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Hace un año, Alberto Breda logró extirpar parcialmente un riñón en China. No se desplazó al Hospital General Pla de Pekín. No cogió ningún avión, no preparó ninguna maleta, no se lavó las manos antes de entrar a la mesa de operación: lo hizo desde el Palacio de Congreso de Burdeos, en Francia, a 8.000 kilómetros de distancia

El responsable de la Unidad de Urología Oncológica y del equipo quirúrgico de Trasplante Renal de la Fundació Puigvert, así como presidente de la Sección de Robótica Urológica (ERUS) de la Asociación Europea de Urología (EAU, en sus siglas en inglés), fue el hacedor de la operación transoceánica durante la celebración del 21º Congreso de la ERUS Robotics Meeting.

Un hito que fue presenciado por más de 1.000 asistentes alrededor del mundo y tenía un tiempo de retraso de 132 milisegundos, signo del camino de la cirugía robótica: la teleoperación. El hombre de 37 años, con un tumor de riñón de 3,5 centímetros, fue dado de alta al día siguiente y, a la semana, no presentaba complicaciones. 

Alberto Breda, responsable de la Unidad de Urología Oncológica, manipulando un robot Da Vinci en la Fundación Puigvert SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

"En cualquier lugar del mundo"

Breda atiende a este medio en el tiempo de descuento. Tiene una operación en los próximos minutos y viene vestido con el uniforme de quirófano. Hay una pequeña sala donde los sanitarios le hacen hueco y, durante unos minutos, esperan a que se quede vacía para reponer el agua y tomar el almuerzo, porque la actividad hospitalaria continúa. El ritmo no para, pero el facultativo explica con detalle los avances del área a la que ha dedicado su vida.

"Lo que hicimos el año pasado fue una telecirugía y, de hecho, no se aleja de lo que hacemos hoy en quirófano: yo estoy sentado en una consola y, a través de unos cables, envío las órdenes a los brazos robóticos", detalla. Lo que distingue esta ocasión de la anterior es que se encuentra próximo al paciente, aunque podría estar sentado "en cualquier lugar del mundo".

La Fundació Puigvert realizó hace 20 años la primera cirugía robótica en España gracias al sistema Da Vinci. Esa primera intervención fue una prostatectomía radical —extirpación de la próstata a causa de un tumor— y, a lo largo de estas dos décadas, los avances se han ido acumulando: más de 2.500 cirugías robóticas urológicas cuentan en su historial y una inversión millonaria en busca de ser los primeros en todos los niveles.

65 años de historia

Entre las fechas a enmarcar, destacan desde la organización la primera cistectomía robótica —extirpación de la vejiga— por cáncer en 2007; a la que siguió la primera intervención pediátrica robótica en 2008, con lo que se logró tratar una nefrectomía parcial a un niño de cinco años; y el primer trasplante real completo de un donante vivo en Europa, en 2015.

El centro, fundado por el profesor Antoni Puigvert i Capell, celebra su 65 aniversario como un hospital que invierte en alta tecnología, siempre aplicada al ámbito de la urología, nefrología, andrología y medicina reproductiva. Prueba de ello son las adquisiciones en materia robótica, como el Da Vinci o Hugo, de las compañías americanas Intuitive Surgical y Medtronic. 

Un robot quirúrgico Da Vinci en la sala de operaciones de la Fundación Puigvert SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

La incorporación de la robótica y su producción en masa plantea nuevas preguntas, adelanta Breda. Así, el mercado se amplía y nuevos actores intervienen aplicando innovaciones al mercado, ya sea desde China o India, donde los modelos usan la conexión 5G y, también, suponen un abaratamiento frente a sus competidores. En esta carrera contrarreloj, Cataluña se sumó con la salida al mercado en 2023 de la marca Bitrack, posicionándose como el octavo robot quirúrgico de origen europeo. 

