Vicente Pizcueta es el portavoz de la alianza #LaCiudadQueNosMueve, una plataforma que agrupa a colectivos sociales, ciudadanos y organizaciones del ámbito empresarial y cultural con un objetivo común: mejorar la movilidad en España. La alianza incluye tanto el transporte público como vehículos privados —patinetes, bicicletas o coches— y servicios bajo demanda como taxis y VTC.
Entre sus miembros figuran entidades como Cámara Cívica, Equipo Europa, España de Noche, Marcas de Restauración o la compañía Bolt, lo que refleja su carácter transversal.
Recientemente, la plataforma ha presentado una encuesta a más de 1.200 personas que revela una “clara brecha entre las necesidades de la población y la cobertura actual del transporte público”. Entre las principales carencias destacan la movilidad nocturna, la inseguridad que perciben las mujeres usuarias y las limitaciones que afrontan las VTC.
En esta entrevista con Crónica Global, Vicente Pizcueta analiza las conclusiones del estudio y plantea qué cambios deberían impulsar las administraciones para responder a estas demandas ciudadanas.
- ¿Cuáles considera que son actualmente los puntos fuertes del transporte público en Cataluña? ¿Y cuáles diría que son sus principales debilidades?
- El transporte público en Cataluña tiene como fortaleza una red extensa y muy utilizada: solo en 2024 se registraron 684 millones de viajes, una cifra récord. La mayoría de la ciudadanía lo identifica como la alternativa más viable al coche privado. Sin embargo, la saturación en horas punta o durante macroeventos, la falta de cobertura nocturna y la accesibilidad insuficiente para mayores o personas con movilidad reducida, muestran que aún queda mucho camino por recorrer.
- ¿Qué partes considera que requieren una mayor reestructuración o replanteamiento?
- Es urgente mejorar la cobertura nocturna, ampliar la accesibilidad universal y permitir que taxi, VTC y micromovilidad se integren como servicios complementarios al transporte público. La encuesta muestra que el 89% de los ciudadanos apoya normativas que fomenten alternativas como taxi, VTC o sharing, lo que evidencia una demanda social clara.
- La alianza #LaCiudadQueNosMueve propone un Pacto por la Movilidad en Cataluña ¿Qué cree que aportará este acuerdo?
- El Pacto aporta un marco de colaboración público-privada con medidas concretas para garantizar que la movilidad sea un derecho accesible para todos. No solo eso, sino que propone un cambio de paradigma en el que se integre taxi, VTC, micromovilidad y transporte público bajo un mismo sistema, con soluciones como el billete único, los bonos de movilidad segura para mujeres o la ampliación de la cobertura nocturna.
- ¿Considera que esta iniciativa cuenta con el apoyo de la ciudadanía?
- Totalmente, la sociedad catalana reclama más flexibilidad: el 89% de los barceloneses apoya normativas que fomenten alternativas bajo demanda, y el 84% considera la movilidad más importante que nunca. Consideramos que el pacto permitiría pasar de un modelo centrado en el coche a uno inclusivo, sostenible y adaptado a las nuevas formas de vida urbana.
- Una de las medidas propuestas es fomentar que se reduzca el uso del vehículo privado para desplazarse al trabajo. Sin embargo, un estudio reciente señala que el 88% de los usuarios habituales de tren asegura que la crisis ferroviaria afecta a su calidad de vida. En este contexto, ¿qué cambios considera usted necesarios?
- La confianza solo se recuperará con fiabilidad. Es necesario modernizar infraestructuras, garantizar la puntualidad y reforzar la seguridad. No podemos pedir a la ciudadanía que deje el coche si percibe que el tren no es una alternativa fiable.
- ¿Cómo cree que se podría recuperar la confianza de los ciudadanos que han dejado de utilizar Rodalies en sus desplazamientos?
- Con inversiones sostenidas, un plan de mejora visible y una comunicación clara. La ciudadanía necesita resultados medibles, no solo promesas.
