Quonia se mete en el alquiler de larga estancia a estudiantes. La cotizada catalana comercializará 13 apartamentos chic para alumnos e investigadores en Barcelona. Lo hará en uno de los activos de su portafolio, el edificio de Balmes número 47, en la confluencia con la calle Consell de Cent y muy cerca de la Universidad de Barcelona. Fuentes del sector turístico apuntan que el estreno del bloque, que adquirió en 2015 a un particular, se producirá en primavera.
"Serán estudios completamente equipados para estudiantes. No faltará de nada. Y la ubicación es privilegiada", subrayan las voces consultadas.
Quonia ya tiene el apartamento de muestra terminado, y ahora trabaja para adecentar el resto del bloque.
Compra a la familia Viladot
La operación será posible, explica uno de los exinquilinos, gracias al acuerdo alcanzado entre la socimi y la familia Viladot en 2015. "Los propietarios del inmueble residían allí. Llegaron a un acuerdo de compraventa e instaron al resto de inquilinos a evacuar las viviendas en un plazo razonable. No fue conflictivo", manifiesta.
En efecto, según consta en el Registro de la Propiedad, Investmex Real Estate se hizo con el 100% del inmueble en noviembre de 2015. Días después escrituró una hipoteca con el Banco Santander por valor de 5,5 millones de euros.
"Lo han derribado todo y vuelto a elevar. La obra es de gran calado", han explicado exvecinos de la finca.
Sosiego
La reconversión de uno de los inmuebles del portafolio de Quonia llega en un momento de relativa calma para la mercantil que comanda Narcís López Grau y que está participada por inversores mexicanos.
La última operación cerrada por la socimi fue la adquisición a Husa, la cadena de Joan Gaspart, del hotel Internacional de Las Ramblas de Barcelona.
La operación superó los 11 millones, según informaron entonces diversos medios.
Sector en auge
Precisamente, el vehículo inversor especializado en el residencial ha optado ahora por sumergirse en un subsector con altas rentabilidades y poco riesgo.
Los alquileres a estudiantes para largas estancias no están afectados por el plan de restricción de licencias que impera en la capital catalana, y por ello están en el punto de mira de varios fondos patrimoniales.
No obstante, las residencias de corta estancia sí colisionan con la normativa, ya que el ayuntamiento considera que algunas de ellas actúan como hostels encubiertos. De hecho, el equipo de gobierno de BComú y PSC multó a una treintena de ellas en verano de 2016.