Ana Bella tenía 18 años cuando empezó la relación con su agresor. “Me hizo escoger entre la universidad y nuestro amor”, cuenta en una entrevista con Crónica Global. Ese fue sólo el principio.
Esta mujer andaluza de 53 años, que pudo escapar de la violencia machista ejercida por su entonces pareja, ha hecho de su experiencia su mejor arma. Ha creado una fundación que lleva su nombre y, con ella, este este 25 de noviembre ha sacado a delante una película en la que cuenta su historia.
Bella, la película
Michelle Jenner le pone voz, mientras Víctor Clavijo hace lo propio con el maltratador. Ni los dibujos hacen menos dura la historia. Pero ni ella, ni sus directores, Manuel H. Martín y Amparo Martínez Barco, lo quisieron.
La película ha nacido con una voluntad clara: advertir a las jóvenes de cuáles son las primeras señales de un maltratador. Porque, como cuenta Ana Bella, “nosotras no nos enamoramos de un monstruo, sino de un hombre galante”.
El poder de la animación
El proyecto empezó cuando le dieron el premio conjunto a la Claqueta y a la Fundación Ana Bella, y ahí conoció a uno de los socios de la primerra. Ella le pidió hacer una anuncio para la fundación y él le propuso algo más, una película de animación que llevera su nombre.
“Con la animación y, gracias al doblaje, podíamos llegar a más públicos y a más países”. Además, se puede “llegar a todo el público, ya que las escenas que muestran el maltrato más duro se hacen a través de ensoñaciones y efectos visuales”.
Cartel de 'Bella'
Con ello no pretenden endulzar lo sucedido ni ser líderes en taquilla, sino “que la puedan tener los centros escolares, a través de los ayuntamientos, para que la vea cuánta más gente joven mejor, porque en los medios siempre se nos cuenta la consecuencia última para la mujer del maltratador, que es el asesinato, nunca se nos cuenta cómo empieza una relación abusiva”.
“Nosotras no nos enamoramos de un monstruo, de un maltratador, nos enamoramos de un hombre galante, deductor, buena persona, aparentemente, y eso es lo que queremos mostrar, esas señales de alarma, los celos, el violar tu intimidad mirando las redes sociales, mirando tu móvil, el chantaje emocional”.
Primero, el chantaje
¿En qué consiste? “Me hizo elegir entre la universidad y nuestro amor”, confiesa Ana Bella revelando cómo empezó todo en su caso. “Yo saqué diez matrículas de honor, la mejor nota de toda España”, pero el novio empezó a decirle que no necesitaba entrar en la universidad, que juntos podrían salir adelante.
Al principio, Ana Bella resistió, pero él siguió chantajeándola emocionalmente. Y de manera mucho menos evidente de lo que uno puede pensar. Lo llaman “el castigo de silencio”.
Ana Bella
“Te ignora o se enfada contigo sin tú saber por qué. Te ignora y te deja de hablar varios días”. Así las víctimas sienten que han hecho algo malo.
Otra estrategia es el control. “Piden que les mandes tu ubicación a tiempo real para estar siempre controlada, pero ellos no te lo dicen así. A las jóvenes les dicen: ‘Lo estoy haciendo por ti, porque me preocupo por ti’. Y no es así, es por control”.
La importancia de hablar
Todo eso se ve en la película. Y, en los pases previos empieza a tener su efecto. “Una chica, al ver la película, identificó que estaba en una relación abusiva. ¡Tenía que poner el móvil en videollamada durante todas las horas de instituto! El móvil hasta se recalentaba y se apagaba. Era por los celos y el control de la pareja. Y gracias a la película se destapó este caso”.
Al confesarlo a los profesores, estos, se pusieron manos a la obra para hablar con los padres. De allí, “la importancia de explicar esta historia o la historia de tantas otras” sostiene Ana Bella.
Maltrato y jóvenes
Los datos hablan. “Las jóvenes son las que menos denuncian. Sólo hacen un 14% de las chicas que están siendo maltratadas, frente a un 21% del resto de edades”, revela. Y no siempre se esconden.
