Ofensiva de las entidades emisoras de tarjetas de crédito contra el fraude
Visa y MasterCard, entre otros, crean un manual de buenas prácticas
4 febrero, 2017 17:27Robo de datos e información y suplantación de identidad. Éstos son los principales usos fraudulentos que se dan a las tarjetas, sobre todo de crédito. Los casos no para de aumentar, ante lo que un grupo de entidades emisoras de tarjetas han elaborado la nueva normativa PCI-DDS con un objetivo muy claro: evitar que el fraude en el pago con tarjetas de crédito siga creciendo.
Se trata de un reciente modelo de seguridad de cara al tratamiento y almacenamiento de la información que contienen las tarjetas y que está enfocado especialmente en el sector de la restauración. Es una especie de manual de buenas prácticas que incluye normas para administrar la seguridad, las políticas, los procedimientos, la infraestructura de redes y el diseño del software, entre otros.
Detrás de la iniciativa, que no es una normativa obligatoria, hay entidades del peso de Visa y MasterCard. Desde el comparador financiero de HelpMyCash.com indican que no será necesario que los bancos exijan la implantación de este modelo, ya que los propios establecimientos se decidirán a implantarla por un factor fundamental: la tranquilidad por parte del cliente de que sus transacciones se realizan de forma segura.
La vulnerabilidad de internet
Los hábitos de consumo han cambiado. La tecnología hace más fácil y cómodo comprar por internet, una práctica cada vez más extendida. En paralelo, el fraude en el pago con tarjeta aumente exponencialmente. De hecho, existen infinidad de páginas web que transmiten los datos de las tarjetas sin encriptar, por lo que exponen a los consumidores a intentos de robo de información.
Ante esto, buscadores como Google Chrome, han incluido etiquetas de advertencia en todas las webs como Seguro o No seguro para que el usuario sepa si tienen instalado el certificado de seguridad SSL.
Seguros antifraude y antirrobo
La gran mayoría de las tarjetas de crédito y débito incluyen varios seguros, pero los más comunes son el antifraude y el antirrobo. Los segundos cubren los gastos que se realizan con la tarjeta hasta 72 horas previas a que se notifique la sustracción. Para ello, hay que cumplir con las condiciones que establezca la entidad y dar el aviso de robo en el momento y de la manera correcta.
Por otro lado, los seguros antifraude cubren el uso irregular de la tarjeta. Es decir, si se usan los datos robados del titular para realizar pagos, se reembolsa el dinero. Este tipo de seguros son muchas veces totalmente gratuitos.