Artur Mas, el presidente Carles Puigdemont y, en segundo plano, Oriol Junqueras y Santi Vila, en el Parlamento catalán, con motivo de la cuestión de confianza / EFE

Artur Mas, el presidente Carles Puigdemont y, en segundo plano, Oriol Junqueras y Santi Vila, en el Parlamento catalán, con motivo de la cuestión de confianza / EFE

Política

Puigdemont se alía con ERC y da la espalda a Artur Mas

El presidente catalán frustra las expectativas de CDC, que pretendía alargar la legislatura, y le retira la organización del referéndum en favor de Junqueras

29 septiembre, 2016 00:00

Caras largas en los pasillos del Parlamento catalán. Son las de Artur Mas, Francesc Homs y su afines. Acaban de oír la frase del presidente, Carles Puigdemont “o referéndum o referéndum”. Y eso supone una declaración de guerra en toda regla a la vieja guardia convergente, que todavía se resiste a propuestas de ruptura unilateral.

La primera sesión del debate sobre la cuestión de confianza celebrada en la Cámara catalana ha sacado a la luz el deseo de Puigdemont de soltar lastre de su predecesor, Artur Mas, y afianzar los lazos con ERC. Era un secreto a voces que en las reuniones del Gobierno, los consejeros convergentes y republicanos tenían dos velocidades separatistas, así como las complicidades de Puigdemont con el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, y el consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva. Pero lo ocurrido ayer en el Parlamento catalán ha oficializado esas alianzas. En contra del criterio de dirigentes como Mas, Homs, Jordi Turull y, sobre todo, del moderado Santi Vila, Puigdemont prometió un referéndum unilateral en la segunda quincena de septiembre de 2017 si, como es previsible, el Gobierno español no se aviene a pactar una consulta de estas características sobre la independencia de Cataluña. Para muchos, eso suena a un nuevo 9N, es decir, a un nuevo proceso participativo que ni será vinculante ni tendrá efectos políticos y jurídicos.

Pero es la promesa que Puigdemont debía hacerle a la CUP, no solo para ganar la cuestión de confianza, sino también para asegurarse la aprobación de los presupuestos de 2017 --el veto de los radicales a las cuentas de 2016 ha propiciado esta cuestión de confianza, que continuará hoy con la intervención de los grupos parlamentarios y de la votación--. La presión está ahora en las filas cupaires, pues Puigdemont amenaza con adelantar elecciones y decir adiós al referéndum si los presupuestos no prosperan. "Ha demostrado ante la CUP que la cosa va en serio. Si quieren referéndum, tendrán que aprobar los presupuestos", explicaba ayer un diputado de ERC tras la sesión.

Nada que perder

Pero más allá de la validez de ese referéndum no pactado, resulta especialmente significativo que Puigdemont haya encargado a Junqueras, vicepresidente económico, el diseño de esa consulta, pues tradicionalmente, los procesos de participación ciudadanos eran gestionados por la Consejería de Gobernación, dirigida ahora por la convergente Meritxell Borràs. Asimismo, Puigdemont acaba con las expectativas de un buen número de convergentes que pretendían alargar la legislatura más allá de los 18 meses pactados.

En los próximos meses, se verá si el presidente catalán cumple con esa hoja de ruta que debe culminar con la independencia en el otoño de 2017. Parece que no tiene nada que perder, pues su intención es regresar a su Girona natal.