“El 80% se lo ha contado solo a una amiga. Por eso queremos que los y las jóvenes sean agentes de cambio”. Aunque no siempre es fácil. En muchos casos, el círculo cercando no sabe qué hacer cuando conoce un caso de violencia de género. Y, si se enfrenta directamente a la víctima, esta lo niega.
Entrevista con Ana Bella
Le pasó a Ana Bella en sus propias carnes. Ella no lo veía. Es más “yo veía casos de violencia machista en la tele y me preguntaba por qué la víctima no se había ido de su casa antes de que la matara. Sin darme cuenta de que yo era una de ellas, que ese día, a lo mejor, mi pareja me había pegado con la correa”, recuerda.
Su caso no es excepcional. “El 40% de las mujeres no nos damos cuenta, por eso lo negamos, y si nos damos cuenta lo negamos por los reproches que puede haber detrás, por el estigma, por la culpa”.
El papel de la amistad
Por eso las amigas tampoco saben qué hacer, muchas veces, “en vez de insistir, dejan a la víctima o le dan un ultimátum”, dice. “Eso es un error”, advierte, “nunca hay que darle un ultimátum a una mujer maltratada por su pareja del estilo ‘o el maltratador o yo’, porque la víctima siempre va a elegir al maltratador, se va a quedar aislada y ahí es donde las asesinan”
“No hay que aislar a la mujer, sino al revés, hay que seguir llamándola, apoyarla, dejarle su tiempo. Cada mujer necesita un tiempo”, señala Ana Bella.
Dejar al maltratador
“La media para dejar al maltratador es de cuatro intentos hasta tomar la decisión, porque hay mucha dependencia emocional. Por eso, la amistad debe seguir estando ahí, no frustrarse, acompañarla, escucharla, creerla, sin juzgarla y darle palabras de aliento hasta que ya esté dispuesta a romper el silencio y acompañarla a los recursos oficiales, porque es muy duro hacerlo sola”, informa.
“Nos sentimos culpables de mandar a la cárcel al padre de nuestros hijos", se lamenta. "Nos da miedo, nos amenazan, pensamos que nadie nos va a creer porque ellos de cara al exterior son maravillosos”
Ana Bella
Ellas mismas muchas veces no saben qué creer sobre sí mismas y su situación “Nos tienen confundidas, nos dan una de cal y otra de arena, nos hacen luz de gas, entonces pensamos que la culpa es nuestra, que nos merecemos lo que nos está pasando”.
Y ni la edad ni el dinero ni la formación es eximente de sufrir esta violencia. Se ha dicho mil veces, pero la Fundación Ana Bella habla con los datos sobre la mesa. “Cuando eres joven es más difícil denunciar, pero no solo eso. Mientras más alto es el nivel educativo, social, profesional, económico, más invisible es el maltrato”.
Los números de la violencia machista
Los números hablan. “Las mujeres sin estudios tardan ocho años en pedir ayuda, mientras que mujeres con doctorado tardan 12 años”. Y la sociedad no siempre ayuda: “En vez de determinar la conducta de los maltratadores, sigue cuestionando la profesionalidad de la víctima”, lamenta.
Luego están las situaciones de vulnerabilidad: personas migradas, mayores, que viven en zonas rurales… “Para las mujeres es muy difícil que denunciemos. Los maltratadores no se denuncian a ellos mismos. ¿Quién queda? Las personas allegadas”. En cambio, “solo el 2% de las denuncias son interpuestas por las personas allegadas a la víctima o a los maltratadores”.
Ana Bella
Por eso, desde la fundación, pide que sea la sociedad la que actúe, denuncie y rompa el silencio, “porque el silencio nos hace cómplices”, advierte. “Y que denuncie, aunque la víctima no testifique”.
Aparte de una denuncia de personas allegadas, empieza una cosa que se llama protocolo cero, y ya se inserta en Biogen. Sólo con esto basta para empezar el proceso de acompañamiento a la víctima, aunque ella no quiera.
