Meritxell Falgueras, comunicadora y  sommelier

Meritxell Falgueras, comunicadora y sommelier Nonna Arruga

Vida

"Ni tacones ni hombres, el verdadero lujo en la vida es tener amigas que te entiendan"

'Nariz de Oro Joven Promesa de Cataluña' o 'Mejor libro de bebidas en los Gourmand World Cook', son algunos galardones que acreditan la trayectoria de Meritxell Falgueras, sumiller, comunicadora y cara visible, junto a Anne Canaan, de 'Mujeres del Vino'

Más información: Cristina Sampere (Fundación Setba): "Teniendo cultura, tienes fuerza"

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Ha llovido mucho desde que Meritxell Falgueras (Barcelona, 1981) escuchaba en el histórico Celler de Gelida del barrio de Sants de Barcelona -del que ella es la quinta generación- cosas del estilo “para la mujer un blanco dulce”. Afortunadamente, la feminización del mundo del vino ha traído aire fresco a un sector tradicionalmente masculino. Bodegueras herederas del negocio familiar, enólogas y sumilleres de curriculum riguroso y reconocimiento internacional o comunicadoras, que defienden otras formas de amar el vino con un lenguaje exento de altanería, están transformando la forma de elaborar y de disfrutar del vino.

Ella es una de estas mujeres. Licenciada en Humanidades, DEA en comunicación, sumiller acreditada, autora del blog Wines and the City y una apasionada de la moda, el arte y la cultura. “Soy un coupage de letras y vino”, confiesa a Mujeres en Crónica días antes de la presentación de su último libro, Mujeres del Vino ¿Y la señora también tomará vino? (Planeta Gastro), un barómetro que analiza la presencia femenina en el sector vitivinícola.

El título es de por sí toda una declaración de intenciones. ¿Sigue habiendo mucho cuñadismo, añadamos también señoros, en el mundo del vino?
Sí. Por suerte, y por ley de vida, se van jubilando o ya les da vergüenza hacer según qué comentarios. Además que haya cada vez más mujeres y gente joven también ayuda. Recuerdo una vez un taxista que me dijo: “Yo tengo un truco infalible para escoger buenos vinos. Me voy al súper y todos los que son marqueses, conde, príncipe, todos, están buenos”. O cuando estás en una feria de vinos y preguntan por tu jefe y contestas: soy yo. El tiempo nos está dando la razón. Ahora son ellos los que quedan en ridículo, cae todo por su propio peso.
Han cambiado muchas cosas, sin embargo sigue habiendo comportamientos inaceptables. Dice usted que ante esta situación hay
que seguir haciendo pedagogía, opinión que comparto, pero también parece que la responsabilidad de cambiar las cosas sigue recayendo en nosotras.
Sí, es cierto, parece que siempre tenemos que hacer el papel de educadora, de madre, buenas y comprensivas, cuidadoras y amables. Realmente es muy cansino este constante mankeeping. A veces piensas, encima que soy víctima, tengo que hacer de educadora. Pero también es cierto que si no utilizas la rabia como impulso para el cambio te acaba destruyendo.
Y luego hay una pregunta que yo me hago muchas veces con mis amigas: ¿por qué tengo que ir yo al psicólogo cuando tendrían que ir los otros? Pero al final, como esos comportamientos te afectan, eres tú la que te tienes que mover. El mundo al revés.
En el libro plantea si habrá un MeToo en el vino español y explica que al igual que hay muchos hombres que se han esforzado por la igualdad de género, hay mujeres peores que ellos. ¿Cómo actuar antes las mujeres que participan de esta ideología machista?
Esto también es muy cansado. A mí me da vergüenza tener que llamarme Mujeres del Vino y me digo a mi misma que este año será el último. Pero expertas en feminismo me dicen que de momento no hemos llegado a ese punto de igualdad. Ya llegará. Pero es verdad que me he encontrado con mujeres machistas y eso duele aún más. Cuando ves a una mujer esperando que falles en algo para atacarte, duele. Son pocas pero te desmontan. Intento quedarme con todas las que suman y me apoyan.
Pero detrás de todo esto hay muchas horas de terapia. Tendrías que ver las vueltas que le he dado a este libro con el fenómeno del MeToo. Todos sabemos quiénes son, pero ¿cómo demuestras tú un intento de violación? No puedes. Te ayudas con terapia porque quieres cuidar a esa Meritxell de 18 años a la que nadie creyó y que se culpaba por ser presumida. No doy nombres porque la ley no me va a proteger. Tampoco quiero venganza, pero sí quiero que reconozcan que eso no estuvo bien. Y también hay que decir que somos un poco tontas y quiero estar en el equipo de los buenos. No quiero que la mierda de los demás me tiña.
Tenemos omnipresente este rasgo conciliador.
Sí, así es. También es cierto que me ha inspirado mucho estar con mujeres poderosas o que han cambiado el mundo de la cultura desde Cataluña. Me han dado mucha fuerza. He trabajado tres años y medio en este libro y a veces me paso de frenada, parece mi tesis doctoral porque aún tengo complejo de rubia tonta. ¡Y tengo ya 44 años! Mi editor me decía: “rebaja que no estás en el mundo universitario”, pero yo quería demostrar tanto porque aún sigo teniendo complejos.
Meritxell Falgueras, comunicadora y sommellier

