¿Mintió Puigdemont sobre su reunión con Carter?
Verdades a medias, secretismos, desmarques... La reunión del presidente catalán en Atlanta pone la guinda a la fracasada diplomacia catalana
13 abril, 2017 00:00Ha pasado una semana desde que se produjo el supuesto encuentro entre Carles Puigdemont y Jimmy Carter, y todavía no hay fotos que lo atestigüen. Algo que, en la era digital, no solo desconcierta, sino que hacía dudar de que esa reunión se hubiese producido. Hasta que The Center Carter, la fundación creada por el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, puso las cosas en su sitio. Hubo contacto, sí. Pero se cumplieron los peores presagios.
El Gobierno catalán compartió su intención de promover un referéndum pero “el expresidente Carter expuso que ni él ni The Carter Center podrían estar involucrados en este asunto”. Un duro revés que, si bien desmiente a aquellos que desconfiaban de la existencia de esa reunión, se une a otro portazo más oficial si cabe, el de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, que marca distancias con el procés y apela a la unidad de España.
De hecho, la ausencia del testimonio gráfico del encuentro --que gestiona la fundación-- cobra ahora sentido, dado que la organización de Carter ha tenido interés en desmarcarse de la intención política de fondo: capitalizar la visita como un activo del independentismo catalán.
Ningún presidente recibe a Puigdemont
Dicen que las prisas son malas consejeras y el presidente catalán necesitaba urgentemente de complicidades con el proceso catalán que avalen un referéndum condenado a no celebrarse. Ningún presidente extranjero ha querido hasta ahora reunirse con Puigdemont, algo que no ocurría con sus predecesores, Jordi Pujol, Pasqual Maragall o incluso con Artur Mas, que cultivaron la diplomacia al más alto nivel. Pero la conversión independentista de CDC y sus presidentes ha torpedeado esos contactos.
De ahí que, tras sus discretas conferencias en Harvard y Bruselas, y su encuentro con dos congresistas americanos, Puigdemont se agarrara a un clavo ardiendo y publicitara un encuentro solemne con el expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Un encuentro menos grandilocuente de lo pretendido, sin fotos, lleno de secretismos y que ningún departamento de Presidencia ha querido asumir.
Ni el entorno de Puigdemont, ni la Consejería de Asuntos Exteriores que dirige Raül Romeva, han querido dar detalles de ese encuentro en Atlanta. Ahora se sabe por qué. Nadie quería asumir una derrota, dicen algunas fuentes, anunciada por el propio Romeva, conocedor de los entresijos diplomáticos --fue eurodiputado-- y de los riesgos de marcarse faroles en el ámbito internacional. Hay precedentes, como informó este diario, de las diferencias entre Romeva y Puigdemont provocadas por las ínfulas internacionales del President.
El presidente Carles Puigdemont (i), con el secretario general de Diplocat, Albert Royo (d) y Ambler Moss, quien supuestamente organizó el encuentro en Estados Unidos de la delegación catalana con Jimmy Carter / CG
Puigdemont aseguró en una entrevista en Catalunya Ràdio que no fue a verse con Jimmy Carter para pedirle nada, que no le reclamó la posibilidad de que en el referéndum pudiera haber observadores del Carter Center. Ayer se supo que sí hubo un intento de ganarse la complicidad de esa fundación. Pero la respuesta fue negativa.
El único amigo americano
Mucho se ha hablado también sobre el coste de ese viaje, que se produjo pocos días después de que el propio Puigdemont regresara de su viaje a Harvard. “Es cierto que la Generalitat no pagó. Puigdemont fue de invitado de Ambler Moss a la recepción anual que el Centre Carter ofrece a los donantes. Uno de esos donantes es el centro que Moss tiene en Miami. Como tal, tenía derecho a dos invitaciones y, por esta vía, acompañó al presidente catalán a la recepción”, explican a Crónica Global fuentes internas del Palau.
Moss, que tiene la Creu de Sant Jordi de la Generalitat, es miembro de Diplocat --organismo dedicado a situar Cataluña en el mundo--, firmante del manifiesto en favor de la consulta del 9N y exvicecónsul de Estados Unidos en Barcelona, se ha revelado como el único "amigo americano" que tiene Puigdemont.