El plan hotelero de Colau podría suponer un lucro cesante de 750 millones de euros. Ésta es la cantidad que un estudio estima que perderían los inversores que no puedan llevar a cabo sus proyectos a causa de la aprobación la semana pasada del PEUAT, la norma que limita por zonas la creación de nuevas plazas de alojamiento turístico con el fin de disminuir la saturación en el centro de Barcelona.

Las quejas han sido abundantes desde hace un año, cuando el ayuntamiento planteó la propuesta. Vienen de la industria turística: hoteleros, restauradores y comerciantes. Han sido varias las ocasiones en las que han mostrado su desacuerdo con las políticas de la alcaldesa. La última de ellas, a través de una carta conjunta que acusaba al consistorio de "demonizar" el turismo.

Las indemnizaciones

El autor del estudio, el economista y experto en hotelería Jordi Ferrer, ha puesto cifras a los miedos del sector. Una de ellas es el lucro cesante, que el especialista valora en 750 millones: se perderá la oportunidad de alquilar más de 2.500 habitaciones, con un lucro estimado de 300.000 euros cada una.

Esto puede desembocar en denuncias, que a su vez podrían llegar a sentencias desfavorables para el ayuntamiento. En este caso, Ferrer calcula que las indemnizaciones que tendría que abonar el consistorio del momento rondarían los 400 millones de euros. Janet Sanz, la teniente de alcalde de Urbanismo, cifró recientemente en 100 millones las indemnizaciopnes que tendría que satisfacer el ayuntamiento en el caso de tres de los hoteles más importantes. 

El núcleo del debate

Las medidas del consistorio responden al malestar ciudadano ante la saturación de algunos puntos de la capital catalana. El barrio de Ciutat Vella, Sagrada Família, las Ramblas, la Barceloneta y el Park Güell son las zonas más calientes. El núcleo del debate, según Ferrer, está en el modelo turístico que debe tener la ciudad. "Sin embargo", opina, "el PEUAT hace un diagnóstico poco meticuloso y se centra en el alojamiento, no en el modelo en sí".

¿Cuál es el patrón a seguir? "Barcelona tendría que fijarse en los principales destinos europeos, porque es uno más y tiene que actuar como tal", considera Ferrer. Sin embargo, París y Londres son demasiado grandes como para reflejar el modelo en la Ciudad Condal.

Descentralizar

Lo que sí han hecho bien las capitales británica y francesa, según el experto, es aliviar la presión del centro. "Han identificado las nuevas áreas donde ubicar la industria hotelera, y las han acompañado con otras medidas, como la restauración de estas zonas", indica el autor del estudio. Esto sí, con fuertes inversiones detrás para dotarlas de infraestructuras.

El plan de Colau se basa precisamente en el desplazamiento de parte de los visitantes. La descongestión, asegura, no se producirá sólo con que los visitantes se alojen en la periferia: "Los atractivos turísticos continuarán estando en los puntos calientes y la gente irá a visitarlos igualmente". El trasvase de la actividad, de todas formas, "no es posible", considera Ferrer. La prioridad del sector hotelero es la ubicación: "Los inversores miran a qué tarifa pueden vender". Por esta razón, asegura, la limitación de plazas de alojamiento en el centro supondrá la pérdida de 6.000 empleos directos en los próximos dos años.  

El ‘síndrome de Venecia’

Ferrer también trata de desmontar algunos de los motivos que han llevado al ayuntamiento a tomar medidas. La despoblación del centro es uno de ellos. El economista asegura que los datos prueban que Barcelona no está sufriendo el llamado síndrome de Venecia.

Ese síntoma vincula el turismo a la subida de precios del alquiler (por la mayor rentabilidad del negocio turístico) y a la dificultad de los ciudadanos de pagarlos, lo que forzaría su marcha. El informe de Jordi Ferrer indica que Barcelona recuperó más de 150.000 habitantes entre los años 2000 y 2015, el 10% de ellos en "algunas zonas de Ciutat Vella".