Una persona acerca las manos al fuego

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Vida

España, el país de la UE con la luz más cara

Los consumidores han pagado el doble que los franceses en el primer semestre de 2017 en su factura de suministro eléctrico

30 noviembre, 2017 08:49

El bolsillo de los hogares españoles es el que más sufrió por el recibo de la luz en el primer semestre de este año de todo el continente, según se desprende del último informe de Eurostat.

Cada kilovatio/hora --la unidad de medida de la electricidad-- costó a los consumidores medios de España 0,199 euros antes de impuestos, por lo que los hogares franceses pagaron la mitad (0,099 euros el kWh). Para realizar esta medición Bruselas pondera los precios de la luz en función del poder adquisitivo de cada país.

Lo más caro de la UE

Los españoles son los que más pagan por la luz en Europa: 0,20 céntimos el kW/h, un 40% más que los daneses y los finlandeses. Este coste es más del 30% que en Portugal, donde la unidad eléctrica sale a 0,138 euros. Sobre el 30% menos también están Italia (0,1347 euros) o Alemania (0,1306). Incluso países con el precio mayorista de la luz caro, como es el caso de Bélgica, acaban repercutiendo menos sobre los bolsillos de los belgas (0,1703 euros). Hasta islas como Reino Unido o Irlanda, que disponen de peores niveles de interconexión y precios mayoristas más altos, aguantan mucho mejor la factura cuando llega a sus consumidores.

En conclusión, España es el país que más lastra los bolsillos de los consumidores desde 2014.

Sufren más los que consumen menos

La subida del coste de la electricidad --más que evidente entre 2007 y 2014 según Eurostat-- se entiende en gran parte por decisiones políticas. El precio mayorista de la electricidad, la parte de energía que se llevan los generadores, ha afectado menos. Así se demuestra al variar el consumo.

Los anteriores cálculos son para un consumidor medio que gasta entre 2.500 kWh y 5.000 kWh. Cuando el consumo es inferior a 1.000 kWh, los diferencias de precio entre España y el resto de países se incrementan. Los que menos gastan sufren más en comparación con sus homólogos europeos.