La ciberseguridad y los costes

"Ahora se tiene la posibilidad de conectar vía Wifi y, a través de un satélite, tienes conexión directa sin latencia, por lo que teóricamente podrías operar en todas las partes del mundo", afirma, "yo puedo quedarme en Barcelona y operar a pacientes de Nueva York, Nueva Delhi, Ámsterdam o Pekín". 

¿Cuáles son los obstáculos? La "grandiosidad de la tecnología" afronta una serie de impedimentos en los que la legislación tiene que dar respuesta: "Las barreras son, primero, la ciberseguridad y, por eso, necesitamos a día de hoy las líneas directas [mediante cables submarinos]; esto presenta un segundo problema, el coste de conectar la consola a donde esté el paciente, lo que es demasiado caro", expone. 

EAU logró realizar una conexión entre Londres y Singapur por un coste de 10 euros, "desde Londres al espacio pudimos mover el brazo robótico", indica. Starlink, Google, Alibaba, grandes empresas que copan el mercado espacial y generan conexiones mundiales en donde el marco legal aún es difuso. "¿Qué pasa si algo no funciona, quién es el responsable?", es una de las tantas preguntas a desentrañar. 

Marco normativo, en camino

No hay una normativa que estipule, por ejemplo, si un facultativo extranjero puede operar en España a distancia, o viceversa, en el caso de que un español participe en un operativo en India sin licencia. "Es el momento donde las grandes sociedades internacionales podemos dar un marco y una guía", como un principio que, a la larga, los gobiernos podrán adaptar a su propia legislación, opina. 

Los escenarios a aplicar esta tecnología son amplios, ya sea en materia de cooperación internacional como en la propia Cataluña. Breda habla de la situación de la dispersión geográfica y de la población que es difícilmente atendida en sus territorios: "Si hay falta de médicos, un hospital terciario como el de Lleida, en caso de una urgencia, podría operar con una intervención robótica". 

Alberto Breda, responsable de la Unidad de Urología Oncológica y del equipo quirúrgico de Transplante Renal, en la Fundació Puigvert. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Disponer de los brazos en el centro hospitalario lograría dar el salto cualitativo para la salud de los pacientes. "No necesitas al médico in situ o un traslado del paciente, y así das relevancia a los hospitales comarcales", subraya el especialista. Es una forma de generar beneficio, ya no solo económico, sino de salud pública.

El ahorro está en: menos complicaciones, menos tiempo de estancia, menos intervenciones. Aparte, está el impacto económico, donde el experto pone un ejemplo: "Una cirugía laparoscópica puede durar tres horas y con la robótica pasas a una hora. Cuesta, más o menos, 1.000 o 2.000 euros una hora en quirófano, con lo cual se ahorra tiempo y dinero". 

El futuro frente a la falta de personal

El futuro es imprevisible, pero hay indicadores que permiten intuir de qué forma se transitará hacia él. Breda confía en la capacidad de la Fundació Puigvert, "siempre ha apostado por la excelencia y hemos sido los primeros en muchas de las tecnologías que se utilizan hoy día en los hospitales, por lo que siempre hemos creído en esta inversión y en nuestros profesionales: la tecnología sin profesionales punteros no sirve de nada". 

Los números alertan del declive que atraviesa el marco europeo sobre la falta de profesionales sanitarios en el sector. Faltan médicos, enfermeras, la administración lo sabe y los gestores también, y Cataluña es una de las comunidades que más adolece en este campo. Por tanto, ¿podría haber un vacío en las consolas robóticas más pronto que tarde?

"A nivel europeo, no hay falta de profesionales en la robótica porque hay mucho interés por parte de los jóvenes, quienes están enamorados de la tecnología", indica, aunque reconoce que tanto España, como otros países como Francia o Italia, atraviesan esta disyuntiva. Reconoce que no es una cuestión de su competencia, pero da algunas claves, como los programas de residencia y especialización, dotados de distintos atractivos para atraer y, sobre todo, retener talento. 

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