Ana Zúñiga y Claudia Rodríguez, su hija, una víctima del llamado 'crimen de la Guardia Urbana' / CG

Ana Zúñiga y Claudia Rodríguez, su hija, una víctima del llamado 'crimen de la Guardia Urbana' / CG

Vida

Crimen de la Guardia Urbana: "A mi hija la mataron las enemigas de Rosa Peral"

Habla la madre de la reclusa fallecida que se ofreció para desenmascarar el complot contra la agente

3 abril, 2018 00:00

“Cuando se enteraron de que mi hija estaba dispuesta a dar la cara por Rosa Peral, la mafia que controla el tráfico de drogas en Wad-Ras la estuvo presionando hasta que acabaron con su vida”.

Estas son las desgarradoras palabras de Ana Zúñiga, madre de la reclusa Claudia Rodríguez, que, según la dirección de prisiones, se suicidó el pasado 11 de marzo en la barcelonesa cárcel de Wad-Ras. Según la versión oficial, los funcionarios la encontraron con una bolsa en la cabeza tras haber tomado una gran cantidad de drogas.

Ni atisbo de suicidio

“La han matado, la han matado”, clamaba esta mujer sólo minutos más tarde de que se entrevistase con la directora de la cárcel, una semana después de haber enterrado a su hija.

“Me dicen que se ha suicidado y no me lo creo. Yo estuve con ella por la mañana. La vi muy preocupada y cuando le pregunté qué le pasaba me dijo que tenía miedo, que tenía miedo por su vida. Por la noche, tras la cena y el recuento, a mi niña la mataron”, ha explicado en un entrevista con Crónica Global.

Defender a Rosa

Ana Zuñiga establece una relación de causa-efecto entre “el momento en que la internas que forman parte de esa mafia se enteran de que Claudia está dispuesta a declarar a favor de Rosa Peral (y a denunciar el complot que estaba en marcha contra la agente de la Guardia Urbana) y el momento en el que empiezan las presiones” contra su hija.

El 21 de enero de este año, Claudia le envió la primera carta a Rosa Peral. En ella identificaba a las reclusas que tramaban el plan para hundir la reputación de la agente municipal. El motivo inicial de este complot: la negativa de Peral a mantener relaciones sexuales con una de las cabecillas del grupo, Jennifer.

Grupo organizado

“Sí, todo empezó ahí. Mi hija me hablaba de la Jennifer, la Ánguli, la Jessica, la Rebeca y otras. Son todas del mismo círculo. Las dos primeras son las que declararon contra Rosa pero todas son la misma mafia”.

Ana Zúñiga añade: “En la cárcel se sabe todo. Y estas reclusas supieron que en enero mi hija se puso a disposición de Rosa ante la injusticia que se estaba cometiendo con ella. Pocos días después, una dominicana le dio una paliza. Más tarde la Jessica le robó la televisión y mi hija la denunció. La Jessica se fue a los funcionarios con el cuento de que mi hija tenía pastillas y mi Claudia, que siempre iba de cara, contratacó y escribió un parte en el que las acusó de traficar con drogas y dio detalles. Esa fue su sentencia de muerte”.

La droga, como en la calle

Las revelaciones de Ana Zúñiga no escatiman detalles: “Mi hija explicó que era durante los vis a vis que mantenían la Ánguli y la Jessica con sus novios cuando entraba la droga”.

Al cierre de esta información, Ana Zúñiga no conoce el resultado de la autopsia que le han realizado a su hija ni le convence la parca explicación oficial que le han dado al respecto de lo ocurrido.

“La han matado”

“La niña apareció con una sábana liada al cuello y con una bolsa de plástico en la cabeza. Dicen que cuando se la retiraron estaba llena de cabellos y vómitos. ¿Usted cree que alguien se va a suicidar ahogándose a sí misma con una bolsa? Mi hija murió por dar la cara, porque sabía demasiado, por defender a Rosa Peral y por denunciar las injusticias que estaban habiendo con ella y por poner nombres a la mafia de la droga de la cárcel”.

Ana Zúñiga concluye con lágrimas en los ojos: “¡No hay derecho y pienso llegar hasta el fina!”

El Juzgado de Instrucción número 24 de Barcelona investiga las circunstancias que rodean esta muerte.