- Más allá de la poca fiabilidad de Rodalies, otra de las principales quejas sobre el transporte público es la saturación en ciertas líneas de tren, metro o autobús. Considerando que Barcelona recibe un gran flujo de visitantes durante todo el año, ¿qué cambios cree usted que serían necesarios?
- En 2024 la ciudad recibió una media de 42.466 visitantes diarios adicionales, lo que equivale al 14% de los desplazamientos urbanos. La saturación en determinadas líneas no está siendo gestionada con la anticipación suficiente. Sin medidas estructurales, esta presión turística se traduce en colapso para la ciudadanía. Es imprescindible planificar con antelación, reforzar las líneas más críticas y redistribuir mejor los flujos de pasajeros para equilibrar la movilidad turística con la cotidiana.
- A esta carencia se suma una preocupación adicional: la regulación actual de taxi y VTC va en dirección contraria a lo que se necesita. En lugar de ampliar la oferta de movilidad bajo demanda para complementar al transporte público en momentos de saturación, se están impulsando marcos normativos excesivamente restrictivos que reducen las opciones para la ciudadanía y ponen en riesgo la competitividad de sectores como el turismo, la restauración o el ocio. Nuestra encuesta muestra que el 89% de los barceloneses respalda normativas que fomenten plataformas de taxi y VTC, y sin embargo la regulación no está respondiendo a esta demanda social evidente.
- Si no se corrige esta tendencia, corremos el riesgo de agravar los desequilibrios, aumentar la dependencia del coche privado y empeorar la experiencia tanto de residentes como de visitantes. Es fundamental que la normativa se alinee con las necesidades reales de la ciudad: más flexibilidad, más integración y más alternativas para garantizar una movilidad segura, inclusiva y sostenible.
- Has mencionado antes la integración de las VTC. Un tema bastante candente en Barcelona, donde las empresas que ofertan estos servicios no paran de encontrar obstáculos. Actualmente existe una proporción de 2.327 VTC frente a 11.530 taxis. ¿Cómo considera usted que deberían regularse los VTC?
- Debe haber un marco transparente y flexible, ajustado a la demanda real. Nuestra encuesta muestra que el 85% de la población de Barcelona cree que la normativa debería fomentar alternativas como taxi, VTC o movilidad compartida. La ciudadanía quiere más opciones, no menos.
- Los taxis ya cuentan con la plataforma FreeTaxi para ofertar sus servicios y competir con los VTC. ¿Cree usted que esta medida es suficiente? ¿Qué otras iniciativas proponen desde su plataforma?
- Es un buen comienzo, pero necesitamos avanzar hacia el billete único integrado, que combine transporte público, taxi, VTC y micromovilidad. El 41% de los ciudadanos afirma que usaría preferentemente taxi o VTC si el tiempo de espera fuera inferior a 10 minutos, lo que demuestra que la clave está en la rapidez y la integración.
- Uno de los principales retractores de las VTC en Barcelona es el sindicato de taxista. A raíz de sus movilizaciones se ha limitado significativamente la area de actuación de estas. ¿Que puede hacer la Generalitat, cuando hay una oposición tan fuerte desde dentro del propio sector?
- Es una pregunta compleja. Yo respeto plenamente la defensa de los intereses de las pymes y de los trabajadores, y el sector del taxi tiene todo mi reconocimiento. Soy usuario habitual y valoro el servicio. Ahora bien, los responsables políticos tienen que tomar decisiones que no siempre son populares, porque la movilidad está directamente relacionada con la emergencia climática y con el funcionamiento de las ciudades.
Es cierto que en Barcelona el sindicato del taxi ha ejercido una presión muy fuerte, con movilizaciones incluso duras, y eso ha condicionado la política sobre las VTC. Pero al mismo tiempo hay que reconocer que la irrupción de estas plataformas supuso un salto de calidad: impulsaron mejoras que hoy ya ofrecen también los taxis, cosas que hace diez años eran impensables.
