cuenta de la resolución de una concesión por el tren de Cercanías entre Móstoles y Navalcarnero.
Un asunto espinoso que, de no solventarse a favor de OHL, supondría reconocer que los 200 millones de euros contabilizados por este activo pasarían a convertirse en pérdidas. Un impacto de difícil asunción tal y como están las cosas.