Ada Colau, Jaume Roures y el edificio de Mediapro / FOTOMONTAJE CG

Ada Colau, Jaume Roures y el edificio de Mediapro / FOTOMONTAJE CG

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Colau 'parte peras' con Roures

El Ayuntamiento de Barcelona se desvincula del proyecto común en torno al edificio Imagina, del 22@, en el que ha perdido 20 millones de euros

10 enero, 2017 00:00

A la alcaldesa de Barcelona no le convence el pacto que el consistorio barcelonés firmó con el grupo de Jaume Roures. El acuerdo se remonta al 2004, durante el último mandato de Joan Clos, cuando Mediapro constituyó, a través de su empresa Rilson XXI Inmuebles SL, una sociedad mixta con la empresa municipal 22@, que luego fue absorbida por Barcelona de Infraestructuras Municipales SA (Bimsa).

Ambas compañías formaron la sociedad mercantil Mediacomplex SA para llevar a cabo un objetivo en común: la construcción del edificio Imagina, situado en el número 177 de la Diagonal de Barcelona, ocupado principalmente por entidades del grupo Mediapro.

Impago de Roures

El pacto conllevaba dos condiciones: la primera, que el Ayuntamiento de Barcelona se encargase del pago de 16,8 millones de euros para llevar a cabo el proyecto. La segunda, que Rilson pagase un canon por el uso del suelo, ya que es propiedad pública. Pero la compañía de Jaume Roures nunca pagó.

El consistorio hizo pública, en febrero de 2016, la cifra de la deuda: 1.989.650 euros. Actualmente, la cifra asciende a unos 2.900.000 euros, según ha podido saber Crónica Global.

En total, una suma de casi 20 millones que se habrían volatilizado si el actual gobierno de Ada Colau hubiera llevado a cabo su plan inicial: dar carpetazo al asunto. Pero, tras una pregunta sobre esta cuestión en la comisión de urbanismo de febrero de 2016 y en el consejo de administración de Bimsa un mes después, la alcaldesa ha decidido desmarcarse del edificio de Jaume Roures.

Mediapro recula

En la reunión del consejo administrativo de Bimsa celebrada la tarde de este lunes, la previsión era que la compañía de Mediapro reconociera su deuda y, por consiguiente, se comprometiera a la devolución del importe íntegro. Eso conllevaría que el Ayuntamiento de Barcelona acordase vender sus acciones de la sociedad mixta a un precio de salida igual al invertido, con lo que se recuperaría todo el importe perdido.

La sorpresa y el desconcierto han sido máximos cuando ha llegado el mensaje de Roures: no está dispuesto a aceptar la deuda, no firmará el documento acordado previamente porque, desde su punto de vista, hay que negociar algunos flecos del texto.

La reunión ha durado media hora escasa y en ella se ha tratado el que era el único punto del día. La conclusión, por el momento, es que el Ayuntamiento de Barcelona tendrá que esperar para recuperar los 20 millones de euros, siempre que las negociaciones lleguen a buen puerto.