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La rivalidad de Cataluña con el resto de España es algo que viene de lejos. Pero, a nivel interno, los catalanes tienen otras relaciones de fricción. En el fútbol es el Barça y el Espanyol, y en la periferia de Barcelona, el beef ente Terrassa y Sabadell.

El refranero popular así lo evidencia. Los unos apestan por el “Terrassa, mala raça; Sabadell, bona pell” (Terrassa, mala raza, Sabadell, buena piel) y otros, creen que es a la inversa: “Terrassa bona raça; Sabadell, mala pell”.

Esta rivalidad es histórica, pero, en cambio, ambas ciudades están unidas. Las dos comparten la capitalidad de uno de los polos industriales más importantes de Cataluña.

Con Terrassa y Sabadell, el Vallès Occidental es la única comarca catalana que tiene dos capitales. Una excepcionalidad ya centenaria que se debe a esta rivalidad que hunde sus raíces en la historia económica de este país.

Un equilibrio difícil 

La dualidad administrativa del Vallès Occidental es fruto de una decisión política establecida por primera vez en 1936. Ese año, antes del golpe de Estado, la Generalitat republicana de Lluís Companys aprobó la primera división comarcal de Cataluña, impulsada por el geógrafo Pau Vila.

Entonces, tanto Sabadell como Terrassa eran dos potencias textiles y centros neurálgicos de la industria catalana. Su población, su economía y su peso cultural eran tan similares que resultaba imposible justificar una capital única.

Palacete modernista de Sabadell

El criterio de Pau Vila fue claro: donde hubiera dos polos de desarrollo equiparables, debía buscarse un equilibrio. Así, en el decreto de creación de las comarcas, el Vallès Occidental quedó con co-capitalidad entre Sabadell y Terrassa, una fórmula inédita que reconocía su igualdad económica y social.

Han pasado casi 100 años desde ese momento y nadie ha cambiado nada. Si bien tras la Guerra Civil, el sistema comarcal quedó suprimido, con el retorno de la democracia se recuperó.

Raíz histórica

Eran ya los años 80, pero la Generalitat decidió mantener esa doble capitalidad, tanto por respeto a la historia como para evitar tensiones entre las dos grandes urbes vallesanas.

El poderío industrial que ambas desarrollaron desde el siglo XIX fue clave. Terrassa fue una de las pioneras del textil lanero en España. 

Polos industriales

Sus fábricas, impulsadas por la burguesía local, crearon una clase media dinámica y un paisaje urbano de chimeneas, almacenes y colonias fabriles. La ciudad llegó a ser conocida como la “Manchester catalana”, con un tejido industrial que marcó la identidad obrera del territorio.

Sabadell, por su parte, centró su auge en el sector lanero y financiero. A finales del XIX ya contaba con instituciones como la Cambra de Comerç, y más tarde sería cuna de entidades bancarias como el Banc Sabadell, nacido en 1881. 

Su dinamismo económico la convirtió en una ciudad de empresarios, cooperativas y sindicatos, un equilibrio peculiar entre capital y trabajo.

El crecimiento paralelo de ambas urbes generó una estructura comarcal bicéfala, con dos centros urbanos de similar tamaño conectados por una red de polígonos, ferrocarriles y parques tecnológicos que forman uno de los ejes económicos más potentes del área metropolitana de Barcelona.

Competencia sana

La coexistencia, por eso, no siempre ha sido pacífica. Entre Sabadell y Terrassa existe una rivalidad soterrada que todavía se expresa en lo deportivo, lo cultural y, sobre todo, en el orgullo identitario.

Ambas han competido por atraer inversiones, universidades o equipamientos públicos, y cada una defiende con pasión su carácter propio.

Qué tienen cada ciudad

Terrassa presume de su Patrimonio de la Humanidad, con las iglesias de Sant Pere, de origen visigodo, y de su espíritu cultural. Es ciudad de cinematografía y jazz, con un festival reconocido internacionalmente y una Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) con campus de referencia en ingeniería y arquitectura.

Sabadell, en cambio, saca pecho de su vocación empresarial y tecnológica, con el Parc de l’Alba, la presencia de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) a pocos kilómetros. Asimismo tiene una oferta cultural donde destacan el Teatre Principal, el Museu d’Art y el legado de la Nova Cançó, que tuvo aquí a algunos de sus nombres históricos.

UPC Terrassa UPC

Incluso el deporte ha sido campo de disputa: el Centre d’Esports Sabadell y el Terrassa FC se han enfrentado durante décadas en derbis cargados de pasión, reflejo de un duelo que trasciende el fútbol.

Luego está su población, también reñida. Hoy Terrassa supera los 225.000 habitantes y Sabadell ronda los 220.000. Nada hace pensar que la co-capitalidad puede perderse.

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