El procés machaca al Poble Espanyol de Barcelona. La pequeña España de la ciudad ha perdido hasta el 50% de caja por las heridas abiertas por el proceso independentista. Los comercios del conjunto monumental esperan como agua de mayo la Semana Santa para evitar despidos.

Preguntada por la gestión, la sociedad gestora del recinto, Poble Espanyol de Montjuïc SL, no ha querido contestar a los requerimientos de este medio, alegando que la atracción es "apolítica".

Sus comerciantes tampoco se meten en debates ideológicos, pero sí son más abiertos a mostrar sus heridas. Una de ellas, la Arrosseria Bòria, que lanza un grito de auxilio ante la situación creada. "Los negocios del espacio estamos ahogados", se ha quejado su gerente.

Dependencia del turismo

La causa de esta asfixia es sencilla: los turistas ya no vienen. "El Poble Espanyol era un recinto que dependía del público internacional y del local. Este último sólo viene a los eventos o a las discotecas. No consume en los locales de día", advierte Ignasi Martí, dueño del bufé.

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Recreación de Las Torres de Ávila en la entrada del Poble Espanyol de Barcelona / CG

"Los comerciantes de la atracción --una cincuentena-- vivían del turismo: autobús turístico, cruceros y demás. En nuestro caso llevamos 15 años. Si no nos hubiéramos transformado en arrocería y trabajado día a día con las agencias de viajes, ya no existiríamos", ha agregado.

"Que bajen el precio de entrada"

Desde El Racó del Racó, la crepería del lugar, comparten el diagnóstico del restaurante y van más allá. "Los que más venían eran franceses, pero también indios, árabes o rusos. Desde octubre, cuando empezó el lío político en Cataluña, el número cayó en picado", explican.

Este negocio tiene una propuesta propia para recuperar comba. "Que la gerencia baje las entradas. La gente tiene que pagar 14 euros por persona si no tiene una reserva para comer, que los locales repercuten sobre el cliente. Bajo mi punto de vista, tendrían que recortar los abonos", sugieren.

"La inversión no se nota"

Una de las tiendas de bisutería del Poble Espanyol, cuya dueña prefiere mantenerse en el anonimato, recuerda que "en 2017 se hizo una inversión en limpieza, renovación y señalización que no se ha notado. Y el precio de los alquileres de locales comerciales aquí está por encima del resto de Barcelona.

Pese a que el autobús turístico --la línea roja-- tiene una parada en la atracción, este comercio también ha notado el impacto de la crisis catalana. "Enero es un mes muy flojo, claro está. Todo el mundo confía en que esto repunte por Semana Santa. Si no ocurre, temo por el empleo".

"Resistiremos"

Mucho más positiva es Vanessa, que regenta el Passion Show, un local de cena más espectáculo situado en el interior del conjunto monumental, aperturado con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1929. "Se ha notado la incertidumbre, pero resistiremos. Hay que un tener pensamiento positivo", ha insistido la empresaria.

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Calle del Poble Espanyol de Barcelona, que reproduce los monumentos de quince comunidades autónomas / CG

El local de cabaré ha notado los vaivenes "con más reservas de última hora", pero asegura que continúa facturando al nivel habitual. "En tiempos de crisis, la gente quiere evadirse. 'Basta de política, vamos a pasárnoslo bien'. Lo decían en la Segunda Guerra Mundial y se repitió durante todas las grandes crisis mundiales. Mi negocio tiene un producto competitivo y ofrece calidad. No voy a recortar. Cuanto mejor sea el servicio, más clientes volverán", concluye la emprendedora.