Andorra la Vella

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Vida

Una catalana trabaja en Andorra y habla sobre la realidad del paraíso fiscal: "El sueldo mínimo es de 1.300 euros, es imposible vivir aquí"

El problema es tan grave que incluso profesionales bien pagados consideran que su sueldo no es suficiente para afrontar los precios de los pisos

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Andorra, el pequeño Principado encajado entre España y Francia, ha sido durante años un sinónimo de paraíso fiscal, atrayendo a influencers, deportistas de élite y empresarios gracias a su ventajoso régimen impositivo, donde solo se paga entre un 4 y un 10% de impuestos.

El país se ha vendido como un lugar de lujo y oportunidades. Sin embargo, no todo es como parece que cuentan. Según relata una catalana en Talent Match, la realidad de la vida cotidiana en este pequeño país se ha vuelto un lujo imposible para los trabajadores.

La primera cuestión a los que mucho se enfrentan, es el desplazarse hasta Andorra, un trayecto que solo pueden realizar únicamente por carretera, con ruta desde Barcelona, lo que lleva cruzar por el Túnel del Cadí o, por el contrario, tomar otra carretera sin peajes y que te lleva más tiempo. Aunque disponen de aeropuerto, los vuelos son muy limitados y tan solo queda la opción de bus que tarda 3 horas en llegar desde la ciudad condal. 

Allí, en este país, se encuentra una administrativa nacida en La Seu d'Urgell, que lleva trabajando en la nación vecina más de 30 años. Actualmente, según ha relatado, ella debe cruzar la frontera a diario para ejercer su profesión en el Principado. Para ella, el cruce diario ya no representa un problema, dado que lleva tantos años haciéndolo.

No obstante, recordó cómo en el pasado el cruce podía ser un verdadero calvario, llegando a tardar "de tres a 4 horas" en pasar. Hoy, esa optimización en el tiempo (ahora solo media hora) se debe, según su criterio, a que "el turismo ya no sube tanto" y la diferencia de precios con España ya no es tan marcada.

Sueldos como España, pero coste de vida carísima

El testimonio de la administrativa de La Seu revela la grieta entre el salario y el coste de vida, un dilema que define la actual realidad de Andorra. Ella estima que el sueldo mínimo ronda los “1.100-1.300 euros”, una cifra que no varía con respecto a nuestro país: "Los sueldos están muy parecidos a España".

Sin embargo, aquí es donde reside la principal dificultad. A diferencia de los bajos impuestos que disfrutan los grandes patrimonios, la clase media y trabajadora se enfrenta a un coste de vida "carísimo". La disparidad se hace evidente en el sector de la vivienda, el problema más agudo de Andorra.

La administrativa afirmó rotundamente que para ella es "imposible vivir sola aquí". El motivo es que los precios son exorbitantes, generando una brecha insalvable entre los ingresos y los gastos de alojamiento: "es imposible lo que vale el alquiler a lo que es el sueldo".

Ella critica que los propietarios buscan aplicar un "precio de turismo" a los alquileres de larga duración, lo que les permitiría ganar "una burrada" en tan solo una semana.

Un lujo imposible

Esta experiencia no es aislada. En el reportaje de Talent Match, hay otras voces que corroboran que la escasez y el alto precio de la vivienda fuerzan a los trabajadores, especialmente a los temporales, a vivir en condiciones de hacinamiento.

Muchos trabajadores están obligaos a compartir piso y alquilar habitaciones con ocho personas, pagando 850 euros por una habitación. En un país donde el precio del metro cuadrado ronda los 4.500 o 5.500 € y el sueldo medio apenas roza los 1.600 €, compartir piso o regresar a casa se convierte en la única opción para muchos jóvenes.

El problema es tan grave que incluso profesionales bien pagados, como un ingeniero de ciberseguridad que gana entre 40.000 y 45.000 € al año, consideran que su sueldo no es suficiente para afrontar los precios de los pisos.

En definitiva, es una dura realidad: si bien Andorra sigue siendo un "refugio fiscal" para las grandes fortunas que tributan al 10%, se ha transformado en un "lujo imposible" para el trabajador que depende de un sueldo común y que debe cruzar la frontera o compartir piso para poder llegar a fin de mes.