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Lo que debería ser una imagen de unidad, fuerza y llamamiento a la paz por Palestina se ha convertido en Barcelona en una nueva oportunidad para destrozar la ciudad y atacar a los Mossos d’Esquadra. Una excusa para reventar comercios y agredir de forma gratuita a la policía.

Por supuesto, el grueso de los manifestantes no se siente identificado con esta actitud hostil y agitadora. Pero esta minoría violenta —que, según fuentes policiales, representa el 10% de los participantes— deja una mancha negra en el relato de las protestas por el pueblo palestino.

De nuevo, personas ajenas a la lucha por el fin de la guerra en Gaza han tomado este lema para agitar, provocar y romper la convivencia.

Jóvenes ajenos a la causa

Según fuentes policiales consultadas por Crónica Global, entre los implicados en los disturbios hay perfiles muy jóvenes, incluso menores de edad, que actúan movidos por la crispación y la adrenalina.

“Es una generación con muy baja tolerancia a la frustración”, reconocen desde los grupos antidisturbios, preocupados por la escalada de violencia que están recibiendo los agentes en las últimas tres jornadas.

Grupo de jóvenes destrozando un Carrefour en Las Ramblas de Barcelona durante la manifestación propalestina de este sábado 4 de octubre Simón Sánchez

Fuentes policiales apuntan que muchos de estos jóvenes son ajenos a la causa propalestina y que simplemente aprovechan cualquier ocasión para salir a la calle y comportarse de forma violenta. En los últimos días, entre los identificados figuran menores de origen magrebí. 

41 agentes heridos

Desde el jueves por la tarde, Barcelona ha vivido tres noches consecutivas de disturbios en el marco de estas protestas. Los enfrentamientos han derivado en ataques directos a los cuerpos policiales, con lanzamiento masivo de objetos y vandalismo extremo contra mobiliario urbano y comercios.

En total, 41 agentes de los Mossos d’Esquadra han resultado heridos durante las tres jornadas: 14 el jueves, seis el viernes —cinco en Barcelona y uno en Manresa— y 20 este sábado, todos ellos por lesiones leves derivadas de las cargas y los enfrentamientos en el centro de la ciudad.

El dispositivo de este sábado se ha saldado, además, con ocho detenidos por delitos de desórdenes públicos, daños y atentado contra los agentes de la autoridad, tras una tarde de máxima tensión en el entorno de plaza Cataluña y las Ramblas.

Agentes de la Brigada Móvil reduciendo a uno de los detenidos este sábado en Barcelona durante la manifestación propalestina Simón Sánchez Barcelona

El punto de inflexión llegó el jueves por la tarde, cuando miles de personas cortaron la Ronda Litoral.

Aunque la concentración se desarrolló inicialmente sin incidentes, los momentos de tensión aumentaron cuando grupos de encapuchados comenzaron a lanzar objetos contra los agentes que bloqueaban el acceso a los túneles.

Ese episodio marcó el inicio de las jornadas violentas que han sacudido la ciudad. “Una cosa es cortar la ronda y otra, muy distinta, atacar a la policía”, resumen fuentes de la policía catalana. 

Manifestantes de la marcha por Palestina, cortando el acceso a la Ronda Litoral de Barcelona Simón Sánchez

Petardos 'MacGyver'

Lo más preocupante, explican las mismas voces, es el salto cualitativo en la violencia. “Ya no hablamos de huevos o botellas”, advierten. “Hablamos de piedras de gran tamaño, cascotes de obras y artefactos incendiarios improvisados”.

Entre estos últimos se encuentran los llamados “cócteles o petardo MacGyver”, una peligrosa mezcla de sustancias inflamables y componentes pirotécnicos que explota liberando gases tóxicos como ácido clorhídrico. “Provocan una combustión química que irrita los ojos, las vías respiratorias y puede causar lesiones por proximidad”, explican desde la Brigada Móvil.

Estos artefactos, lanzados en varias de las concentraciones, ponen en riesgo tanto a los agentes como a los propios manifestantes.

Agentes de la Brigada Móvil durante una de las manifestaciones propalestinas de esta semana en Barcelona Luis Miguel Añón

Vandalismo extremo

En paralelo, se han vandalizado cadenas de restauración y comercios del centro de Barcelona, especialmente aquellas señaladas como colaboradoras del régimen israelí: Carrefour, KFC, Burger King o Starbucks, cuyos escaparates fueron destrozados y cubiertos de pintadas con mensajes como “Boicot a Israel” o “Libertad para Palestina”.

El episodio más grave se ha registrado frente al Zara de plaza Cataluña, donde varios encapuchados atacaron este sábado el establecimiento, ajeno a la protesta, mientras permanecía abierto al público.

“Fue un objetivo gratuito, no estaba previsto que se actuara contra él”, lamentan fuentes policiales. En cambio, el Carrefour de las Ramblas, uno de los comercios señalados por los convocantes, cerró sus puertas preventivamente para evitar destrozos mayores.

Cargas policiales y gas irritante

Ante la escalada de tensión, los Mossos d’Esquadra se vieron obligados a cargar contra los manifestantes, como ya habían hecho el jueves y el viernes, para contener a los grupos más violentos.

Durante las jornadas anteriores, los agentes llegaron incluso a utilizar gas irritante con el objetivo de dispersar a los participantes más agresivos, que se negaban a retroceder y continuaban lanzando objetos contra el cordón policial.

Ataque al Carrefour Market de Las Ramblas de Barcelona durante la manifestación propalestina de este sábado Simón Sánchez Barcelona

Otros perfiles antisistema

Fuentes de los Mossos confirman también que entre los grupos violentos se han identificado caras conocidas del movimiento okupa y antisistema, algunos de ellos vinculados al reciente desalojo de Ca l’Espina, en el barrio de Gràcia.

Parte de ese colectivo habría aprovechado las marchas propalestinas para manifestarse y canalizar su protesta contra la policía catalana, explican las mismas fuentes. 

En paralelo, los sindicatos policiales han expresado su “máxima preocupación” por la escalada de agresividad y por el uso de artefactos explosivos contra los agentes desplegados. “El riesgo ya no es solo físico, sino también químico. Estamos viendo un salto de nivel en la violencia callejera”, alertan.

La otra cara de la moneda

En paralelo, este sábado por la mañana Barcelona vivió otra manifestación de carácter totalmente pacífico, que reunió a unas 70.000 personas según el ayuntamiento —300.000 según los organizadores— entre los Jardinets de Gràcia y plaza Cataluña.

Una marcha multitudinaria que, en este caso, sí estuvo marcada por el espíritu reivindicativo y pacífico, en apoyo al pueblo palestino y para reclamar el fin de las relaciones comerciales con Israel.

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