Jóvenes y violencia machista
La información está ahí fuera. En fechas como el 25N se vuelven a mostrar pero la sociedad parece no cambiar. Los datos de la violencia doméstica se mantienen estables. En cambio, en 2021 una encuesta revelaba que el 20% de hombres de entre 15 y 24 años creian que la violencia de género es un invento ideológico, no un delito, y que el feminismo busca perjudicarlos.
Ana Bella, en cambio, quiere mantenerse optimista. “Mientras una mujer de 65 años ha tardado 26 años en dejar la relación de abuso, una mujer de mediana edad ha tardado unos 11 años de media, y una joven de menos de 24 años, tarda una media de dos años en salir de allí. Las jóvenes se dan cuenta antes”, apunta.
Tecnología y control
El problema es que “con las nuevas tecnologías, las relaciones machistas y con la nueva tecnología”, porque “el maltrato no viene de frente, si lo hiciera no nos dejaríamos maltratar”.
Y muchas veces no hace falta la violencia física, recuerda. “Te piden las claves del móvil, te ofrecen el suyo, te han de dar permiso para publicar fotos o vídeos…”. “Violar tu intimidad es una señal de alarma”, subraya.
Ana Bella
Violencia psicológica
Y luego, está el maltraro que no se ve. “No todas tienen cardenales en la piel. Muchas veces es más una relación de dominio y sumisión. Son los castigos de silencio, los insultos, las humillaciones, el control del tiempo, del dinero, de las amistades, de dónde, cómo y cuándo haces qué, tener seis meses sin tener sexo, despreciándote…”
Y todos estos actos violentos tienen un factor común: son los hombres quienes los cometen. Porque, como recuerda Ana Bella, “el 25 de noviembre, se habla del numero de mujeres que son víctimas, pero ¿por qué se pone el foco en que son 48 mujeres asesinadas, y no en que hay 48 hombres que han asesinado a sus parejas? Si los medios ponéis el foco en la víctima, estáis dejando a un lado al responsable", se queja.
Cómo hablar de víctimas y maltratadores
Asimismo, lamenta que los medios de comunicación se centre en hablar de las consecuencias para la víctima. Ella apuesta por “sacar a la luz las consecuencias que tiene para un hombre maltratar y matar a su mujer, hablar de cuántos hombres hay ahora mismo en la cárcel en España condenados por maltratar a su pareja, o cuántos años de condena tienen”, reprocha. Y se responde: “Son más de 1.000 los hombres que han asesinado a mujeres desde que se tienen estadísticas”.
Y allí se centra el trabajo de su fundación y el de la película Bella, en mirar de frente al maltrato antes de las consecuencias. Un “cambio de mirada” para hablar de cómo se ha llegado hasta aquí y de las mujeres supervivientes.
Ana Bella
Del efecto llamada al efecto repulsa
“Se trata de generar un efecto repulsa y no un efecto llamada”, señala. Y es que las estadísticas señalan que cuando hay noticia de una muerte por violencia machista, al cabo de poco tiempo hay réplicas. Si se habla de qué ha pasado con ese asesino, igual se genera un efecto repulsa”, insiste.
Porque aquí no se trata de odio al hombre, como creen muchos. Se trata de hablar de esas conductas violentas, de señalarlas y prevenirlas, para que no haya más casos. “En España hay millones de hombres buenos con los que podemos tener relaciones sanas y ser muy felices”, subraya. Ella misma se ha vuelto a casar y es “superfeliz”.
La importancia de la educación
Ahora, lo que no se puede negar es que, según los datos de la fundación Ana Bella, “todavía uno de cada tres hombres sigue maltratando a su pareja”. Y la única solución pasa por la educación, especialmente la psicológica, defiende. Para ellas y para ellos. “Todos llevamos una mochila, pero tenemos que aprender a amarnos. Si aprendemos a amar a nosotros mismos, tanto hombres como mujeres, seremos una sociedad más feliz”, asegura.
“Si desde pequeños se les enseñara a los hombres a gestionar sus emociones y hacerse cargo de su propia felicidad, no maltratarían. Igual que las mujeres no nos dejaríamos maltratar. Esa es la clave”.
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