Fachada del Gran Café de la calle Avinyó, que ha estado okupado durante más de un año / CG

Fachada del Gran Café de la calle Avinyó, que ha estado okupado durante más de un año / CG

Vida

La okupación del Gran Café destapa el saqueo de piezas históricas en comercios cerrados

El conocido local de la calle Avinyó tuvo inquilinos indeseados durante más de un año y ha quedado "destrozado"

15 septiembre, 2022 00:00

El emblemático Gran Café de Ciutat Vella bajó la persiana en 2020. Fue otra de las víctimas de la pandemia, ya que la propiedad no pudo aguantar la falta de comensales y declaró el concurso voluntario de acreedores de la sociedad que lo explotaba. Ha sido el último local histórico de Barcelona en sufrir una okupación que se prolongó más de un año. Su recuperación posterior ha destapado otra consecuencia de las entradas ilícitas en propiedades privadas, el saqueo de piezas históricas y con cierto valor en el mercado que habían sido testigos hasta entonces de los negocios que se ubicaban en los locales emblemáticos. 

En el caso del restaurante de la calle Avinyó, los que han entrado después del allanamiento aseguran que, simplemente, está "destrozado". Nada queda de las majestuosas columnas y las lámparas que presidían la sala principal, comedor habitual tanto de turistas como de los trabajadores y visitantes del ayuntamiento y el Palau de la Generalitat, ya que está situado cerca de plaza Sant Jaume. 

Pérdida de oportunidades

El local es ahora propiedad de un empresario de origen ruso, pero las fuentes consultadas aseguran que está "en muy mal estado". Tanto, que uno de los posibles arrendatarios que lo había visitado para recuperar la actividad ha retirado la oferta al valorar los trabajos que necesita para recuperar el espacio. 

Los okupas entraron en el Gran Café por el lateral. Accedieron al bajo por uno de los ventanales del restaurante --ahora tapiado con una chapa metálica-- y se instalaron allí durante meses. El dueño de otro negocio cercano relata que durante días vio a varios sujetos “entrar y salir con cosas para venderlas. Entre ellas, las máquinas de la cafetería” que se habían quedado dentro. Fue lo único que pudo identificar del saqueo que sufrió el establecimiento. 

Abierto desde 1970

El Gran Café abrió sus puertas como restaurante en 1970, aunque su antiguo dueño siempre mantuvo que el negocio se remonta a los felices años veinte. Desde 1897 y hasta los años setenta del siglo XX sí estaba abierto, pero albergó una tienda de máquinas de coser de la marca Wertheim. 

Esto propició que el establecimiento contara con una imponente decoración modernista, que atrajo a los allanadores que okuparon de forma irregular el espacio. Aunque no contaba con la antigüedad que Grupo Cacheiro hizo creer, sí que en su interior albergaba piezas de interés que, al parecer, han desaparecido. 

Otras piezas de valor

No es el único local histórico que han rondado los okupas. Hace pocos meses, como avanzó este medio, intentaron tomar el control de la Herboristería del Rei, otro comercio emblemático de la capital catalana que contaba con 193 años de historia cuando echó el cierre en 2021.

Desperfectos en la Herboristeria del Rey, en Ciutat Vella / CG

Desperfectos en la Herboristeria del Rey, en Ciutat Vella / CG

En esa ocasión, intentaron acceder al local a través de un agujero en la fachada. Allí sí se encuentra una pieza de gran valor artístico: la fuente de mármol en la que se conservaban las sanguijuelas de la farmacia original coronada por un busto de Carl von Linné, un científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco que se considera el padre de la taxonomía. Los elementos ornamentales se habían conservado tan bien que incluso aparecieron en superproducciones como la película El Perfume (2006). Se desconoce su estado actual. 

La esencia de Barcelona

En la misma calle que el Gran Café acumula polvo desde 2018 otro de los locales que alojaban uno de los negocios más emblemáticos de Barcelona: el restaurante Pitarra. Después de un intento fallido de convertirse en un pub inglés, el local que fue historia viva de la capital catalana quedó vacío. En su interior, recuerda el expresidente de la asociación de protección de los comercios emblemáticos de la ciudad, Alberto Mejías, se encontraba un reloj de elevado valor que presidía la sala en la que se reunía lo más selecto del Teatro Catalán. Ha desaparecido. 

Mejías señala que estas piezas son importantes tanto para el municipio como para el entorno urbano. “Se trata de locales que mantienen la esencia de Barcelona. No solo por su grandiosidad, sino por el significado que tienen para los barrios”, reivindica, con elementos decorativos de gran valor tanto histórico como sentimental. “Tenemos la responsabilidad de cuidar la herencia que nos dejaron nuestros antecesores y que forma parte de nuestro ADN”, sentencia.

Pérdida del patrimonio

El Ayuntamiento de Barcelona asegura no tener conocimiento de la okupación del Gran Café. Sus portavoces alegan que si el dueño no ha presentado la pertinente denuncia, la Guardia Urbana solo acude si es requerida por algún conflicto con los allanadores.

Los vecinos critican lo que tildan de "pasividad" del consistorio con respecto a la protección del patrimonio, incluso el que está dentro de estos locales privados, y argumentan que no se ha hecho lo suficiente para protegerlo. La vandalización de la iglesia de San Lázaro y el saqueo de la antigua sinagoga de la capital catalana también han generado un aluvión de críticas hacia el equipo de gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni.