Los dos grandes bancos españoles llevan cinco años utilizando un filón financiero que les permite no sacar ingentes recursos de su caja a la hora de retribuir a sus accionistas. Este filón -que recibe el nombre de scrip dividend- les permite ofrecer el atractivo a sus accionistas de que en lugar de recibir el dividendo que les corresponde en efectivo, como antiguamente, les ofrecen más acciones en base al cálculo de unos derechos que deben vender a un precio fijado por el banco.
Un ahorro que el pasado ejercicio supuso una cifra que superó los 16.000 millones de euros en total para Santander y BBVA si sumamos los recursos que no se han destinado al dividendo por parte del Banco Santander y del BBVA.
Según los resultados presentados la semana pasada y correspondientes al ejercicio de 2013, Banco Santander -que preside Emilio Botín- tendría que haber pagado a sus accionistas alrededor de 14.500 millones de euros si hubiera tenido que pagar en efectivo el dividendo a los accionistas que optaron por acudir a las sucesivas ampliaciones de capital por el método de pago denominado scrip dividend.
Pago en efectivo limitado por la solvencia
El Gobierno ha limitado los dividendos en efectivo de la banca en 2014 a un importe similar al capital que les haya sobrado a finales de 2013 para cumplir con una ratio de solvencia del 9%.
La modalidad del scrip dividend da a los accionistas tres opciones: recibir nuevas acciones del banco sin retención fiscal, vender los derechos de la ampliación en el mercado durante los días que cotizan o, por último, vender estos derechos a la entidad a un precio al que esta se ha comprometido previamente. Esta última opción es la más parecida a cobrar el dividendo. Por lo general, la mayoría de los accionistas se acoge a la primera opción, que es la que se aplica por defecto. En Santander, que finalizó el mes pasado la primera retribución de 2014 a sus accionistas, los que eligieron por vender los derechos a la entidad fueron minoría (no llegaron al 14% de los accionistas).
Por su parte, BBVA -que preside Francisco González- también da la posibilidad de cobrar las acciones en papel sin retención fiscal y en efectivo para lo que realiza una ampliación de capital que diluye el precio de la acción en bolsa al haber más papel en circulación. La entidad calcula que se ha ahorrado del pago de dividendo clásico en efectivo alrededor de 2.700 millones de euros, que es lo que hubiera pagado a sus accionistas si no se hubieran acogido a recibir nuevas acciones en papel sin retención fiscal.