Paciente recibiendo tratamiento de quimioterapia

Paciente recibiendo tratamiento de quimioterapia Freepik

Vida

“Superar el cáncer es para ricos”: gastos de hasta 25.000 euros para paliar las secuelas

Los pacientes de la enfermedad reclaman más soporte por parte de la sanidad pública

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Una vez superada la enfermedad, muchos pacientes de cáncer se sienten desamparados al tener que costear tratamientos médicos que no están incluidos en la sanidad pública. Estos gastos pueden ir desde visitas a especialistas —como logopedas, fisioterapeutas o psicólogos— hasta la compra de artículos farmacéuticos, como cremas o medicamentos específicos para tratar las secuelas de la quimioterapia y la radioterapia.

En muchos casos, estos tratamientos son imprescindibles para garantizar la calidad de vida de los afectados, ya que están relacionados con funciones vitales como comer, respirar o hablar. “Más allá de lo estético, son cosas que necesitamos para vivir”, explica una paciente de cáncer de mama. La suma de todos estos gastos adicionales puede suponer para cada paciente hasta 25.000 euros.

Además, muchos pacientes sienten que, tras haber superado la enfermedad, no se les permite quejarse. “Te dicen: ‘da gracias que sigues viva’. Esa es la sensación que percibo de parte del entorno médico”, comenta otra paciente de cáncer de mama. El resto de pacientes entrevistados comparten impresiones similares.

Nuria Lara, con metástasis desde hace seis años, añade: “Entendemos que el objetivo primordial es erradicar el cáncer, pero, considerando que cada vez hay más personas que superan la enfermedad, empieza a ser necesario pensar en cómo mejorar nuestra calidad de vida. Somos pacientes de larga duración; la enfermedad no se acaba con el cáncer”.

Cifras

Según datos del Departamento de Salud, el número de casos diagnosticados de cáncer en Cataluña en los últimos cinco años y que seguían con vida hasta finales de 2024 era de 136.221 personas. Una cifra que continúa creciendo y que hace cada vez más evidente la necesidad de atender las problemáticas de quienes han superado la enfermedad.

Un estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) señala que esta enfermedad "se erige como uno de los problemas sociosanitarios más importantes del mundo”. En España, en 2023 se estima que cerca de 270.000 personas fueron diagnosticadas de cáncer, y se prevé que esta cifra aumente hasta los 300.000 nuevos casos en 2030.

Más allá de la salud

Tal como concluye la AECC en su estudio Vulnerabilidad económica y laboral en pacientes con cáncer en España, las necesidades de los pacientes no se limitan al ámbito sanitario. El cáncer impacta en todos los aspectos de la vida, tanto del paciente como de sus acompañantes y su entorno cercano.

En el 20% de los casos, el cáncer supone un “serio agravante de la situación socioeconómica previa”. El estudio también destaca que “el cáncer es una de las enfermedades con mayor prevalencia de pérdida de empleo y riesgo de desempleo”.

Orlando Salazar, responsable de Bienestar Social en la AECC, explica: “En muchas ocasiones, la enfermedad comporta una pérdida de ingresos para los pacientes debido a las bajas laborales. A veces también afecta a sus acompañantes principales, que deben reducir sus jornadas laborales para poder estar presentes durante el proceso”.

Salazar añade que esta situación puede mantenerse en los casos en los que, debido a las secuelas, el paciente no pueda reincorporarse al trabajo o deba hacerlo con jornadas reducidas. “Para una gran parte de los afectados, el cáncer supone al menos 10.000 euros en gastos de tratamientos para paliar las secuelas y adaptar el hogar”.

Según otro estudio de la fundación sobre la Toxicidad financiera del cáncer, un 11,7% de los encuestados afirma haber perdido más de 50.000 euros a causa de la enfermedad, y uno de cada tres asegura haber gastado más de 5.000 euros.

Cáncer de mama

Una gran parte de los cánceres que afectan a la sociedad catalana son de mama. Sus efectos secundarios incluyen sequedad intensa de la piel, fatiga, linfedema y dolores musculares y articulares. Los tratamientos para aliviar estos efectos, en su mayoría, no están cubiertos por la sanidad pública.

Desde PICAM, una asociación sin ánimo de lucro que apoya a las pacientes con cáncer de mama, explican que en el caso de las afectadas por linfedema “deben costearse el drenaje linfático u otros tratamientos que puedan mejorarlo. De vez en cuando las envían a rehabilitación, pero cuando las sesiones se acaban, deben volver a pagar al masajista, que suele atenderlas cada semana”.

Carolina Pérez, paciente de cáncer de mama, denuncia que en muchos casos no existen tratamientos de seguimiento que ayuden a recuperar la calidad de vida, por lo que dependen de estudios experimentales o fundaciones para afrontar las secuelas. Y añade que "económicamente, no todos los bolsillos pueden permitirse las terapias alternativas que necesitamos los pacientes de cáncer”.

Cáncer de cavum

En el caso de los cánceres menos comunes, la situación de los pacientes suele ser aún más precaria, ya que la baja incidencia de estas enfermedades se traduce en una falta de recursos para tratar sus secuelas. A ello se suma el desconocimiento generalizado sobre su impacto, tanto por parte de la comunidad médica como de las asociaciones que apoyan a los pacientes oncológicos.

Un experto analizando una mamografía

Un experto analizando una mamografía EUROPA PRESS

El cáncer de cavum, por ejemplo, afecta aproximadamente a una persona de cada 100.000. A partir de un grupo de apoyo donde los pacientes compartían sus experiencias, Nuria Lara decidió elaborar un informe en el que recopiló los testimonios y problemáticas más comunes entre los afectados por este tipo de cáncer.

Entre los síntomas más habituales se encuentran la disfagia (dificultad para tragar), la xerostomía (sequedad bucal severa), problemas dentales y maxilofaciales (como la caída de dientes), hipoacusia y alteraciones auditivas, problemas nasales y respiratorios, afectaciones oculares y visuales, así como complicaciones neuromusculares.

Lara relata su experiencia al intentar acceder a un logopeda a través de la sanidad pública: “Tenía una disfagia terrible que prácticamente no me permitía tragar. Después de insistir mucho, finalmente accedieron a darme cita, pero me la daban para dentro de medio año. Al final acudí a la AECC que, aunque no contaba con un logopeda en Cataluña, pudo ponerme en contacto con uno”.

El informe que elaboró concluye que “los testimonios recogidos muestran una alta carga de síntomas crónicos y discapacitantes, que conllevan una pérdida significativa de calidad de vida y autonomía”. Además, subraya que “esta realidad requiere un mayor reconocimiento institucional y sanitario, así como una atención específica, integrada y multidisciplinar que contemple no solo los tratamientos médicos, sino también el apoyo social, psicológico y económico. La etapa de recuperación no está protocolizada y, en muchos casos, resulta difícil acceder a la atención necesaria”.