Meritxell Falgueras, comunicadora y sommellier Nonna Arruga

Esa necesidad de justificarse siempre también viene de serie.
Sí. Encima te critican otras mujeres porque me cuido. Para mí ya no hablan mi idioma. Me he acostumbrado a no hablar chino con quien habla japonés.
Luego, emocionalmente, si lloras eres una histérica, cuando precisamente nuestra conexión emocional nos hace bestiales y de las debilidades hacemos fortalezas. Aún así nos cuestionamos constantemente. Yo siempre bromeo con que soy la Carrie Bradshaw del vino, con los Manolo Blahnik… Pero ni tacones, ni hombres, para mí, el verdadero lujo en la vida es tener amigas que te entiendan.
En el apartado Algunos hombres buenos cita a David Seijas, a Juli Soler de El Bulli, a Ferran Centelles y Pitu Roca por quien siente auténtica devoción.
Por Pitu Roca mato. Su mujer sabe que es mi amor platónico. Me ayudó mucho cuando yo llevaba la comunicación de la asociación de sumilleres y todo el mundo me tachaba de superficial, de flower power. Pitu siempre me decía: “Leerte es como abrir una ventana de aire fresco”. Eso, que te lo diga Pitu Roca, da mucha confianza.
Precisamente este capítulo es un poco trick or treat porque tanto mi padre como mi hermano y mi ex marido son hombres en el mundo del vino, y mi hijo, si déu vol, también lo será y no quisiera hablar mal. Pero hablando de estas figuras públicas, como todo el mundo, tienen cosas buenas y cosas no tan buenas. Conmigo se han portado súper. Pero para mí lo importante es cómo acabo el capítulo. ¿Qué pasaría si alguna compañera del vino los denunciara? La serie Pubertat va precisamente de
eso. Todos somos muy buenos y muy feministas, pero, ¿qué pasaría si tengo que enfrentarme con esa duda con mis amigos o con mis seres queridos? Yo escucharía a la víctima.
El libro aporta datos demoledores sobre el machismo en el mundo del vino. Por ejemplo, que el 90% de las mujeres ha presenciado o sufrido comentarios ofensivos o comportamientos machistas; que un 74% ha asistido a eventos del sector sin apenas presencia femenina; o que al 62% las han tratado de manera diferente por su género. Y todo esto teniendo en cuenta que el 80% de las entrevistadas son universitarias con trayectoria y formación más que acreditada. ¿Qué más se puede hacer para revertir esta realidad?
Intentar poner luz sobre las cosas buenas y también sobre las otras para que la gente juzgue. Ahora tenemos mucha información y la gente no es tonta. Más que sulfurarse o criticar al otro, porque al final te acabas perjudicando tú, hay que dar ejemplo. Eso es lo que yo intento con mis hijos, no decirles las cosas sino hacerlas para que lo vean.
Menos teoría y buenas intenciones y más hechos. A día de hoy en muchos congresos, también de gastronomía, encuentras que las
ponencias son impartidas principalmente por hombres.
Pues imagínate, si esto ocurre con gente que se dedica a la comunicación y que saben que en la foto tiene que haber mujeres, la gente de la metalurgia…
Meritxell Falgueras, comunicadora y sommellier