Por eso pensamos que el caso de Barcelona no debería convertirse en el modelo a seguir. Allí la presión del sector ha llevado a decisiones que consideramos desproporcionadas, como limitar hasta el extremo una actividad económica que se desarrolla con normalidad en la mayoría de países desarrollados. La Generalitat debería buscar soluciones de equilibrio, no de prohibición, porque la sociedad ya está demandando estas nuevas alternativas de movilidad.
- ¿Cuál es su opinión sobre el hecho de que todavía no se permitan los viajes compartidos en estas plataformas?
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Deberían permitirse. El viaje compartido es una herramienta eficiente, sostenible y muy demandada que ayuda a reducir costes para el usuario, descongestionar el tráfico y disminuir las emisiones.
Eso sí, su implantación debe hacerse bajo una regulación con garantías, que asegure la seguridad de los usuarios y garantice la complementariedad con el transporte público. Bien gestionado, el viaje compartido puede ser una palanca clave para avanzar hacia un modelo de movilidad más inclusivo, accesible y sostenible, en línea con lo que demandan tanto la ciudadanía como los retos ambientales de nuestras ciudades.
- Una de las críticas de esta modalidad es como se puede garantizar la seguridad de las usuarias mujeres ¿Cómo garantizar que estas alternativas sean seguras para ellas?
- La seguridad absoluta no existe, pero la trazabilidad de los recorridos, la identificación de conductores y vehículos sí generan más confianza. En ciudades donde ya funcionan estas alternativas, la satisfacción en este aspecto es alta. Además, la movilidad bajo demanda aporta un valor añadido: permite el punto a punto, es decir, que te dejen en la puerta de tu casa, algo clave para las mujeres. También son importantes medidas como que los autobuses puedan hacer paradas intermedias para facilitar la seguridad. En definitiva, cualquier avance que mejore la seguridad de las mujeres en el transporte es un progreso social que hay que apoyar.
- Uno de los ejes de la encuesta es la sensación de seguridad de las usuarias. ¿Qué valoración hacen de iniciativas como permitir que los pasajeros puedan bajarse entre paradas en líneas nocturnas como la N14, N15 y N16 para sentirse más seguros?
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Es una medida muy positiva porque responde a una necesidad real y urgente. Nuestra encuesta revela que solo el 27 % de los barceloneses considera que su movilidad nocturna está bien cubierta sin coche, y apenas un 32 % se siente seguro viajando de noche, frente al 67 % durante el día. Permitir que los pasajeros puedan bajarse entre paradas cuando se sienten inseguros refuerza su confianza, reduce barreras emocionales y convierte el transporte público en una opción más accesible.
Ahora bien, estas iniciativas deben ir acompañadas de una oferta más amplia de soluciones flexibles —como taxis, VTC o lanzaderas nocturnas—, especialmente en zonas periféricas y para colectivos vulnerables como mujeres, jóvenes o personas con movilidad reducida. Solo así podremos avanzar hacia una movilidad realmente segura, inclusiva y en igualdad de condiciones.
- Para terminar, ¿cuáles diría que son las prioridades más urgentes en materia de movilidad en esta región?
- Reforzar el transporte nocturno, garantizar la accesibilidad, recuperar espacio público del coche privado y actualizar la regulación de taxis y VTC son algunos de los desafíos más urgentes. Muchas personas siguen sintiéndose inseguras al moverse de noche y no disponen de alternativas adecuadas sin recurrir al coche. A esto se suma la exclusión que viven colectivos como las personas con movilidad reducida, así como el desequilibrio en el uso del espacio urbano, donde el coche ocupa mucho más de lo que representa en términos de desplazamientos. Todo ello refuerza la idea de que la movilidad es hoy un tema central, y que avanzar hacia un modelo más inclusivo, seguro y sostenible ya no es solo una opción, sino una necesidad.
