La Feria de Abril negocia con dos ubicaciones alternativas a Barcelona.

La Feria de Abril negocia con dos ubicaciones alternativas a Barcelona.

Vida

La Feria de Abril de Barcelona negocia con dos municipios tras el 'desplante' de Colau

La Fecac, entidad organizadora, responde así a las trabas al evento de cultura andaluza

13 enero, 2016 13:30

La Feria de Abril de Cataluña negocia con dos municipios para celebrar el evento de cultura andaluza, que congregó a un millón de personas en 2015. La Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Catalunya (Fecac), entidad organizadora, responde así a las trabas impuestas por el gobierno de Ada Colau en la ciudad condal. 

El presidente de la Fecac, Daniel Salinero, ha confirmado que hay "interés" en localizaciones alternativas. "Celebrar la Feria de Abril no depende de Barcelona. La marca es propiedad de la Fecac. Si no la organiza esta federación, el evento se perderá", ha recordado Salinero a Crónica Global.

Si deja Barcelona, la Feria de Abril no se celebrará ni en Santa Coloma de Gramenet ni el Hospitalet de Llobregat, dos ciudades que han acogido el evento en el pasado, y que ahora se desmarcan por distintas razones.

La oposición presiona

Ante la amenaza de la coordinadora, la oposición municipal de Barcelona se ha movilizado casi al completo. PSC, PP, Ciudadanos y Convergencia Democratica de Cataluña (CDC) han contactado con la Fecac para mediar en el conflicto. "Sólo ERC [ni la CUP] nos ha contactado", abunda el organizador.

Salinero tilda de "excusas" las razones del concejal de Transparencia Jaume Asens, que el martes acusó a la Feria de ser "poco transparente" en el pasado, y reveló deficiencias en seguridad. "Nos reunimos con el gobierno en julio. La cuestión es que no hay voluntad política", tercia.

Concurso

El conflicto abierto de la Feria de Abril con Barcelona se ha generado porque el ejecutivo de Colau obliga a los organizadores a ganar un concurso público en 2016. La adjudicación para ocupar el espacio incluye duros requisitos de seguridad y la exigencia de demostrar que los beneficios de la feria "redundan en la cultura popular y no sólo en el lucro de sus organizadores".