Meritxell Falgueras, comunicadora y sommellier Nonna Arruga

No es ya un asunto de cuotas o de quedar bien de cara a la galería, es una cuestión de reconocimiento y de justicia.
Sí, si tienes razón. Precisamente el otro día hice un reel al respecto y mucha gente me decía que es porque no encuentran expertas en el tema. Aquí cito algunas: Mireia Torres, experta en I+D; en bioquímica Marta Casas avalada por un
extraordinario trabajo en Londres, ¿qué tema necesitas?
Luego pasa otra cosa, y es que faltan tertulianas porque muchas no pueden ir. Pero, ¿por qué no pueden?, porque tienen hijos a quien cuidar o porque a ellas mismas les falta seguridad
De nuevo, el síndrome de la impostora.
Sí, efectivamente. Y no olvidemos valorar la exposición. Yo no soy una croqueta, no caigo bien a todo el mundo. La he cagado mucho en mi vida y puede no gustar mi forma de comunicar. Pero creo que también he pillado mucho por ser mujer. Son muchos los factores que generan este techo de cristal, como no poder asistir a una feria porque tienes que cuidar de tu madre o tus hijos. ¿Qué pasa?, que acaban yendo ellos que pueden coger un avión y estar tres días fuera de casa. Los hay que no son así. Yo he tenido una pareja responsable y una irresponsable y no tiene nada que ver. Salir conciliado de casa está chupado, lo que pasa es que muchas no podemos ni salir de casa.
Dice que las mujeres aportan una sensibilidad única a la creación de los perfumes por su capacidad de comprensión intuitiva de las emociones. ¿Esta premisa es aplicable a la enología? ¿Aportan las enólogas matices diferentes?
Sí. La mujeres olemos hasta el peligro. Sé que mis hijos están enfermos por el olor. Y el 60% de las notas de cata, el alma del vino, es el B. Esta parte del estudio la he trabajado con Isabelle Moren y Chartier que habla mucho de moléculas olfativas para hacerlo menos sensorial y más aterrizado. Al final todo va ligado a la intuición, la magdalena de Proust. A mi esto me pasaba en la cocina. Cuando tenía veintipocos, tuve la suerte de ir a muchos restaurantes de alta gastronomía, Ramón
Freixa, Josep Armenteros… y con ellos aprendía mucha técnica. Y recuerdo que cuando iba al restaurante de Carme Ruscalleda pensaba, hay algo diferente. A Carme eso no le gusta nada y también lo expongo. Ella no quiso ser la mejor chef
del mundo ‘mujer’, quería ser mejor chef porque lo era. Pero para mí había algo peculiar en su cocina, los detalles, las flores, una gran sensibilidad
Dice que lleva años hablando de vino, casi, sin hablar de vino, ¿cómo se hace eso?
No quiero que suene mal pero llevo tantos años hablando de vino que me aburría. Tengo mucha formación en vinos pero también en letras y arte. Soy un coupage de letras y vinos. Y me pasa que cuando solo hablo de vino mis artículos no tienen chispa, me vuelvo técnica, me aburro yo misma al leerme. Al ver una exposición o una obra de teatro veo un link que creo puede aportar al mundo del vino, y de paso lograr que la gente a la que no le guste el vino se enamore.
Elaborar un buen vino es también un arte.
Es una interpretación de la tierra, una poesía líquida, in vino veritas como decía Kierkegaard. Te ayuda a abrir nuevos horizontes y a hablar de sentimientos de otra manera. A veces tienes que comunicarte y no sabes cómo hacerlo, pues bueno, una botella de vino ayuda.
Imagínese que tiene que organizar una cata solo para hombres o para mujeres, ¿escogería los mismos vinos?
Lo haría más por la época del año porque cada vez más intentamos hacer armonización estacional en las catas. Por ejemplo, en verano necesitas refrescarte y prefieres vinos blancos, espumosos que puedas servir frescos. Pero en mis catas, ni edadismo, ni orientación sexual, ni género, ni nada.
Ahora las mujeres son más visibles. No siempre ha sido así. ¿A quienes destacarías como pioneras?
Isabel Mijares, por supuesto, Paz Levinson y para mí Anne Cannan. Ella es la fundadora de Mujeres del Vino y la que tuvo la visión hace 14 años. La Cannan fue quien me dijo, “comunica esto como puedas y cuando puedas”. Esa libertad, ese sentirme valorada en un momento en el que yo estaba ejerciendo de chacha, me fue súper bien.