En el escenario del STEM Women Congress, que este año vuelve a reunir en Barcelona a las voces más influyentes del sector tecnológico, Eva Navarro llega con una idea clara: medir lo que hasta ahora nadie estaba midiendo.
La recién nombrada Marketing Manager de Logitech presenta allí los avances del Índice de Paridad, la herramienta que busca transformar la igualdad en datos tangibles y comparables entre empresas.
Tras más de una década trabajando en el ámbito STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y un año de voluntariado en la STEM Women Association, Navarro sabe que la brecha no se soluciona solo con discursos, sino con métricas que obliguen a actuar.
Eva Navarro durante su ponencia en el STEM Women Congress
Desde temprana edad
Navarro pone sobre la mesa una realidad persistente. La economía digital y tecnológica se expande y concentra algunas de las mejores oportunidades laborales, sin embargo el talento femenino sigue quedando rezagado y no por falta de capacidad o aptitud.
El entramado de condicionantes culturales y sociales que actúa desde la primera infancia va estrechando el camino hacia las disciplinas STEM, así lo demuestran los últimos datos del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) publicados en 2022. En los grados universitarios STEM, la presencia femenina rara vez alcanza el 50%, y cae especialmente en Matemáticas (36%), Física (27%), Telecomunicaciones (23%) o Informática (13%).
Representación laboral
Un indicador elaborado por la institución educativa Esade muestra que las mujeres en ocupaciones STEM representan el 5,5% del total de mujeres ocupadas, frente al 13% en el caso de los hombres.
Las cifras han ido mejorando con el paso de los años y con una lucha constante por la igualdad en este área. Sin embargo, todavía queda camino por recorrer, tal y como lo ha explicado Navarro. Además, incluso cuando las mujeres acceden a puestos STEM, se encuentran con entornos aún profundamente masculinizados, donde persisten barreras y estructuras que evidencian que todavía queda mucho trabajo por hacer.
Índice de Paridad
En este contexto, surgen iniciativas que buscan acelerar la igualdad desde dentro de las propias organizaciones. Una de ellas es el Índice de Paridad, en el que participa Navarro.
Ella forma parte del equipo que está desarrollando esta herramienta, diseñada para que las empresas puedan evaluar cuantitativa y cualitativamente su grado de igualdad, siguiendo la lógica de los índices de sostenibilidad. No se trata, ha explicado en una entrevista a Crónica Global, de verificar si se cumple la ley -en referencia a la Ley Orgánica 2/2024 de representación paritaria-, sino de ir más allá. “Las empresas acostumbran a sentirse muy cómodas cumpliendo la legislatura y lo que pretende el índice es ir un paso más allá. Cumplir la ley no basta”.
Eva Navarro durante la entrevista a Crónica Global
El índice permitirá que las compañías se puntúen a sí mismas a partir de un conjunto de preguntas sobre diferentes dimensiones, aún en definición, pero orientadas a cuestiones que no suelen medirse. Eva cita un ejemplo revelador surgido en las sesiones con empresas: “Cuánto rato tienen los hombres y cuánto rato tienen las mujeres en una reunión importante. Los hombres suelen tener ese punto de protagonismo y nosotras nos vamos quedando atrás. Eso no se mide en ningún sitio”.
El proyecto se desarrolla con la colaboración de la Escola d’Enginyeria de la UAB, además de incorporar la visión de alumnas de carreras tecnológicas. Para Navarro, escuchar a las generaciones más jóvenes ha sido especialmente clarificador: “Para ellas, igualar salarios es obvio. Lo normalizan. En generaciones anteriores era un tema de debate. Todo esto es lo que intenta medir la herramienta”.
Asimismo, ha anunciado que la idea principal es lanzar una primera versión del índice durante el próximo 2026. La herramienta será de uso público y permitirá a las empresas del mismo sector compararse entre si, identificando las áreas de mejora.
Hacia un estándar de referencia
El objetivo es ambicioso: que este Índice de Paridad llegue a convertirse en un estándar reconocido, igual que los índices de sostenibilidad. “Nos encantaría. Es nuestro ejemplo a seguir”, ha afirmado Navarro, convencida de que la herramienta será especialmente útil para las empresas que ya están comprometidas con la igualdad. “Las que ya tienen políticas de género se medirán y seguirán mejorando. Las que no, es probable que no se interesen porque el resultado no les va a gustar”.
Mientras tanto, la brecha STEM sigue acumulándose desde edades tempranas y traduciéndose en desigualdades educativas, profesionales y salariales. La combinación de diagnóstico detallado, evidencia rigurosa y herramientas como esta aspira a cambiar esa trayectoria. Medir, compararse y corregir. Ese es el camino que Eva Navarro y su equipo quieren abrir.
