Yolanda Zabaleta lleva en paro desde 2013 / EE

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Vida

Mayores de 45: abocados al paro de larga duración

La edad se convierte en el principal escollo para los que buscan trabajo, cuya situación se agrava cuanto más tiempo permanecen en el paro

1 febrero, 2017 00:00

"Parados que llevan 12 meses como mínimo buscando empleo y no han trabajado durante ese período". Ésta es la definición que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre los desempleados de larga duración, categoría conocida como PLD y que, según los datos de la última EPA, afecta ya a más a 1,9 millones de personas (el 46% del total de parados). Aún más preocupante resulta que, dentro de este grupo, 1,6 millones de personas lleven más de dos años a la caza de empleo y que casi uno de cada cuatro lo intente desde hace más de cuatro años.

Las cifras disponibles configuran un retrato preciso de este tipo de desempleado. Revelan que, como en el caso de cualquier parado, las probabilidades de escapar de esta situación se tornan más difíciles si su formación es escasa. Así, el 49,5% de los desempleados con bajo nivel educativo son parados de larga duración. Por otro lado, que dos terceras partes de los desocupados de más de 55 años también lo sean certifica que la edad constituye otro factor decisivo para ingresar en este grupo.

‘Dumping’ generacional

Hasta tal punto ocurre así que, según la portavoz de UGT en Cataluña, Laura Pelai, la conducta del mercado actual con los que rebasan cierta edad podría calificarse de “dumping generacional”. Esto es, "prescindir de trabajadores de más de 45 años para contratar a otros más jóvenes, pasando de pagarles 60.000 euros a solo 20.000". Ante este escenario, Pelai cree "ineludible" promover un "cambio en la cultura empresarial", de modo que la experiencia de los seniors represente de nuevo un activo y no una rémora.

romina garcia ccoo

romina garcia ccoo

Similar diagnóstico traza Romina García, responsable del mercado de trabajo de CCOO de Cataluña. A su juicio, los "mayores de 45 años no son atractivos para el mercado", que actúa con ellos de forma "cruel" y "discriminatoria". Por ello, su sindicato aboga por medidas como penalizar a las empresas que despidan sin justificación a estos trabajadores o acreditar sus competencias profesionales para que su trayectoria laboral, en caso de que carezcan de título, no caiga en saco rato.

Una carrera contra el tiempo

merce garau soc

merce garau soc

Otro aspecto sobre el que existe consenso es en que la situación de los PLD tiende a cronificarse. En palabras de la directora del Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC), Mercè Garau, "cuanto más tiempo llevas sin trabajar, la barrera es más alta". Por otro lado, señala que, con frecuencia, los requisitos que se demandan no coinciden con los perfiles de los desempleados. Es el caso de "muchos marroquíes procedentes de la construcción que, al no hablar correctamente las lenguas oficiales, no han logrado reubicarse en otros sectores".

Por estos motivos, resalta la idoneidad de iniciativas del SOC como ofrecer trabajos durante un año en áreas como la limpieza de parques: "no precisan de alta cualificación y devuelven a esta personas al mercado". También recuerda que la institución invertirá 20 millones de euros en programas integrales para combatir la desocupación a largo plazo, de los que la intermediación con las empresas y los cursos de formación son piezas clave.

En carne propia

Dichos cursos, sin embargo, despiertan recelo en la hasta hace poco desempleada Cristina Bassa, un profesora de 56 años que ha estado buscando trabajo durante los últimos cinco. "Particularmente, no conozco a nadie a quien le hayan servido las formaciones. Las empresas no las valoran". A Bassa le costó salir de su situación porque contaba con un hándicap geográfico: "No podía alejarme de Cardedeu porque debía cuidar de mi marido, que estaba enfermo". A ello se le sumaba la consabida traba de la edad. "En mi caso, más que el género o la formación, éste ha sido el principal escollo. Si eres mayor, te apartan sin contemplaciones. Es descarado".

A pesar de que en la actualidad ya ha logrado reinsertarse en el sistema –trabaja en un restaurante de la localidad– Bassa no olvida el calvario que ha sufrido: "Poco a poco, te vas aislando. Te sientes como fuera del mundo. Intentas llevar una vida normal, inventando cada día una excusa para levantarte de la cama, pero resulta muy duro". En cualquier caso, su periplo por distintos trabajos precarios le ha brindado una certeza: "Los trabajos definitivos ya no existen, y eso para alguien de mi edad cuesta de aceptar. No importa lo que diga el contrato. Hoy en día, todo es provisional".